La digitalización de la fabricación de A+B desde el prisma del supermercado
Tal vez va a la compra con su familia y los niños ponen a prueba su paciencia pidiendo dulces y chucherías que no son nada buenos para su salud. A lo mejor va con su pareja y sonríe cuando llegan a la caja al ver esas nuevas galletas de chocolate que ha puesto en el carro a escondidas.
Sea como sea, seguro que no ha visto tanta diferencia en la experiencia de compra en el supermercado desde hace año.
Desde mi punto de vista, esto indica que el mercado es muy maduro. En términos de fabricación, el mercado de alimentación y bebidas no se parece en nada al mercado de vehículos eléctricos, por ejemplo, en el que las nuevas técnicas de producción se desarrollan y aplican rápidamente para ofrecer nuevas tecnologías que satisfagan la nueva demanda o cumplan con la legislación. Tampoco se asemeja (todavía) a la industria farmacéutica, donde la nueva legislación exige que todo se rastree y siga desde el origen hasta el punto de venta de varias maneras.
La fabricación de alimentación y bebidas es semejante a un pato en un estanque: parece quieto, pero bajo la superficie se desarrolla toda la acción de las pequeñas patas, que bate sin descanso para avanzar.
Esas nuevas galletas de chocolate pueden no ser un gran progreso para el consumidor medio, pero representan un valioso punto de vista de la fabricación moderna de alimentación y bebidas. Las grandes empresas tienen que competir para atraer su atención (y la de su pareja). Necesitan innovar, crear sabores especiales u ofrecer diferentes tamaños y especialidades de temporada.
Para no perder su sitio en el carro de la compra de este mercado globalizado y muy competitivo, los fabricantes tienen que ser flexibles. Tienen que hacer pequeñas tiradas de producción que sean tan seguras como el resto de sus productos. Necesitan que los lotes sean uniformes, el tiempo improductivo mínimo y los cambios de producto rápidos; y que no haya devoluciones que puedan causar un deterioro instantáneo y desastroso de la imagen de marca.
La mayoría de ellas necesitan saber exactamente lo que está ocurriendo en cada momento del proceso de fabricación. Tienen que sacar mucho más partido del equipo de planta de que disponen, es decir, aumentar la producción y la eficiencia, y reducir los residuos.
Y la digitalización de la fabricación de alimentación y bebidas que lo hace posible está en pleno apogeo. Cada vez que encuentra un nuevo sabor, un nuevo tamaño o un nuevo producto de una marca de confianza, está viendo el progreso en acción.
Quienes trabajamos en Rockwell Automation somos partidarios del enfoque de The Connected Enterprise que está ayudando a muchas marcas muy conocidas a sacar mucho partido de sus plantas y abordamos un nuevo desafío con cada fabricante.
Para los fabricantes no es solo una cuestión de tecnología, por ejemplo, nuestras nuevas soluciones de control de movimiento. También se trata de cambiar culturas y procesos, que son casi ancestrales, para aprovechar la oportunidad de IIoT.
A pesar de que el consumidor puede no darse cuenta de la diferencia cuando un producto llega al pasillo del supermercado, la velocidad del cambio es tal que las empresas que no se apresuren a comprobar cómo pueden ayudarles las tecnologías de IIoT y de análisis se quedarán atrás.