Lo apunta el IET Movilidad Urbana en el Día Internacional para Reducir las Emisiones de CO2
La inversión necesaria para reducir las emisiones urbanas en Europa en 2050 asciende a 1,5 billones
EIT Urban Mobility, una iniciativa del Instituto Europeo de Tecnología e Innovación (EIT), organismo de la Unión Europea, pone de relieve las conclusiones de su estudio «Coste y beneficio de la transición a la movilidad urbana» para celebrar el Día Internacional de la Reducción de las Emisiones de CO2, que se conmemoró el 28 de enero.
El estudio ofrece una simulación detallada de tres escenarios de transición en doce prototipos de ciudades europeas y revela que “la movilidad urbana sostenible está al alcance de la mano, pero requiere inversiones sustanciales y una planificación urbana audaz”. Para 2030 —recuerden, en cinco años— los avances tecnológicos en movilidad podrían reducir las emisiones de CO2 en un 21%, pero cumplir el objetivo del 55% del Pacto Verde exigirá 1,5 billones de euros de financiación para 2050, de los cuales 500.000 millones se destinarán a iniciativas de movilidad sostenible, explicaron en una nota de prensa fuentes del IET Movilidad Urbana.
La aplicación de restricciones de acceso, como las zonas de bajas emisiones (ZBEs), podrían aumentar el número de usuarios del transporte público en un 7% y reducir la utilización del coche privado en un 16% en una década.
Entre las medidas más eficaces figuran la mejora del transporte público, el fomento de la movilidad compartida y la aplicación de restricciones de acceso, como las zonas de bajas emisiones (ZBEs), que podrían aumentar el número de usuarios del transporte público en un 7% y reducir la utilización del coche privado en un 16% en una década. Ya en 2050 se espera que estas estrategias, combinadas con innovaciones tecnológicas y renovaciones de la flota, se ajusten a los objetivos de descarbonización del Pacto Verde. “Aunque la inversión financiera es considerable, los beneficios previstos, como la reducción de emisiones, la mejora de la salud y el ahorro de costes, demuestran un claro impacto positivo neto”, apuntan las mismas fuentes.
El estudio, presentado por primera vez en octubre del año pasado, sigue siendo de gran actualidad en un momento en que las ciudades de todo el mundo redoblan sus esfuerzos para hacer frente a la crisis climática y se esfuerzan por alcanzar ambiciosos objetivos de reducción de las emisiones de CO2.
Los beneficios, 1,5 veces superiores a los costes
El director de Thought Leadership de EIT Urban Mobility y autor del estudio, Yoann Le Petit, afirma que “el Día Internacional de Reducción de las Emisiones de CO2 nos recuerda el papel fundamental que desempeñan las ciudades en la lucha contra el cambio climático. Nuestro estudio demuestra que invertir en sistemas de movilidad urbana sostenibles es rentable, ya que los beneficios son 1,5 veces superiores a los costes. Mientras Europa se apresura a cumplir sus objetivos climáticos, nuestro estudio pretende servir de hoja de ruta para que los responsables políticos, los planificadores urbanos y las partes interesadas naveguen por los complejos retos y oportunidades que se avecinan”.
Además de la reducción de emisiones, el estudio señala importantes beneficios para la salud pública. Un cambio hacia modos de transporte más activos, como los desplazamientos a pie y en bicicleta, podría suponer un ahorro sanitario acumulado de hasta 1.170 euros per cápita en 2050, impulsado por los beneficios de un estilo de vida más activo. Además, se prevén mejoras en la seguridad vial, con una reducción potencial de las muertes por accidentes de tráfico de hasta un 70% de aquí a 2050 gracias a unas infraestructuras más seguras y a la adopción de sistemas de transporte inteligentes.
La investigación subraya que, independientemente de las características de una ciudad europea, dar prioridad al transporte público es esencial para una transición justa y sostenible de la movilidad urbana. El transporte público ofrece un compromiso ideal entre la reducción de las emisiones de CO2 y las inversiones, pero también es la única opción de movilidad inclusiva para todos los segmentos de la población. Incluso teniendo en cuenta los costes de infraestructura e inversión, el transporte público destaca como una opción asequible para la inclusión y las bajas emisiones de CO2, y uno de los enfoques más realistas y viables para cumplir los objetivos del Pacto Verde.