La industria alimentaria reflexiona sobre su presente y futuro
Benito Jiménez, de Congelados de Navarra; Eduardo López, de Grupo Riberebro; y Pepe Salcedo, de Conservas El Navarrico, participaron en el webinar de CNTA ‘Cómo se adapta la industria alimentaria al COVID-19’, que contó con 200 asistentes y reconoció el esfuerzo de las empresas para garantizar el abastecimiento.
CNTA, Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria, celebró el webinar ‘Cómo se adapta la industria alimentaria al COVID-19’, en el que participaron tres directores generales de empresas alimentarias: Benito Jiménez, de Congelados de Navarra; Eduardo López, de Grupo Riberebro; y Pepe Salcedo, de Conservas El Navarrico. Moderado por Héctor Barbarin, director general del centro tecnológico, el webinar contó con la participación de 200 personas, entre las que había representantes de la industria alimentaria, del sector financiero, de instituciones y del mundo universitario, entre otros.
“Ha sido un encuentro muy enriquecedor entre los protagonistas de un sector fundamental en estos momentos. Su conclusión es que esta crisis ha consolidado y reforzado la imagen de la industria. Y es así porque se ha actuado con rapidez, aplicando los estándares de seguridad alimentaria habituales y los protocolos de seguridad recomendados por las autoridades, consiguiendo así garantizar el suministro de alimentos. Que el consumidor tenga confianza y tranquilidad en estos momentos es la garantía de que se están haciendo bien las cosas”, comentaba Barbarin.
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Pepe Salcedo, de Conservas El Navarrico; Eduardo López, de Grupo Riberebro; Benito Jiménez, de Congelados de Navarra; y Héctor Barbarin, director general de CNTA.
El webinar se estructuró en cuatro bloques fundamentales: gestión de la crisis, aprendizaje para el sector, escenario a medio plazo y valor de la producción local. En el primero de ellos, en el que se habló sobre la adaptación del sector a este nuevo contexto, los tres coincidieron en destacar la madurez de la industria para adaptarse a la nueva realidad: seguir abasteciendo al mercado garantizando la seguridad de los trabajadores, apostando por el teletrabajo en la medida de lo posible y manteniendo todos los controles de seguridad alimentaria. En esta segunda fase de la crisis, destacaron la necesidad de seguir teniendo acceso a materias primas y a materiales de envasado para garantizar la disponibilidad. “En cuanto a canales, se ha producido una debacle en Horeca y en food service. Por el contrario, se ha beneficiado mucho el retail y, en menor medida, la venta online. En este punto, y en delivery, tenemos que aprender mucho todavía”, dijo Eduardo López, de Riberebro.
En cuanto al aprendizaje que esta experiencia está suponiendo en el sector, subrayaron que la situación está sirviendo para demostrar que este sector es fuerte, con cintura y excelente para invertir en él en los próximos años. “Somos un sector asociado e informado, con empresas competitivas y que cumplen todos los parámetros de seguridad alimentaria. Esto ha provocado que jamás se haya comido en nuestro país de forma tan segura como ahora”, afirmó Salcedo, de El Navarrico.
Cambiará la forma de consumir y la economía será más local
La situación de crisis que vivimos ha traído nuevos hábitos de consumo entre la población: vuelta a cocinar, apuesta por categorías como el congelado y la conserva, compra online, adquisición de productos de ‘capricho’… Todo ello deberá ser analizado por el sector, que se enfrentará a un nuevo escenario en el que todavía son muchas las incógnitas. “Creemos que volveremos a una compra más racional, recurriendo de nuevo a los básicos. Consideramos que se valorará el producto asequible, saludable y sostenible, aseguró Benito Jiménez, de Congelados de Navarra.
Eduardo López complementó esta postura afirmando que “los productos envasados y con tratamiento van a salir revalorizados porque aportan un grado superior de seguridad alimentaria”. “De hecho, el consumidor va a valorar más a las empresas que garantizan la seguridad alimentaria y la trazabilidad”, añadió Jiménez.
Este nuevo marco fue complementado con otros ingredientes que los tres protagonistas vieron importantes en los próximos años: se valorará más el producto local, se necesitará apostar por la innovación desde ya para garantizar el futuro, se potenciarán los servicios digitales y la compra a través de internet (es una realidad de hoy que se mantendrá en el futuro), el consumo estará polarizado entre productos básicos y de ‘capricho’ y será necesario en el corto plazo un mayor apoyo de las administraciones a un sector clave como es el alimentario. Pero, sin duda, el motor principal seguirá siendo la seguridad alimentaria, a través de la cual se abrirán oportunidades para todos que lo hagan bien. Y estas oportunidades, según el debate mantenido, pasan por la digitalización, por lo local, por la pequeña empresa y por los productos que cuiden nuestra salud.