La firma alemana ha diseñado e instalado una planta ajustada a la morfología del edificio que la alberga
El centro de tratamiento de Torija, Guadalajara, un traje a medida confeccionado por Stadler
Poner en marcha una moderna instalación de gestión de residuos urbanos en la que también se reciben y clasifican residuos de envases ligeros no es tarea sencilla. Hacerlo en un edificio preexistente mientras la actividad se sigue llevando a cabo complica la tarea de manera exponencial, pero ese fue el reto al que tuvieron que enfrentarse tanto los profesionales del Consorcio para la Gestión de Residuos Urbanos de la Provincia de Guadalajara como los de Stadler a la hora de actualizar el centro de tratamiento de Torija. ¿El resultado? Todo un éxito.
En el Centro de Tratamiento de Residuos de Torija —que recibe desechos de diversas plantas de transferencia y directamente de 22 municipios guadalajareños— cuenta con una planta de clasificación, una planta de compostaje, otra de tratamiento de lixiviados y un vertedero.
El consorcio provincial solicitó a Tragsa que licitara la mejora de la planta de clasificación de la instalación, puesto que la anterior había superado —a pesar del tiempo de uso, en buen estado de forma— su vida útil. La empresa adjudicataria fue Stadler, que acumula una dilatada experiencia en este tipo de intervenciones. La nueva instalación, que debía ajustarse a las dimensiones y morfología del edificio existente, tenía que cumplir dos tareas: el procesamiento tanto de residuos sólidos urbanos (RSU) como de envases ligeros. Una vez visitadas las instalaciones, la sensación que se tiene es que lograr este objetivo en poco más de tres meses (el proceso completo se cumplió en trece semanas) y en el día marcado es todo un éxito.
De izquierda a derecha, Oscar Ibares Mendoza, gerente de Explotación de la UTE RSU Guadalajara; Ismael Avilés Ortega, director de Operaciones en España de Stadler; el gerente del Consorcio para la Gestión de Residuos Urbanos de la Provincia de Guadalajara, Carlos Risco, y Carlos Manchado Atienza, director de Ventas Internacionales, gerente España, Portugal, LATAM y Nuevos Mercados de Stadler .
Al milímetro
En este tipo de intervenciones es fundamental organizar y diseñar todas las fases del proyecto de manera milimétrica, para lo cual es necesario aplicar todo el buen hacer y la experiencia de los profesionales implicados en mayor o menor medida en el proyecto. La exactitud de los diseños y la calidad de la ejecución se hacen evidentes cuando se constata que la distancia que separa la estructura del edificio y algunos de los componentes de la planta de clasificación es de poco más de una decena de centímetros.
En una visita guiada a varios medios de comunicación especializados que tuvo lugar el 1 de marzo, Carlos Manchado Atienza, director de Ventas Internacionales, gerente España, Portugal, LATAM y Nuevos Mercados de Stadler, dijo que “sin duda, uno de nuestros principales retos fue sustituir una planta ya existente. El diseño de la nueva planta debía estar muy bien estudiado para encajar, por lo que el trabajo de preparación de nuestros ingenieros fue clave y demostró ser todo un éxito. En un segundo paso, nuestro equipo de montaje tuvo que trabajar con las restricciones del espacio limitado del edificio. Además, el proyecto requería obras civiles que llevaban a cabo otras empresas, por lo que la comunicación y coordinación en equipo fueron fundamentales”.
En esta mismas línea se expresó Carlos Risco, gerente del Consorcio de Residuos Urbanos de Guadalajara, quien destacó “las dificultades de desmantelar y reconstruir en una zona confinada y con una altura limitada eran un auténtico desafío que Stadler gestionó con solvencia”. Oscar Ibares Mendoza, gerente de Explotación de la UTE RSU Guadalajara, añadió que "el equipo de Stadler fue flexible y comprendió nuestras peticiones, adaptándose siempre a nuestras necesidades. La colaboración entre ambos equipos ha sido muy eficaz, lo que valoramos mucho”.
Tras la actualización de la instalación, el centro de tratamiento cuenta con una capacidad de tratamiento de 40 toneladas a la hora de RSU (anteriormente 35 ton/h) y de 4 toneladas de residuos de envases ligeros a la hora (antes 1,5 ton/hora), unas capacidades que se logran gracias, entre otros equipos, a un trómel suministrado por el proveedor alemán; un separador balístico Stadler STT 5000 para RSU, residuos comerciales mixtos y residuos voluminosos; tres clasificadores ópticos para PET, PEAD, ‘mix’ de plásticos (PS, PP y otros, como PVC) y briks; así como clasificadoras para hierro y aluminio.
Además de incrementar la capacidad (casi un 15% en el caso de los RSU y un espectacular 266% en el de los residuos de envases), se ha mejorado la tasa de recuperación, que en los RSU ha dado un salto desde menos del 50 a más del 90% y en el de los envases ligeros ha aumentado de un porcentaje inferior al 90 a más del 95%.
