De la Seguridad Marítima a la defensa adelantada
Fernando Montoya, vicepresidente de la Asociación Internacional de Miembros de Cuerpos de Seguridad y Emergencias, Aimsce. Director Internacional Operaciones Formativas en Inteligencia y Relaciones Internacionales en Security College US. Coronel (R) Diplomado de Estado Mayor
11/10/2019Fernando Montoya, vicepresidente de la Asociación Internacional de Miembros de Cuerpos de Seguridad y Emergencias Aimsce.
La realidad es que, desde el principio de la navegación, existe una relación directa entre la seguridad en los mares y océanos y el desarrollo económico de las naciones. El estudio de la historia y el desarrollo de los pueblos así lo avalan y corroboran.
En definitiva, la Seguridad Marítima, trata de compatibilizar la libertad de navegación con la seguridad en la mar, de imponer el orden legal, de proteger a los ciudadanos y de salvaguardar los intereses nacionales e internacionales y esto únicamente se puede conseguir a través de la necesaria coordinación de esfuerzos, tanto civiles como militares, de las naciones.
La Geopolítica, como un peón más en este escenario, también influye de modo muy directo en el teatro marítimo.
Una Unión Europea afligida, convulsionada y en riesgo de superar el espacio Schengen que un día nos dimos, por los diferentes criterios que, respecto a los refugiados tienen sus diversos países componentes, el afloramiento de los nacionalismos, etapa que ya parecía haber sido superada, unido todo a la amenaza permanente del Reino Unido con su particular Brexit, y que no acaba de concretarse, la hacen merecedora de las palabras que el presidente del Consejo Europeo llegó a pronunciar allá por el año 2017: “Los desafíos a los que se enfrenta la UE son los más peligrosos desde la firma del Tratado de Roma”.
Tampoco las grandes potencias escapan a un presente difícil y a un futuro próximo incierto y cada vez más complejo. Estados Unidos, con su presidente Donald Trump a la cabeza, marca distancias con la Unión Europea y con la OTAN, mantiene serias controversias con Irán y con Venezuela, sin obviar la política o no política de vaivén que desarrolla con Turquía.
Otros escenarios conflictivos, tampoco ayudan a asegurar la necesaria estabilidad en nuestros mares y océanos:
- El Norte de África, con una mal denominada, primavera árabe, porque ni fue primavera, en el sentido de florecer una esperanza, ni lo fue árabe, por la participación de agentes externos que han llevado, en definitiva, a los países que la acogieron con esperanza a convertirse en unos países si no ingobernables, caso de Libia, sí con más déficit democrático que antes del año 2011.
- La fachada atlántica africana, que ha heredado los actos de piratería, de Somalia, pero en este caso más violentos, al no disponer los piratas de la misma libertad de acción al enfrentarse a países con gobierno más estructurados.
- Siria, verdadero fondo de saco del mar Mediterráneo, país en el que se libran batallas más allá de sus intereses nacionales y en el que confluyen aspiraciones, ya sean económicas o religiosas, de otros que prestan apoyo, a unos u otros, con personal, material y/o financiero.
- Teatro palestino – israelí, con una lucha que se prolonga en el tiempo y cuyo final no parece verse.
- La región de Asia – Pacifico, escenario al que se están trasladando las tensiones de otras latitudes, con China y Estados Unidos como protagonistas. El nuevo libro blanco chino que ha modificado su estrategia nacional mutando su concepto de defensa territorial, que concedía atención preferente a sus fuerzas terrestres, por su vocación marítima. Su entrada suave, en continentes tan alejados de sus coordenadas, como el africano y sur y centro americano, así lo confirman.
- El Océano Ártico que, con el deshielo a pasos agigantados que se está produciendo, va a permitir, nuevas rutas marítimas y la explotación de sus recursos y, en consecuencia, nuevas tensiones hasta ahora desconocidas en esta posición geográfica.
- Rusia, que trata de encontrar su sitio en el contexto internacional, unas veces ocupando los espacios vacíos dejados por los Estados Unidos y otras por simple cooperación de todo tipo que asegure la recuperación de un espacio que antaño giró bajo su influencia directa.
En definitiva, son muchos los riesgos y amenazas a los que se enfrenta la seguridad marítima.
- Los unos deliberados (tráficos ilícitos, terrorismo, proliferación, inmigración irregular y tráfico ilícito de personas, explotación ilegal de los fondos marinos, actos contra el patrimonio cultural subacuático, y ciberamenazas, piratería)
- Los otros no previsibles, (catástrofes naturales y accidentes marítimos en los que la mar es la única y verdadera protagonista).
La Inteligencia, y en particular, la estratégica, a través de un sistema coordinado de recogida de datos desde la multiplicidad de antenas repartidas por todos los mares y océanos, y su transmisión a un centro integrado de gestión, se encargará de dotar a la navegación marítima de la necesaria seguridad a distancia.
Nuestros intereses marítimos, nuestro comercio, nuestros barcos pesqueros y, en definitiva, nuestro tránsito marítimo, se defienden lejos de nuestras fronteras, lo que, en sí mismo, constituye una defensa adelantada de los intereses nacionales, y por ende de nuestros intereses como ciudadanos.