El saneamiento portátil se consolida como aliado clave en la gestión sostenible del agua
En un mundo donde cada gota cuenta, el sector del saneamiento portátil demuestra que la innovación puede transformar lo que muchos consideran un servicio básico en una pieza fundamental del rompecabezas de la sostenibilidad hídrica. Este fue el mensaje central que resonó durante la jornada técnica de saneamiento portátil y ahorro de agua celebrada el pasado 6 de marzo en Feria de Zaragoza, en el marco de la 50ª edición de Smagua, el principal escaparate internacional del sector agua en España.
La jornada, organizada por la Asociación Española del Saneamiento Portátil (Aespe), comenzó con una intervención que dejó clara la importancia del marco regulatorio. Luis Miguel Ballesteros, representante de Sani Eventos, desgranó las claves de la norma UNE-EN 16194, un estándar que algunos asistentes a la jornada desconocían en profundidad, pese a ser fundamental para garantizar la calidad y seguridad en el sector.
“No estamos hablando simplemente de 'colocar baños'. Estamos hablando de higiene pública, salud, dignidad y, cada vez más, de gestión responsable del agua”, destacó Ballesteros durante su exposición, en la que detalló los requisitos técnicos y operativos que deben cumplir estos equipos. Su intervención puso de manifiesto la evolución de un sector que ha pasado de ser meramente funcional a posicionarse como un agente activo en la conservación de recursos hídricos. Los datos presentados durante la jornada revelaron que un sanitario portátil convencional puede ahorrar hasta 270 litros diarios de agua en comparación con instalaciones sanitarias tradicionales.

El desafío de las emergencias: cuando cada minuto cuenta
Uno de los momentos más reveladores de la jornada fue la mesa redonda sobre el uso de sanitarios portátiles en situaciones de emergencia. Sebastián Ferrandís, de Camba XXI, y Roberto Fernández, representante de Toi Toi, abordaron la complejidad logística y operativa que supone desplegar estos servicios cuando ocurren desastres naturales o crisis humanitarias.
“La planificación es crítica, pero la rapidez de reacción marca la diferencia”, señaló Ferrandís, quien compartió experiencias sobre despliegues en zonas afectadas por inundaciones en el Levante español durante los últimos años. Por su parte, Fernández subrayó la necesidad de protocolos claros: “Cuando intervenimos en una emergencia, nos encontramos con múltiples actores: protección civil, ONGs, administraciones... La coordinación no es una opción, es un requisito indispensable”.
La mesa redonda evidenció que el sector ha pasado de ser un proveedor de servicios a convertirse en un colaborador estratégico en la gestión de crisis, capaz de adaptarse a escenarios cambiantes y dar respuesta a necesidades críticas en tiempo récord.
El ciclo integral: cuando los residuos se convierten en recurso
La gestión sostenible de los vertidos generados por el saneamiento portátil centró la ponencia de Luis Baldi, de Remondis, quien destacó la necesidad de integrar estos servicios en el ciclo integral del agua. “Lo que antes se consideraba un residuo, hoy puede transformarse en un recurso”, afirmó Baldi, describiendo tecnologías emergentes que permiten la valorización de estos vertidos.
Su intervención, respaldada por casos prácticos, demostró que una correcta gestión no solo minimiza el impacto ambiental, sino que puede generar valor añadido en forma de biogás o fertilizantes. “El sector está avanzando hacia modelos de economía circular donde cada elemento del proceso tiene un propósito”, explicó.
Un sector en plena transformación
La jornada técnica se desarrolló en el contexto de Smagua 2025, una edición especial que celebró el medio siglo de existencia de esta influyente feria internacional. La presencia de Aespe en este escaparate refleja la creciente relevancia de un sector que, tradicionalmente discreto, está ganando protagonismo por su contribución a la gestión sostenible de los recursos hídricos. Según datos del sector, el saneamiento portátil puede generar ahorros de agua de hasta un 80% en grandes eventos al aire libre en comparación con instalaciones convencionales.