El Colegio Arcángel Rafael desarrolla las competencias digitales de cada alumno gracias a las nuevas tecnologías
El colegio Arcángel Rafael de Madrid tiene como uno de sus principales objetivos la integración las TIC como un elemento más del día a día en el centro, sirviendo de apoyo a los profesores y como instrumento fundamental para que los alumnos realicen experiencias de aprendizaje.
Luis Lago, profesor del centro Arcángel Rafael durante la clase de robótica educativa.
Aplicando la tecnología a la educación en el Colegio Arcangel Rafael consiguen descubrir, desarrollar y establecer espacios que potencien la competencia digital de cada alumno. Herramientas punteras como la programación o la robótica consiguen que el alumno investigue y aprenda por sí mismo y como resultado de su propia experiencia.
Los estudiantes aprenden a manejarse en diferentes entornos digitales a través de la guía de los maestros y sobre todo de la investigación y el descubrimiento propio, desde Infantil hasta Bachillerato.
La robótica y la programación son dos de las materias que se imparte en el centro, que dispone de una impresionante sala dedicada a ello.
Esta disciplina comienza en Infantil y se mantiene hasta 2º de Bachillerato, un vertical en el que cada curso comprende unas habilidades.
Luis Lago, profesor de Robótica Educativa en el centro nos comenta que “empezamos a impartir esta materia en 3º de primaria, con un programa que le enseña coger los conceptos básicos, un lenguaje de programación por colores, muy sencillo, para que simplemente, jugando, aprendan el nombre de los bloques de programación.
En 4º curso los chicos empiezan a trabajar con Lego Wedo, que también se puede programar de forma sencilla con Scratch, software educativo libre desarrollado por el MIT para narraciones digitales ampliadas. “Los niños en este curso aprenden a unir ambos programas, sabiendo como manejar perfectamente un robot construido con las piezas de Lego y ya en 5º de primaria nos metemos con Lego Mindstorms, un nivel más complejo de programación que se da durante todo el año y donde ya se utilizan sensores", explica Luis Lago.
En sexto de primaria a lo anterior se añade la impresión en 3D, desarrollo de aplicaciones móviles y algún concepto más como placas raspberry y a partir de marzo, eligen un proyecto que quieran hacer. Pero, ¿cómo reciben estas clases los niños?
Ellos las absorben sin ningún tipo de problema, todo lo contrario, explica Luis Lago. “La norma de esta clase es la curiosidad e introducir un poco de riesgo, características que les va a servir de mayores. Cuando ellos se lancen al mercado van a trabajar con herramientas multiplataforma, y muchos de ellos se dedicarán a temas de tecnología y esa dosis de curiosidad les va a ser muy necesaria. No soy el profe que me conozco al cien por cien todas las herramientas, también aprendo con ellos; compartimos conocimiento y experiencias entre los diferentes grupos e intentamos crear una comunidad de aprendizaje donde no hay profesor que maneje toda la información; investigamos entre todos".
Los alumnos son capaces de construir y manejar perfectamente un robot con Lego Wedo y Scracth.
Una de las tecnologías que emplean en el aula de robótica es el diseño y la impresión 3D.
Esta es precisamente la motivación que llevó al centro educativo a ofrecer clases de tecnología totalmente prácticas: prepararles para el día de mañana. “Muchos de estos niños se tendrán que dedicar a carreras técnicas, o simplemente en su trabajo van a tener que emplear la tecnología; a lo mejor no van a ser todos desarrolladores de aplicaciones móviles o diseñadores de software, pero la sociedad las va a exigir unos conocimientos elevados de tecnología, y conociéndola desde pequeños no les supondrá ningún problema”, explica el docente.
“Creemos que es interesante que conozcan por dentro la tecnología que consumen en casa; el que puedan ver un videojuego por dentro y que sean capaces de hacerlo con 7 u 8 años es apasionante para ellos. Esto les hace tener más criterio, ser más críticos a la hora de tomar decisiones, no ser meros consumidores”, añade. Y es que, para este profesor, esto es lo que va a necesitar la sociedad. “El valor de los países hoy en día va a estar en función de que las personas que accedan al mercado laboral estén preparadas en temas de robótica, programación, desarrollo de aplicaciones móviles… porque las empresas y los negocios cada vez se están digitalizando más y se necesitan personas que sean capaces de defenderse ahí, que tengan curiosidad, motivación y cierto riesgo”.
Rosario Angulo, otra de las docentes del área de las nuevas tecnologías del centro, incide en el carácter eminentemente práctico de estas clases. “Aunque hay una pequeña base teórica, el aprendizaje se basa en las prácticas y retos que les proponemos. Por ejemplo, en el área de electricidad, son capaces de trasladar los conocimientos adquiridos a la realidad programando circuitos eléctricos y utilizar sensores. También son capaces de diseñar objetos para la impresión 3D y de desarrollar juegos y aplicaciones para el móvil”.
Una práctica en la que participan diferentes cursos de alumnos es una maqueta del colegio que se terminará a final de curso. Ya se está haciendo la base, en cartón pluma, y la idea es domotizarlo con puertas giratorias, alarmas giratorias, etc… que luego se implantarán en la maqueta con la idea de mejorar el centro gracias a la robotización y resto de tecnologías empleadas.
Además, como las clases se realizan en inglés, los niños tienen un doble beneficio en este proceso de aprendizaje, pues realizan una inmersión en este idioma a través del juego tecnológico, por lo que amplían su vocabulario, de forma natural, con términos más técnicos.
Base de la maqueta del colegio, sobre la que se irán poniendo los desarrollos domóticos de los alumnos como práctica de final de curso.
Una alumna explica el funcionamiento de un juego desarrollado por su grupo de prácticas de trabajo.
Fomentando el talento
Además de la sala de robótica e impresión 3D, el colegio Arcángel cuenta con la Big Room, una sala dedicada a otras tecnologías como la grabación y edición de vídeo. Como explica Carolina Francos, profesora, aquí se aprenden una serie de programas, pero lo fundamental son las prácticas que realizan los chavales y los proyectos que realizan por grupos. “Ellos tienen nuestro soporte para lo que necesiten, pero lo bueno aquí es que a ellos les gusta hacerlo por sí mismos, investigando en Internet, probando otros programas diferentes a los que les proponemos…. Los proyectos que realizan, aparte de cumplir el objetivo fundamental de que sean autónomos, es que les va a dar mucha experiencia para cuando lleguen a la universidad, donde van a tener que buscarse la vida”.
Un ejemplo del talento que desarrollan los alumnos gracias a estas prácticas es un corto cinematográfico de diez minutos, que han ideado, grabado y editado un grupo de chavales, y que ha sido el proyecto ganador del colegio en su curso, utilizando las herramientas del colegio y también propias.
Como explican los propios chavales, lo que más les costó fue la idea pero una vez definida, tuvieron claro que tecnología emplear. Grabado en entornos reales, sin utilizar el croma de la clase, emplearon el programa de edición Magic Video Deluxe; una cámara réflex, Nikon 5300 para la grabación y para iluminación se valieron de una lámpara de casa y filtros de luz. El resultado, un espectacular corto de acción basado en un interesante guión de un secuestro a un empresario con un final que confunde al espectador.
Este grupo de chicos valoran muy positivo el disponer de las herramientas de este aula y las prácticas que se realizan. "Partimos con una base muy importante para saber resolver retos y estar preparados para cuando lleguemos a la universidad y al mercado laboral" comentan.
Grupo de alumnos, en la Big Room o sala de tecnologia, cuyo corto de vídeo ha resultado la práctica ganadora del colegio.