Corredor Mediterráneo: prioridades ante la crisis
13 de octubre de 2011
La capacidad de definir las prioridades y llevarlas a cabo es una cualidad valorada en un gobierno y una exigencia legítima en tiempos de crisis y de contención.
La gestión pública en tiempos de abundancia puede desdibujar las prioridades, pues hay recursos suficientes para abordar múltiples políticas sectoriales. La definición de prioridades en tiempos de crisis es imprescindible para un buen uso de los pocos recursos, para que éstos sean realmente eficaces.
El posicionamiento del Gobierno central en relación con el Corredor Mediterráneo de mercancías, para que éste sea declarado prioritario ante Europa, será una nueva prueba de fuego para el actual Gobierno español.
La Comisión Europea definirá las próximas semanas los ejes prioritarios para el transporte de mercancías por Europa, dentro de la red ferroviaria (Trans European Network), para invertir recursos en estos ejes prioritarios, tanto desde la comisión como desde el BEI, para mejorar el potencial logístico europeo y la competitividad de la industria y la economía del continente.
¿Qué prioridades defenderá el Gobierno español dentro de su territorio?:
- Primero, hay que dejar claro que priorizar significa marcar orden y preferencia de unos objetivos frente a otros. Si ‘priorizo’ 3 cosas entre 5, no ‘priorizo’ nada.
- Segundo, ¿por qué cuesta tanto decidir una cuestión tan directamente ligada a la economía, a la actividad y a parámetros concretos y conocidos?
Hagamos una sencilla reflexión: el ferrocarril es un medio de transporte especializado en mover grandes volúmenes y grandes pesos a grandes distancias. En un mundo con una economía globalizada, ¿por dónde llegan y por dónde salen los grandes volúmenes de mercancías?: Por los puertos. ¿Tan difícil es entender que el Eje Mediterráneo es imprescindible para unir los puertos y también la mayor parte de la industria y de las exportaciones?
Las cifras hablan por sí solas: en el Eje Mediterráneo se concentra el 40% de la población del Estado, el 40% del PIB y el 60% de las exportaciones, de hecho es un corredor histórico de personas y de actividad que se puede ver potenciado con inversiones en la infraestructura, mejorando las conexiones a los puertos y la futura conexión con el continente africano.
Uno de los sectores de actividad que está ayudando a soportar la difícil situación económica, además del turismo y de algún otro sector, es la actividad logística y las exportaciones donde Cataluña vuelve a ser un potente motor de actividad. Y hay que ser conscientes de la importancia estratégica de la logística para hacer más competitiva la industria y el conjunto de la economía abaratando costes de producción y mejorando la eficiencia y la productividad.
Ante este hecho, ¿tanto cuesta ver claro que la prioridad en un momento de crisis pasa por apoyar a los sectores económicos estratégicos y la actividad empresarial generadora de riqueza y de puestos de trabajo que tanto necesitamos?
Si el Gobierno del Estado no marca una prioridad clara o la prioridad pasa simplemente por un modelo de territorio centralizado, donde todo pasa por Madrid y no se tiene en cuenta el impacto de la inversión sobre la economía, la decepción de las empresas que luchan con mucha dificultad para sacar adelante su actividad puede ser grande y el beneficio social pequeño.
Tampoco es de recibo este baile de incertidumbres: ahora el Corredor Central, ahora el Mediterráneo, con las cosas de comer no se juega.
Se impone cada vez más una concepción avanzada de la gestión pública en el ámbito de las infraestructuras que, por cierto, el Molt Honorable Presidente Mas hizo suya en la investidura: ante una inversión en infraestructuras y en escenarios de limitaciones presupuestarias, hay que analizar el coste / beneficio de cada inversión en los aspectos económicos, social y ambiental, priorizar y optar por las inversiones más productivas para evitar que se inviertan grandes cantidades de dinero en inversiones que luego han acabado siendo poco útiles, como ha ocurrido.
Deseo y espero que quede en evidencia la capacidad de priorizar del Gobierno español, haya el gobierno que haya, y que la comisión europea juegue un papel real de contribuir a priorizar el interés general para el bien de nuestra economía y de nuestro país: el área mediterránea y Cataluña nos jugamos mucho.
