Un estudio con 149 muestras concluye que la mitad del caviar europeo testado es ilegal
El trabajo, con 149 muestras, está dirigido por investigadores del Instituto alemán Leibniz para la Investigación Zoológica y la Vida Salvaje y las conclusiones se publican en la revista Current Biology.
El equipo de expertos, tras realizar análisis genéticos e isotópicos de muestras de caviar de Bulgaria, Rumanía, Serbia y Ucrania, países limítrofes con las poblaciones de esturión salvaje que quedan, halló pruebas de que las normas se están incumpliendo: “La mitad de los productos comerciales de caviar muestreados son ilegales y algunos ni siquiera contienen trazas de esturión”, aseguran los investigadores.
Foto de blackieshoot en Unsplash.
En Europa quedan cuatro especies de esturión capaces de producir caviar: beluga, ruso, estrellado y esterlete. Las últimas poblaciones salvajes de estas especies protegidas que quedan se encuentran en el río Danubio y el Mar Negro.
Para averiguar el verdadero origen de los productos de caviar, los investigadores, dirigidos por Arne Ludwig, compraron caviar tanto en línea como en persona en una amplia variedad de fuentes, como mercados locales, tiendas, restaurantes, bares e instalaciones de acuicultura. También incluyeron cinco muestras incautadas por las autoridades. En total, recogieron y analizaron 149 muestras de caviar y carne de esturión.
Tras analizar el ADN y los patrones isotópicos de cada muestra, el equipo descubrió que el 21% de las muestras procedían de esturiones capturados en el medio natural y que estos peces se vendían en todos los países estudiados.
También constató que el 29% de las muestras infringían la normativa CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora) y las leyes comerciales, lo que incluía caviar en el que figuraba la especie de esturión equivocada o el país de origen equivocado.
Los investigadores clasificaron otro 32% de las muestras como “engaño al cliente”, como muestras declaradas como productos silvestres que en realidad procedían de la acuicultura: “Nuestros resultados indican una demanda continua de productos silvestres de esturión, lo cual es alarmante, ya que estos productos ponen en peligro las poblaciones silvestres”, escriben los científicos.
Además, tres de las muestras, servidas en Rumanía en un plato llamado ‘sopa de esturión’, no eran esturión en absoluto. En su lugar, se identificó pescados como siluro europeo y perca del Nilo.
Los autores sugieren que el gran volumen de actividad de pesca furtiva ilegal podría ser un indicador de que los vendedores locales carecen de oportunidades de ingresos adecuadas, lo que podría aumentar la presión para dedicarse a la actividad pesquera ilegal.
También señalan que es probable que en estas regiones no haya una aplicación eficaz de la ley, bien porque detener la pesca furtiva ilegal no sea una prioridad para las autoridades locales, bien porque no dispongan de las herramientas necesarias para demostrar el origen ilegal de un pescado. Pero independientemente de las razones, subrayan la importancia de actuar y rápido.