Una buena gestión sanitaria ahorra costes al Estado
Los tiempos están cambiando para la industria farmacéutica: dependiente de una Administración Pública que arrastra un déficit galopante y en constante evolución, necesita encontrar una respuesta a la difícil situación actual tratando de salir de un escenario de confort en el sector público para acercarse al mercado.
“Somos diferentes, vivimos de un único cliente, para bien o para mal” apunta la Dra. Elisa Borrego, exdirectora General de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, “a pesar de la presión mediática y discriminación que existe en nuestra contra, aportamos valores tecnológicos, sociales y económicos a la Sanidad Pública. Debemos convencer a la Administración de que estamos en el mismo barco y a la vez abrirnos a un cambio en la industria, con menos restricciones para el acceso al mercado”.
Y es que cada decisión que se toma en sanidad es crucial. Las personas son la razón de ser de la industria farmacéutica, que apunta que la Administración debe ser responsable y ejercer un control activo sobre la gestión, ya que una mala decisión no sólo supone una pérdida de dinero, sino que tiene una incidencia directa en la salud de individuos e incluso en su vida.
La crisis ha acelerado la transformación de la industria farmacéutica. El envejecimiento progresivo de la población o los costes de seguridad social que deberán soportar los jóvenes en un futuro cercano fuerzan una reorientación del sistema. “Es necesario integrar modelos más eficientes, racionalizar y no “racionar” el uso de recursos y apostar por la colaboración público/privada” apunta Enrique Antón, de Medtronic. El sistema español funciona y tiene una gran calidad, pero muestra su punto débil en la gestión de los recursos.
HAYS, empresa de selección de personal cualificado, pone el foco por la especialización y la competencia “Integrar la competencia en el sector público es una exigencia del sistema. Una correcta interpretación de aquélla evita la necrosis” aclara Sergio Hinchado, manager de farma para HAYS. Hay antecedentes de éxito: empresas como HAYS son las encargadas de seleccionar el personal de los hospitales en Inglaterra, que goza de un modelo bastante similar al español. Una interacción sana entre el sector público y el privado puede generar riqueza para un país. Una prueba de ello la tenemos en la investigación. Una gran parte de la investigación la financia la industria farmacéutica, ya no por interés sino por demanda. El problema es que el modelo castiga la innovación en lugar de premiarla. Es preciso discriminar entre empresas y productos, premiar el riesgo que supone invertir en I+D para descubrir y mejorar tratamientos médicos.
Las claves ahora pivotan entre la especialización en las farmacéuticas y la profesionalización de la figura del gestor sanitario, que actualmente responde a un perfil estrictamente político, junto al diálogo con los especialistas médicos. Las empresas farmacéuticas no dejan de ser empresas privadas con unos objetivos lícitos de consecución de beneficios. Por tanto, es necesaria la figura de un profesional experto en Market Access, con perfiles locales o internacionales, que sepan utilizar las herramientas disponibles para optimizar las ventas y generar una diferenciación de marca. Uno de los instrumentos básicos es el diálogo antes mencionado con los especialistas médicos, que propicia una venta más científica frente a productos con características muy similares. El otro punto clave vuelve al tema de la gestión sanitaria.
La figura del gestor sanitario debe responder a una correcta interpretación de la institucionalización, poniendo el acento en la responsabilidad y los objetivos. Una gestión tan delicada necesita de un nivel mayor de responsabilidad que otros puestos públicos. Por ello es preciso una formación adaptada. Según Félix Lobo, Catedrático de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid, en un sistema tan bueno como el español debe controlarse más la formación y selección de los gestores sanitarios públicos y establecer un método para medir sus aportaciones a la sostenibilidad del sistema.
Ahora, la esencia del cambio en la industria farmacéutica está en una adaptación constante, en una integración con modelos más abiertos, en la apertura al mercado y una sofisticación constante en la formación de las figuras profesionales que serán clave en esta evolución. Poner el foco en los pacientes, los especialistas médicos, las instituciones y el mercado supone una prioridad para la industria frente a la tradicional orientación a las ventas. Generar riqueza como empresa privada y lograr sostenibilidad como proveedor público son los dos objetivos que la industria debe perseguir para ser fuerte en el medio y largo plazo.