El estudio del metagenoma permite distinguir los animales más eficientes en producción láctea
Conocer y modular la composición ideal de la microbiota del rumen permitirá producir alimentos para las personas no sólo con una mejor eficiencia productiva y a un menor coste, si no con beneficios medioambientales evidentes debido a un menor uso de recursos naturales. Tradicionalmente, la mejora en la eficiencia productiva del ganado se ha abordado desde la perspectiva de la dieta del ganado o de la mejora genética para producir más leche y, aunque no se haya seleccionado directamente para la eficiencia alimentaria, ésta se ha doblado en los últimos 30 años.
El microbioma es una entidad que ocupa diferentes nichos en los mamíferos e interactúa con ellos de forma simbiótica en los procesos digestivos e inmunológicos. De hecho, el motivo por el cual los rumiantes son capaces de digerir forrajes es consecuencia directa de su microbiota gastrointestinal.
La variabilidad en la eficiencia alimentaria en los rumiantes se encuentra parcialmente controlada por la microbiota gastrointestinal, y más concretamente la que se encuentra en el rumen (el compartimento de mayor tamaño del estómago de los rumiantes). Se ha postulado que las poblaciones microbianas intestinales, además del ambiente y la dieta, también dependen de la genética del huésped (persona o animal). La composición de la microbiota ruminal influirá en la eficiencia de la transformación de la celulosa para la producción de leche o carne en el ganado vacuno, según un estudio del IRTA, que también puede encontrar aplicaciones para los pequeños rumiantes.
Queda así claro, que el estudio de la metagenómica abre nuevos campos para poder utilizar la composición microbiana y mejorar todo el proceso de la digestión, absorción y utilización de las nutrientes.