Atuc propone que parte de los impuestos medioambientales se destine a financiar el transporte público
Atuc propone que parte de los impuestos medioambientales se destine a financiar el sistema de transporte público, cuyo coste ronda en la actualidad los 5.000 millones de euros, de los que aproximadamente la mitad son sufragados por los billetes de los usuarios. La otra parte se obtiene de recursos públicos, a los que se podría incorporar una nueva vía de financiación con la recaudación obtenida tras incrementar la fiscalidad de los carburantes.
Esta recaudación, propone Atuc, “podría recaer principalmente en las comunidades autónomas si se concreta la propuesta de transferencia del grueso de la fiscalidad medioambiental del Gobierno a éstas, e incluiría una subida de impuestos al diésel, después de que Bruselas diera un toque de atención a España por la baja tributación de los carburantes en comparación con el resto de los países europeos”.
“El margen potencial de recaudación en esta partida, si se situara en la media europea, es de 6.000 millones de euros, de la que una parte podría servir para costear el sistema del transporte público”, postulan desde la patronal.
En opinión de Atuc, estas medidas deberían recogerse, además, en una Ley de Financiación del Transporte Público de ámbito nacional, que no existe actualmente en España, y que serviría de marco para ordenar la financiación del sistema, fijando las responsabilidades de cada administración y sus aportaciones.
Medidas eficaces en otros países
Asimismo, Atuc recuerda que la financiación del transporte público a partir de impuestos sobre los carburantes ya se aplica en otros países. Es el caso de Alemania, que tiene establecido un impuesto llamado ‘Mineralösteuer’, consistente en un ‘céntimo verde’ que responde a la máxima europea de “quien contamina, paga”.
Atuc considera que el objetivo de los impuestos ambientales “es modificar el comportamiento de los actores contaminantes para reducir el daño ambiental que provocan. Por ello, estos impuestos no sólo deben penalizar al vehículo privado, sino también ayudar en la solución, como es el transporte urbano colectivo”.
Las emisiones generadas por los turismos “representan más del 80% de las generadas por el transporte en el ámbito urbano, cuando en el reparto modal de la movilidad urbana en las grandes ciudades menos del 25% de las personas se mueven en coche. En cambio, la aportación de los autobuses no solo supone un irrelevante 1,32% sino que su circulación consigue además reducir por decenas el número de automóviles privados en movimiento”.
Atuc afirma que “el transporte público no se puede considerar un contribuyente a la contaminación del aire, sino que siempre resta”.