El impacto de la igualdad de género en el crecimiento económico
Al abordar la igualdad de género, uno de los errores que solemos cometer es enfocar el problema como si fuese una cuestión exclusivamente social, cuando también tiene importantes implicaciones económicas. De hecho, nos jugamos mucho como sociedad y como país.
Sin salir de España encontramos buenos ejemplos del papel de las mujeres en el crecimiento económico. De no haberse producido una entrada de mujeres en el mundo laboral como la que se produjo en la década de 1990, el PIB español del año 2015 habría sido un 18% menor. La igualdad puede además impulsarnos hacia un futuro más próspero: si España alcanzara los niveles de los países más avanzados de Europa occidental, obtendría 110 mil millones de euros adicionales (8 puntos porcentuales) en el PIB de 2025 [1].
La mayoría de compañías se ha adentrado estos últimos años en una importante transformación para adaptarse a la era digital. Dentro de este proceso, la igualdad de género sería el último eslabón pendiente para la evolución social y económica. El lugar de la mujer en la sociedad, de hecho, es un indicador del nivel de desarrollo y modernidad de un país. Entre 1990 y 2015, el ritmo de crecimiento del número de mujeres en el mundo laboral en España fue el más rápido de toda Europa Occidental: del 42 al 69%. El avance de los últimos años ha sido muy rápido, pero desde un punto de partida muy bajo. Así, las mujeres representan el 19% de los consejos de administración y solo el 11 % de los comités ejecutivos. Con este ritmo, se tardaría de 10 a 20 años en alcanzar los niveles actuales de los países europeos más avanzados.
La explicación a esta representación desigual en los comités de dirección tiene mucho que ver con el hecho de que las mujeres suelen ascender a puestos de responsabilidad en áreas de apoyo y no tanto a las de gestión de cuenta de resultados. Sin embargo, en el camino a la alta dirección, el 94% de los consejeros delegados de las empresas del Ibex 35 provienen de ese segundo tipo de puestos. Por todo ello, las mujeres que forman parte del equipo directivo en España tienen 4 veces menos posibilidades de convertirse en consejero delegado que los hombres. Las barreras para el ascenso de la mujer tienen que ver también con la falta de compromiso visible y continuado por parte de la dirección y con la propia idiosincrasia cultural y estilo de vida en España. El 75% de los ejecutivos admite, por ejemplo, que las empresas españolas esperan una disponibilidad casi absoluta de sus trabajadores, lo que frena también el avance de las mujeres.
La invisibilidad de las mujeres
Vivimos en un mundo de experiencias donde el usuario está en el centro. Las consumidoras participan en el 96% de las compras de bienes duraderos y toman 3 veces más decisiones que los hombres sobre qué comprar. Sin embargo, las empresas siguen diseñando productos, experiencias y procesos pensados para hombres.
Existe además un problema de comunicación que se proyecta desde la sociedad, las familias, los centros educativos, el Gobierno y las propias empresas. Aunque las mujeres españolas representan el 58% del total de los licenciados, solo un 37 % se incorpora al mercado laboral. Desde niñas, a las mujeres se nos inculcan errores de concepto que a la larga tienen fatales consecuencias. Por ejemplo, que por nuestro género somos más capaces para desarrollar habilidades vinculadas a la lectura y los idiomas; o que somos inferiores a los chicos en asignaturas como las matemáticas, la física, la tecnología o el mundo científico en general. Esta falsa creencia provoca que muchas chicas eviten matricularse en este tipo de carreras. La mujer debe recuperar la capacidad de tomar sus propias decisiones —y elegir los estudios que le apasionen— sin interferencias ni limitaciones.
A esto se suma la falta de referentes y modelos femeninos a seguir. Las mujeres escogen los estudios a edades muy tempranas, y esa falta de modelos de referencia no ayuda a tomar la decisión de inclinarse por carreras técnicas y científicas. Así, no es de extrañar que, según la estimación de los colegios profesionales, por cada 2 ingenieras, haya 8 ingenieros en España.
En líneas generales, las empresas españolas han comenzado a tomar medidas, pero hay un amplio margen de mejora. Para acelerar el cambio, debemos asegurar el compromiso directivo al máximo nivel y a largo plazo. Es necesario actuar ante las fugas de mujeres a medida que avanzan en su carrera, y también promocionar a las que ocupan mandos intermedios para que puedan llegar a la alta dirección. Todo ello debe además acompañarse de una mejora en el estilo de vida —fomentando la flexibilidad y el equilibrio— tanto de hombres como de mujeres que contribuya a la sostenibilidad de las carreras profesionales directivas.
Este es el camino emprendido por HP desde hace años. Las mujeres representan el 37% de nuestra plantilla en todo el mundo, y somos una de las principales compañías tecnológicas con más mujeres y miembros de minorías en puestos directivos. Actualmente, el 27% de los ejecutivos de HP —con cargo de director o superior— son mujeres. La diversidad está integrada en todo lo que hacemos y es una de nuestras mayores ventajas competitivas. Porque como compañía centrada en la innovación, hace tiempo que nos dimos cuenta de que cuantos más puntos de vista, conocimientos y experiencias podamos reunir, mejores serán los productos y soluciones que ofrezcamos a la sociedad.
[1] Estudio de McKinsey, ‘The Power of Parity’.