2023, el año que nada será como era
Luis Marquina, presidente de la Asociación Empresarial de Pilas, Baterías y Almacenamiento Energético (Aepibal)
24/01/2023Si bien la propuesta del Gobierno de España enviada a la Comisión no es definitiva y – así lo queremos creer- será en el futuro trabajada y consensuada con el sector eléctrico en su conjunto, va enfocada en una doble dirección: primero, dar estabilidad a largo plazo a las instalaciones de energía renovable nuevas, y, segundo, ofrecer una cantidad fija o mecanismo de capacidad al almacenamiento solo por el hecho de existir y estar conectado a la red. A priori, suena bien: más renovables, con señales de precio claras y durante muchos años, acompañado de un despliegue masivo de almacenamiento que garantice la seguridad de suministro. Sin embargo, a esta música le falta la letra, la letra pequeña para ser más exactos, y ahí es dónde gobierno y sector deben trabajar juntos, desde ya y poniendo cada uno lo mejor de sí mismos. Así lo hemos venido haciendo desde Aepibal y así queremos seguir trabajando con el MITECO en este año decisivo.
Confiando que cualquier reforma sea rápida, no demore los cambios que se están trabajando desde hace años con la Comisión, ofrezca seguridad jurídica y estabilidad a los agentes y se enfoque en el desarrollo de las energías que luchan por la descarbonización del planeta, la verdad es que este año 2022 que nos ha dejado ha sido un año de turbulencias que ha consumido enormes recursos de la administración y mucho tiempo de grandes profesionales que desde los ministerios han estado apagando fuegos y no trabajando en una transición tranquila hacia una economía verde, aunque España, hay que decirlo, ocupa hoy un papel mucho más relevante en el concierto energético europeo, con propuestas que hoy marcan posibles rumbos a seguir por toda Europa.
A pesar de todo, este 2022 se cerrará con cerca de 6 GW conectados de energía fotovoltaica, dos de ellos de instalaciones de autoconsumo, lo que da una idea del potencial que la tecnología renovable tiene por delante en este apartado. Su rapidez de instalación y los rendimientos económicos son tan evidentes que no habrá empresa que, pudiendo materialmente hacerlo, no se autoabastezca de generación fotovoltaica propia. Faltará dar el siguiente paso tecnológico: instalar el máximo de capacidad para almacenar y, con ello, abrirse a la posibilidad de ser un gestor de energía, es decir, un consumidor y un generador de energía, permitiendo a cada instalación ser una pequeña central de generación. Esta es la fuerza del almacenamiento que se avecina.
“Las plantas fotovoltaicas hibridadas con baterías van a iniciar este año su década de esplendor”.
El almacenamiento está listo para un año decisivo
Los fondos Next Generation lanzaron su primera convocatoria de proyectos de I+D dotada con 50 MM€, con 36 MM€ otorgados, a los que le ha seguido la primera convocatoria de despliegue masivo de instalaciones de almacenamiento hibridado, dotada con 150 MM€ (ampliables a 250 MM€) y que cierra solicitudes el 20 de marzo, pudiendo alcanzarse entre el 40% y el 60% de subvención sobre el coste total de la inversión del almacenamiento.
Si bien, según datos de REE de finales de noviembre, en España hay operativos tres proyectos de baterías stand alone superiores a 5 MW, sumando un total de 29 MW, - lo más sorprendente es que ya hay 2,5 GW de permisos de acceso solicitados para soluciones stand alone, la gran mayoría con baterías electroquímicas, - la hibridación va a ser el protagonista de este 2023: REE ya ha concedido 164 MW correspondientes a 12 proyectos, y cuenta con 18 nuevas solicitudes de hibridación por un total de 123 MW adicionales. Las hibridaciones, especialmente de plantas fotovoltaicas hibridadas con baterías, van a iniciar este año su década de esplendor por dos motivos: durante las horas de congestión en la red (curtailment) las baterías cargarán la energía producida evitando que ésta se vierta, y por otro, es muy probable que la entrada masiva de fotovoltaica en el sistema provoque desde 2026 precios de energía próximos a cero en las horas centrales del día. Y este escenario no será puntual, es decir, podríamos hablar de muchas horas al día y muchos días al año. ¿Qué hacer en este caso? De nuevo las baterías recogen la energía que de vertirse a la red lo haría a precios irrisorios, para venderla a la red en las primeras horas de la noche, cuando la energía es más cara. Las baterías transforman un problema en una oportunidad. En este sentido, los futuros Concursos de Capacidad, que dan mucho protagonismo al almacenamiento, serán una muy buena piedra de toque para evaluar su impacto en el crecimiento de esta tecnología tan necesaria para el sistema eléctrico.
Sin embargo, no podemos afrontar una renovación de nuestra realidad energética con los mismos y escasísimos medios con los que la administración ya contaba. Hay 145 GW de potencia renovable concedida -casi cuatro veces la potencia pico que consume nuestro país- y todo parece indicar que gran parte de esos GW no se van a construir porque no van a llegar a obtener las autorizaciones definitivas, en muchos casos, por los retrasos de la administración en tratar adecuadamente la avalancha de expedientes recibidos. De ser así, muchos inversores verán cómo sus inversiones se reducen a cero. Y el impacto que esta nueva realidad va a tener en el país es incierto: ¿Van a llover reclamaciones y demandas contra el Estado? ¿Va a estar de nuevo España bajo el foco de la inseguridad jurídica? ¿Seremos capaces de financiar los objetivos del PNIEC, ahora aumentado, que incluye además muchos GW para fabricación de hidrógeno verde? Es una de las grandes incógnitas con las que iniciaremos el año 2023.