La megafonía de evacuación como elemento de seguridad
Cada vez es más frecuente la construcción de grandes edificios en altura en las ciudades o en zonas emblemáticas como parques tecnológicos, etc. Y es que cada vez más los esfuerzos de los más renombrados arquitectos se dedican a diseñar el edificio más esbelto y con una estructura más rompedora y brillante, objeto de artículos en las mejores publicaciones de arte y arquitectura, y estudio de los futuros profesionales de la arquitectura.
Esta corriente también incluye la utilización de materiales cada vez más especiales y la confección de cuidadosos estudios sobre el impacto medioambiental o sobre la usabilidad y la tipología de gente que ‘utiliza’ (visita, trabaja) estos edificios y sus alrededores. Además la mayoría de estos edificios son símbolo y reclamo turístico de la modernidad de las grandes ciudades.
Desde el punto de vista del director de seguridad, estos edificios de gran altura plantean un reto especial, en dos aspectos fundamentales: la protección del edificio como bien patrimonial, y la seguridad física de los ocupantes. Y es que no se aborda de la misma manera la seguridad de un edificio de cinco plantas, que de uno de cuarenta.
Pensemos por un momento en el desgraciado fin de las Torres Gemelas de Nueva York, y en por qué se produjeron tantas bajas durante la evacuación en un edificio dotado de la más moderna tecnología: quizás si los edificios hubieran dispuesto de un sistema de evacuación por voz distribuido que ayudara en la evacuación de las plantas, el resultado hubiera sido bastante distinto.
A partir de ese momento, una de las preguntas que se cuestionan cada vez más los ciudadanos al acudir a este tipo de instalaciones es si cuenta con unas adecuadas medidas y dotaciones de seguridad para evitar la materialización de una gran cantidad de situaciones que pueden entrañar riesgos.
La necesidad de seguridad es cada vez más percibida por los ciudadanos y las autoridades y por tanto, debe ser un factor incuestionable en el diseño y la gestión de este tipo de espacios que acoge un gran número de personas. Dicha seguridad está condicionada no sólo por la afluencia de clientes, sino también por las muchas actividades que se desarrollan en dichos recintos. De ahí la obligatoriedad de dimensionar adecuadamente sistemas de seguridad eficaces y avanzados que han de contemplar una serie de riesgos potenciales tales como robos, secuestros, incendios, o atentados.
De todos ellos es quizá el incendio el riesgo percibido con mayor preocupación, no sólo porque se pone en peligro la vida de todos aquellos que ocupan estos edificios, sino por su capacidad destructiva y las enormes pérdidas que conlleva. Recordemos un accidente mucho más cercano a todos nosotros: el incendio del edificio Windsor en Madrid. Afortunadamente había muy poco personal en el momento del desastre, pero las pérdidas tanto materiales como de imagen fueron cuantiosas.
Aunque estas incidencias no sean muy habituales, todo edificio de gran altura debería estar bien preparado para combatirlas mediante los mecanismos más conocidos y habituales: instalaciones de detección de incendios, pulsadores de alarma, rociadores automáticos de agua, bocas de incendio equipadas (BIE), hidrantes exteriores... y, por supuesto, con personal formado para hacer frente a los conatos de incendio a la espera de la llegada de los servicios de emergencia, y para facilitar la correcta evacuación del edificio.
Un desafío potencialmente aún mayor que el control del riesgo de incendio o del incendio mismo en un edificio de varias plantas, es la seguridad y la evacuación al mismo tiempo de cientos, quizá miles de personas.
Una evacuación sólo puede ser exitosa si los ocupantes pueden ser avisados de una emergencia de manera oportuna. El gran número de plantas, las diferencias de diseño de unas plantas a otras, y el desconocimiento general de los recorridos y dispositivos de emergencia por los ocupantes y visitantes, hacen difícil para las personas darse cuenta de la existencia de la condición de emergencia sin un sistema de comunicación de alarma diseñado apropiadamente.
En este sentido, un aspecto de la evacuación al que se ha prestado especial atención es el de la información proporcionada al público a la hora de evacuar un edificio. Existen estudios realizados sobre el papel de las alarmas y los mensajes de evacuación, en los que se compara la efectividad de las alarmas de incendio y las alarmas informativas, que indican que existen importantes deficiencias en transmisión de las alarmas de incendio a los ocupantes de un edificio, como son la dificultad de diferenciarlas de otro tipo de alarmas, el error que se induce en el ocupante al no poder éste identificarlas con un siniestro real y el hecho de que no proporcionan ningún tipo de información para ayudar a las personas a enfrentarse a este tipo de sucesos. Sin embargo, las alarmas apoyadas con mensajes hablados mejoran la respuesta de las personas, especialmente si la información que proporcionan explica el significado de la alarma. Esto motiva una respuesta inmediata y orienta las conductas que los ocupantes de un edificio llevan a cabo. La consecuencia obvia de este estudio es que la mejor forma de informar al público sobre un peligro es mediante la transmisión de mensajes por los sistemas de megafonía del edificio. Además favorecen una evacuación más rápida y con una mayor coordinación y ejecución.
El reto que se plantea es proporcionar señales de notificación de alarma con adecuados niveles de presión sonora, inteligibilidad, y visibilidad. Dado que grandes edificios son espacios de amplias dimensiones que usualmente son construidos sin necesariamente una consideración acústica, un sistema especial de audio podría ser el medio más adecuado para cumplir con los requerimientos que, en cuanto a comunicación de alarmas, establecen el Código Técnico de Edificación y las Normas EN-54 y UNE 60849.
Los sistemas de megafonía pueden ser diseñados para cumplir los requisitos clásicos de este tipo de instalaciones, como son música ambiente, mensajes directos y pregrabados, pero también potencialmente para cumplir una segunda función como sistema de notificación de alarma, emergencia y de evacuación ‘asistida por voz’. La ventaja principal es la posibilidad de integrar el sistema de megafonía de evacuación por voz como un elemento más del sistema global de seguridad, que puede interactuar con señales provenientes del sistema de CCTV, incendio, intrusión, control de accesos, etc., incluso sin intervención del usuario. Adicionalmente cabe comentar las ventajas en el cálculo de la prima en el seguro de los establecimientos equipados con estos sistemas.
La seguridad, en general, y en los grandes edificios en particular, es fruto de la conjunción de muchos aspectos que dependen no sólo de la afluencia de personas a estas instalaciones, sino también del tipo y naturaleza de las actividades que desarrollan en las diferentes plantas. De ahí que en función de estas y otras cuestiones se deban dimensionar adecuadamente las instalaciones y el equipamiento de seguridad del centro en cuestión. La finalidad de toda protección de seguridad consiste en garantizar la protección de personas, bienes, valores y negocio, así como asegurar el normal funcionamiento de los servicios. Para que todo ello funcione es imprescindible además que los departamentos de seguridad cuenten con personal formado y especializado; que exista un mantenimiento del equipamiento y sistemas y de que se mantenga vivo y actualizado el Plan de Autoprotección, facilitando en todo momento la adaptación del mismo a los diferentes escenarios, bien por cambios en la normativa, o por cambios de funcionalidad o estructura del propio edificio.