De CEO a CEO ¿Nos facilita las cosas la informática empresarial?
En una situación de disrupción tecnológica, en la que la informática de uso particular ya es más fácil de usar que la empresarial tu ERP no debería ser un pasivo, sino un activo que ayude a tu compañía a ser más competitiva y, sobretodo, un eje transformador en la estrategia digital de la empresa. Pensarás ¿El ERP, un activo? ¡Si casi no sobrevivimos a la última actualización! Y recordarás aquella puesta al día obligatoria, bien por la entrada de una nueva legislación; por un cambio de tecnología, o bien porque no cubría suficientemente las nuevas necesidades de tu negocio.
Bien, eso es porque tú estás supeditado a tu ERP y no al revés. Nunca debes dejar pasar una oportunidad de negocio porque tu ERP no entienda o soporte las nuevas necesidades que genera un nuevo contrato. La tecnología debe estar adaptada al negocio y no al revés. Otra pregunta, ¿Estás seguro de que eres el verdadero dueño del ERP de tu empresa? Si cuando necesitas una modificación, tu gente de IT responde: “tiene que venir el consultor” o “trabajamos con el estándar y no podemos incluirlo”. Entonces es que trabajas con un ERP encorsetado, que depende de una tecnología y conocimiento en exclusiva ante cualquier personalización.
Otro valor añadido de las empresas es poder responder en tiempo real a problemas que se generan al instante, ya sean de operativa interna o externos, vinculados al servicio al cliente. Y no hay mejor fuente de información que un ERP que permita la excelencia operativa a través de indicadores de gestión que permitan la toma de decisiones correcta de forma inmediata. Y contar con esta información nada tiene que ver con el tamaño de la empresa.
La internacionalización y un ERP eficiente no siempre han ido de la mano. A veces las soluciones locales no sirven, son difíciles de integrar y más caras, ya que debes multiplicarlas por el número de países y mercados foráneos que atienda. La solución es buscar un ERP multi-idioma, que aúne las mejores prácticas para cada país, con todas sus ventajas sostenibles y que incluya todas aquellas normativas que sean de aplicación en cada uno de los países donde se opera.
Si ya estás convencido que quieres tener a tu ERP en la nube, debes saber que no todo el espacio en la nube es igual. Si es una nube demasiado estándar, operarás igual que el resto de empresas allí alojadas, sin diferenciarte. En cambio, una nube demasiado personalizada estarás más en una isla que en una nube y no podrás disfrutar de las sinergias y beneficios que supone compartir herramientas y tecnologías entre múltiples usuarios.
En definitiva, compañero CEO, la informática empresarial sí debe estar al servicio de las empresas y no al revés. Debe ser el copiloto perfecto que nos acompañe en nuestro día a día y nos ponga las cosas fáciles. Un activo más de nuestra estrategia, y no la causa del sudor frío que puede darse en algunos comités de dirección cuando tomaba la palabra el responsable de informática.