Construcción sostenible en hormigón

El pasado 4 de abril, Oficemen organizó una jornada informativa en la que se analizaron las últimas novedades en sostenibilidad para edificios, las ventajas que aporta el hormigón para los mismos así como los últimos avances técnicos que permite la edificación con este material.

Arturo Alarcón, jefe del Área de Construcción Sostenible de IECA (Instituto Español del Cemento y sus Aplicaciones) indicó cómo en el Instituto se dedican a investigar los materiales base cemento y sus características, con varias líneas de trabajo, entre ellas las de innovación y sostenibilidad.

Alarcón respondió a la pregunta ‘¿Se puede medir la sostenibilidad?’ La respuesta es que sí y lo hizo basándose en un estudio de la Universidad de Turín. Así mismo expuso cómo es necesario romper estereotipos como el decir que los materiales tradicionales no son ecológicos, “hay que desmontar mitos, tener en cuenta las emisiones y consumos embebidos; las DAPs clasifican a los productos y el cemento y el hormigón están en proyectos ganadores de concursos de sostenibilidad”, manifestó.

De izquierda a derecha: Dimas Vallina, director de comunicación de Oficemen; Arturo Alarcón, jefe del Área de Construcción Sostenible de IECA y César Bartolomé, director del Área de Innovación de IECA.

Alarcón también hizo referencia a la moda sobre los edificios en altura en madera o con el uso de materiales naturales (ejemplo del edificio IBAVi con posidonia), si bien existen numerosos ejemplos de éxito de construcción sostenible con hormigón y citó: el Aulario Induva (Universidad de Valladolid) o #29soto en Pamplona (el 1er residencial passivhaus) que demuestran que no es más caro que sea sostenible. Otros ejemplos que citó fueron los de Bsolutions (Bélgica) o Casa di Luce (Italia) o las soluciones de rehabilitación del Edificio Zamaraga en Vitoria. “Al final lo importante es que los edificios sean bajo consumidores, más accesibles, con menos costes, más seguros, durables y confortables”, indicó.

Existen normas para medir la sostenibilidad: las declaraciones ambientales de producto, DAP, con 7 indicadores, que dan las contribuciones a nivel de producto siguiendo la norma 15804 y tener en cuenta aspectos como el consumo de agua y energía para evaluar al edificio. El estudio de la Universidad de Turín centra su análisis en un edificio de energía casi nulo comparando tres edificios iguales respecto a sus emisiones embebidas y operativas. Se tienen en cuenta de los diferentes materiales, el peso, la carga ambiental unitaria (el mayor es el del aislamiento), las emisiones embebidas – las propias- (las del acero tienen la mayor carga), pero hay añadir las operativas, teniendo en cuenta el consumo energético y las emisiones de CO₂ (kg CO₂eq).

Al final la energía consumida entre un edificio de madera y del hormigón es casi la misma, concluye. En ese sentido, indicó Alarcón, las decisiones de los arquitectos deben basarse en las prestaciones, en cómo hay que reducir las emisiones operativas de los edificios para que sean de Energía Casi Nula y que el consumo de recursos asociado a los materiales de construcción (y de paso, sus emisiones embebidas asociadas) se reduzca en lo posible aplicando criterios de economía circular a la edificación.

¿Qué aporta el hormigón? Inercia térmica (ahorra energía) y permite usar energías renovables para el calentamiento de forjados (activación térmica de estructuras) que pueden aumentar la eficiencia energética en un 60%. Para ello se necesitan señales de gestión de la demanda para que sea más fácil la gestión y la estrategia de descarbonización debe venir acompañada con la electrificación del edificio.

Su perspectiva sobre la economía circular es que no sólo hay que reciclar sino introducir materiales secundarios sino también materiales con más prestaciones y durabilidad por unidad de producto, dado que en construcción los ciclos son muy altos.

En ese sentido expuso el mapa de esquemas de evaluación de edificios (como el esquema LEVELS que está en fase piloto, además de LEED, BREEAM y otras de países como INIES en Francia) destacando cómo en España se cuenta con ICES, un código que mide la aportación de la estructura, que es novedosa a nivel nacional.

César Bartolomé, director del Área de Innovación de IECA centró su exposición en la aportación de novedades. “El hormigón se asocia a lo malo pero la diferencia es que se ha avanzado en las resistencias y cómo ahora se puede bombear en altura”, indicó y señaló ejemplos como el Panteón de Agripa, la Sagrada Familia o la Kingdon Tower en Dubai. Ahora hay grandes referencias, pero el primer rascacielos es de 1904, y puso otros ejemplos de puentes, también de integración de la naturaleza, o la mítica casa de la Cascada de F. Wright, o el hipódromo de la Zarzuela (de 1935), o las obras de Félix Candela. De las 143 edificaciones de 200 o más metros finalizadas en 2018, el 63% están construidas principalmente en hormigón (lo que dice la importancia del hormigón para la edificación en altura para conseguir la ciudad compacta) y esto es posible porque se ha avanzado en innovación.

Bartolomé destacó que el hormigón es un material moldeable, que no necesita pintarse (a base de pigmentos, óxidos minerales, fundamentalmente pueden obtenerse diferentes tonalidades).

Asistentes a la jornada informativa de Oficemen.

El prefabricado también avanza (y puso los ejemplos del Velódromo San Vicente de Raspeig, Hospital de Sant Pau o el centro convenciones de Córdoba). Para tematizar, incluso se puede simular la piedra o el acabado de la madera. Se dice que es un material del siglo XX, con múltiples edificios emblemáticos, pero ahora incorpora leds, vidrios translucidos, hay hormigones fotoluminiscentes, magnéticos, dado que se trabaja en eficiencia energética, I+D, 3D…

Bartolomé también indicó que los prefabricadores tienden a incluir cada vez más árido reciclado, pero ahora sigue existiendo un problema de mercado (dado que no está tan disponible) y sigue sin estar regulado: lo importante es la fiabilidad, indicó, lo primero, antes que la eficiencia por lo que defendió el criterio prestacional y cómo la economía circular debe venir por la eficiencia en los recursos.

Sobre los materiales absorbedores de CO₂, indicó que el proceso que lo permite es la carbonatación que depende del ciclo de vida del elemento estructural y por tanto de la superficie expuesta, aunque también influye el proceso final de demolición/ reciclado.

Sobre los hormigones fotocatalíticos indicó finalmente que incorporan óxido de titanio que permiten ahorros de emisiones, efectos en pavimentos y fachadas, hay patentes y pruebas en regeneración urbana. Sin embargo los fotoluminiscentes aún no se utilizan en carreteras.