Los estándares de calidad y seguridad alimentaria de la industria cárnica española son los más exigentes del mundo
El 7 de junio se celebró el Día Mundial de la Seguridad Alimentaria, una fecha que desde Anice qusieron aprovechar para destacar los elevados estándares de seguridad y calidad alimentaria con los que trabajan las 2.800 empresas que conforman el tejido industrial cárnico español y las buenas prácticas empleadas a lo largo de toda la cadena de producción, elaboración y comercialización.
Para garantizar dicha seguridad el sector aplica con rigor los estrictos controles sanitarios establecidos por la legislación española y comunitaria, reforzados además por la implantación de sistemas de autocontrol basados en principios científicos que avalan la inocuidad de los alimentos, cuya principal responsabilidad recae en los propios operadores alimentarios.
“Nuestras empresas cumplen con estrictas normativas europeas y nacionales. El establecimiento de procedimientos en seguridad alimentaria basados en el análisis, evaluación y comunicación del riesgo ha supuesto obtener unos estándares de seguridad alimentaria de los más altos existentes a nivel mundial”, afirma el presidente de Anice, Alberto Jiménez.
Los robustos procedimientos de autocontrol aplicados por la industria cárnica española generan un registro documental sistemático de todos los protocolos de seguridad y calidad, que además son supervisados por las autoridades sanitarias en el desarrollo de sus tareas de control oficial de establecimientos y productos.
Además, parte esencial de este sistema es la trazabilidad, que permite conocer el origen de las materias primas y el destino de los productos elaborados, lo que agiliza la retirada de producto del mercado cuando resulta necesario.
Por otra parte, la aprobación y entrada en vigor en la Unión Europea del Reglamento 178/2002, por el que se establecen los principios y los requisitos generales de la legislación alimentaria, así como sus posteriores modificaciones, introduce nuevos avances en inocuidad de los alimentos y bebidas, y la garantía de protección de salud y derecho de los consumidores.
Reforzado desde 2004 con la publicación del llamado Paquete de Higiene de los Alimentos, completa el marco legal de la Unión Europea en materia de seguridad alimentaria, e introduce el nuevo concepto de “cultura de seguridad alimentaria”.
Este implica de manera directa a todos los operadores de las empresas alimentarias (producción, transformación y distribución), y que además especifica las funciones y responsabilidades que debe asumir la dirección y los empleados en materia de seguridad alimentaria.
La dirección, entre otras responsabilidades, debe mantener la integridad del sistema de higiene de los alimentos y verificar que se llevan a cabo controles de manera oportuna y eficiente; velar porque todo el personal reciba formación y supervisión adecuadas, y fomentar la mejora continua del sistema de gestión de la seguridad alimentaria de la empresa.
Por su parte los empleados tienen que poseer un conocimiento amplio sobre los peligros de la seguridad alimentaria y asumir su importancia.
Los consumidores pueden estar tranquilos y realizar sus elecciones de compra de carne y elaborados con la confianza de que nuestro país cuenta con uno de los sistemas de control alimentario más avanzados y estrictos del mundo. Un sistema que garantiza la seguridad de los productos que llegan al mercado para que el consumidor solo tenga que ocuparse de disfrutar de los alimentos que llegan a su mesa, dada además la larga trayectoria que posee la industria cárnica en seguridad y calidad de los productos comercializados.