Además de incrementar la capacidad (casi un 15% en el caso de los RSU y un espectacular 266% en el de los residuos de envases), se ha mejorado la tasa de recuperación, que en los RSU ha dado un salto desde menos del 50 a más del 90% y en el de los envases ligeros ha aumentado de un porcentaje inferior al 90% a más del 95%.
Mejor de lo percibido
Tal y como se ha apuntado, la visita organizada por Stadler a la infraestructura de Torija contó con la presencia del director gerente Guadalajara, Unidad Territorial 4, Grupo Tragsa, Antonio Zarzal; el gerente del Consorcio para la Gestión de Residuos Urbanos de la Provincia de Guadalajara, Carlos Risco; Carlos Manchado Atienza, director de Ventas Internacionales, gerente España, Portugal, LATAM y Nuevos Mercados de Stadler; e Ismael Avilés Ortega, director de Operaciones en España de la compañía alemana.
En su presentación, Manchado Atienza puso en valor los avances alcanzados en nuestro país en la gestión de residuos. Aun señalando que existen lagunas en las que es necesario avanzar, Manchado Atienza destacó la mejora lograda en los últimos años. Una mejora que se basa en un cambio de mentalidad motivado por una mayor presión social y, también, por el cambio anunciado en 2013 por China, que anunció que cinco años después dejaría de importar residuos procedentes de otros países, lo que ha propiciado que países exportadores de residuos hacia el gigante asiático hayan tenido que gestionarlos en su territorio.
Las más exigentes legislaciones europeas —de entre las cuales Manchado citó la Ley 7/2022, de Residuos y Suelos Contaminados, y las Directivas (UE) 2018/851 y 2019/90—, así como una mayor concienciación de productores de residuos han propiciado que la economía europea esté virando hacia la circularidad, un concepto que de un tiempo a esta parte se cita en multitud de actividades económicas.
En la instalación de Torija se tratan los residuos procedentes de toda la provincia de Guadalajara: los procedentes de las estaciones de transferencia y los enviados directamente desde 22 municipios de la provincia.
Este nuevo escenario —social, pero sobre todo legislativo— propiciará que las empresas de gestión de residuos sólidos tengan que recuperar mucha más cantidad de materiales y de mejor calidad al haberse gravado el depósito de los mismos en vertederos. Además, la introducción de materias primas secundarias en diversos procesos de fabricación en detrimento de materias primas vírgenes hace necesaria la obtención de familias de residuos más limpios, un factor que cobra especial relevancia en el flujo de plásticos domésticos, PET y no PET. Esa circularidad citada también está favoreciendo el aprovechamiento de residuos en forma de CDR (combustibles derivados de residuos).
Tras citar algunos de los hitos de Stadler en España (la puesta en marcha de la primera instalación en Gijón en 2003, las dimensiones de la planta de Sogama —“probablemente la planta de gestión de residuos más grande del mundo”, dijo Manchado—, o las visitas que recibe el Ecoparc 4 de profesionales de todo el mundo), el director de Ventas Internacionales, gerente España, Portugal, LATAM y Nuevos Mercados de Stadler hizo referencia a los trómeles diseñados, fabricados, instalados y mantenidos por la compañía germana, que destacan por su robustez y resistencia a la deformación gracias a la utilización de acero Hardox de 10 milímetros. También llamó la atención sobre su diseño, en el que se han tenido en cuenta las labores de mantenimiento, que se facilitan gracias a amplios pasillos, puertas de seguridad e iluminación interior.
En cuanto a los separadores balísticos, Manchado destacó su sólida construcción, fundamental para lograr una prolongada vida útil; los ejes, construidos con protecciones que reducen los contaminantes y reducen la posibilidad de fallos; su bastidor pivotante patentado, “que ahorra tiempo y dinero”; así como la posibilidad de apilamiento, también patentada, que facilita la clasificación de residuos en varios niveles.
La exactitud de los diseños y la calidad de la ejecución se hacen evidentes cuando se constata que la distancia que separa la estructura del edificio y algunos de los componentes de la planta de clasificación es de poco más de una decena de centímetros, tal y como se puede apreciar en la imagen.
Una coreografía bien ejecutada
La principal dificultad del proyecto se localizaba en la fase de instalación, puesto que debía llevarse a cabo mientras la instalación seguía operando —para lo cual se eligió un periodo de baja actividad— a la vez que se realizaba la obra civil. El director de Operaciones en España de la compañía alemana, Ismael Avilés, destacó la colaboración de todas las partes implicadas. Todo ello con una fecha límite, el 30 de abril del pasado año, que fue cuando la nueva instalación entró en funcionamiento.
Tanto Avilés como Manchado apuntaron que el proceso de aprovechamiento de los residuos sólidos urbanos empieza en los domicilios particulares mediante una correcta separación de los residuos
Durante la visita guiada a la planta, los periodistas desplazados hasta Torija el pasado 1 de marzo pudimos comprobar el funcionamiento del equipamiento suministrado a la infraestructura guadalajareña, así como la todavía imprescindible labor desarrollada por los operarios que verifican las partes más delicadas de la separación de los residuos.