El compostaje y la fabricación de sustratos vistos por Burés
21 de noviembre de 2011
El buen tiempo acompañó la jornada de puertas abiertas que tuvo lugar el pasado 17 de octubre en la planta de Burés S.A.U., en Sant Boi de Llobregat. El más de centenar de profesionales –vinculados a la jardinería y los gardens– presentes “obligó” a la directiva y representantes de la empresa a organizar hasta tres grupos diferentes, de modo que todos pudieran disfrutar de la correspondiente visita guiada por las diversas dependencias de la planta. Desde las zonas de compostaje, el primer paso tras la recepción del material o materia prima –básicamente restos de poda y otros residuos vegetales–, pasando por la nave de fabricación y envasado automatizado de sustratos –donde se efectúan las mezclas en las proporciones exactas para cada producto– a las dependencias de I+D, en este caso el laboratorio y los diversos campos de experimentación. Tras unas palabras de bienvenida a cargo de Francesc Albert, gerente, y Oleguer Burés, propietario de Burés S.A.U. y de Burés Profesional, S.A., dio inicio la división de grupos que, en mi caso, comenzó por la visita al laboratorio y el resto de dependencias de I+D, el invernadero y los campos de pruebas.
La jornada se incluía en el bloque de visitas técnicas previstas en el marco del Congreso Internacional de la I.S.H.S. (Internacional Society of Horticultural Science), que se centró en la investigación desarrollada en materia de compostaje y caracterización de productos para la preparación de medios de cultivo. Una jornada que supuso para la empresa una “muy buena ocasión para intercambiar conocimientos en el campo de la agricultura y la jardinería, y reforzar, además, su proyección internacional”, según fuentes de Burés. El congreso contribuyó, también, a la difusión de los últimos avances en productos de especialidad de la firma, como los sustratos para cubiertas ajardinadas; la presentación del Sustrato Universal J-2, uno de los productos emblemáticos de Burés, que estimula el crecimiento de la planta así como un mayor desarrollo de la raíces y se caracteriza por su buena retención de agua; y el mantillo, un producto orgánico a base de materias vegetales, ideal para la mejora de suelos y praderas.
Un laboratorio en el que se miden parámetros básicos en el control de calidad de los sustratos
“Aquí, en el laboratorio, llevamos a cabo los análisis rutinarios de control de calidad. Medimos parámetros como conductividad eléctrica, humedad, materia orgánica, pH, etc. También medimos otras variables, como la granulometría o grosor de las partículas del compost. Entre los equipos con los que contamos, aquí puedes ver una báscula para determinar la densidad y evaluar los pesos y un aparato para determinar la curva de retención del agua”, resumía José Manuel López, director comercial de Burés Profesional S.A, quien aclaró a Interempresas que así “se establece también la frecuencia de riego”. “Cada mes hacemos un informe y una reunión de calidad con el propietario de la planta, donde se analizan todos estos parámetros. Aun así, si se produce alguna incidencia, no nos esperamos al mes siguiente: lo comprobamos y en consecuencia, reaccionamos rápidamente. Trabajamos bajo un sistema de gestión de calidad basado en normas ISO 9001 y 14001, revisado según el nuevo Real Decreto de Sustratos de Cultivo (RD 865/2010), de manera que nuestros análisis y proceso productivo cumplen esta normativa”.
A continuación, se pudo pasear por el invernadero completamente automatizado, donde se efectúan ensayos, por parte del departamento de I+D de Burés, sobre usos, características y beneficios que aportan los materiales, objeto de análisis. “No nos limitamos a demostrar sus efectos, sino que además hacemos un informe para evaluar, de forma estadística, estos datos: si son reproducibles o fruto de la casualidad, por ejemplo. Con las conclusiones a las que llegamos, hacemos las fichas técnicas que después publicamos en nuestro portal. El cliente dispone pues, de un perfil analítico completo, en cuanto a microbiología de producto, metales pesados… es decir, toda la información disponible”.
La planta visitada dispone de otras áreas donde también se llevan a cabo tareas de I+D. Es el caso de los campos de experimentación, presentados por Neus Sepó, responsable de I+D y Calidad de Burés S.A.U. “En estos campos de pruebas se observan unas cubiertas verdes, ecológicas, que permiten evaluar sustratos especiales para ajardinamientos con plantas que tienen pocas necesidades de riego”, explicó José Manuel López. Sistemas en los que se estudian especies autóctonas mediterráneas –más resistentes a la sequía y a las condiciones de poca humedad– y aparte se crea un sustrato de cultivo que evita las pérdidas de agua por evaporación, a medida de estas plantas. “Es decir, se combina la resistencia natural de estas plantas a las condiciones de aridez o sequía con un sustrato que retiene mejor el agua, en función de las pruebas realizadas anteriormente”.
“Demostramos y evaluamos, estadísticamente, los efectos de nuestros materiales: si son reproducibles o fruto de la casualidad. Con las conclusiones, hacemos unas fichas técnicas con un perfil analítico completo que después colgamos en el portal”
El proceso de compostaje dura 16 semanas
Uno de los espacios más visitados durante la jornada fue el área destinada a la elaboración de compost, uno de los ejes además de este congreso internacional, centrado en el compostaje. Entre el público existente se pudieron apreciar varias pilas separadas, en función del origen de la materia prima. “Aquí entran distintos tipos de productos. Por un lado, materiales verdes procedentes de viveros, jardinería y ayuntamientos; por el otro, subproductos agrícolas, estiércoles... pero estos últimos en cantidades minoritarias”, detalló José Manuel López. Básicamente, el portavoz de Burés dio a conocer las diferencias entre ambos tipos de materiales que influyen también en los sustratos y tierras que se pueden obtener de ellos. “La materia prima verde es más limpia, se parece más a la tierra del bosque –continuaba– y se valoriza de otra manera. Ésta se destina a jardinería particular y al sector profesional. El resto de materia prima tiene una textura distinta y con ella se elaboran productos para obras públicas y grandes áreas verdes”.
Durante un periodo de 16 semanas, el compost verde ya cribado (mantillo) –con una máquina 'Trommel' que elimina aquellos materiales no útiles (impropios y fracción más gruesa) – permanece en la pila de compostaje donde se enfría y “madura”, según López. “Mientras permanece caliente, a 65 o 70 grados, aún se halla en proceso de compostaje. No se puede utilizar, porque sería perjudicial para la planta. Es necesario que se enfríe y baje a temperatura ambiente”. Finalizado este proceso de maduración, unas palas recogen el material que trasladan a unas tolvas dosificadoras, situadas en la nave de envasado, y donde se elaboran las mezclas exactas para las cuatro líneas de producto que produce y comercializa Burés.
Posteriormente, y ya en la nave de envasado, tiene lugar la fase final del proceso, conducida por Olga Morales, responsable de Producción de Burés S.A.U. El material, listo para su envasado, se deposita en unas tolvas conectadas a una máquina de sustratos con un programa informático que determina la mezcla exacta de ingredientes para un sustrato determinado. Para Josep Montagut, técnico comercial de Burés S.A.U., ésta es “la gracia de fabricar un sustrato o tierra”: producir un producto con la dosis exacta de ingredientes, algo que “se valora mucho en el sector”. “Como puedes ver –indicaba– contamos con una línea de producción integral. El material se mezcla, de forma que al mantillo se le añade turba, fibra de coco e incluso corteza de pino compostada entre otros materiales, y sale de aquí envasado y paletizado. Esto nos permite ahorrar costes y producir más”. Una planta de la que pueden salir, cada año, tres millones de sacos de cinco líneas de envasado, listos para su distribución.