Aeversu destaca el progreso de Cataluña en valorización energética y su lucha contra el cambio climático
La Asociación de Empresas de Valorización Energética de Residuos Urbanos, Aeversu, que representa a las empresas dedicadas al tratamiento y valorización de residuos urbanos, subraya la eficiencia de Cataluña en valorización energética, destacando su sostenibilidad sobre el envío de residuos urbanos no reciclables a vertederos.
Apoyándose en las recientes cifras divulgadas por la Agència de Residus de Catalunya (ARC), Aeversu subraya en una nota de prensa “cómo la combinación de tratamientos mecánicos, biológicos y de valorización energética en Cataluña ha evitado la emisión de 708.396 toneladas de CO2 equivalentes (eq)”. El colectivo destaca que, “en contraposición, los vertederos (…) generan hasta 828 kilos de CO2 eq por tonelada de residuos, mientras que las plantas de valorización energética sólo producen 236 kilos de CO2 eq por tonelada”.
Aeversu, “en su compromiso con el medio ambiente y con una gestión responsable de residuos”, apunta que Cataluña “parece tomar nota de líderes mundiales en gestión de residuos como Suecia y Dinamarca, países que han logrado transformar esta gestión en una herramienta clave para la sostenibilidad”.
A partir de las cifras mostradas, prosigue el comunicado, “podemos destacar que las plantas de tratamiento mecánico biológico recibieron en Cataluña un total de 1.468.760 toneladas de residuos denominados ‘fracción resto’ en 2021. Una parte del rechazo de este tratamiento, 434.239 toneladas, se dirigieron a las plantas de valorización energética. Además, estas plantas de valorización energética también procesaron otros tipos de residuos, como los bioestabilizados. En resumen, durante 2021, un total de 630.632 toneladas de residuos fueron transformados en energía en Cataluña”, subraya Aeversu.
Con estos datos, “se considera que ha alcanzado un ahorro total de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de 708.396 toneladas de CO2 eq. con el tratamiento mecánico y biológico de la fracción resto, la recuperación de materiales y la valorización energética”.
Aeversu asegura que "los vertederos (…) generan hasta 828 kilos de CO2 eq por tonelada de residuos, mientras que las plantas de valorización energética sólo producen 236 kilos de CO2 eq por tonelada”.
Cataluña y su alineamiento con el reciclaje europeo
Aeversu añade que “una perspectiva más amplia sobre la gestión de residuos en Cataluña demuestra su avance en el ámbito de reciclaje, aunque todavía hay retos por enfrentar”. A lo largo de 2022, Cataluña superó la media europea en el reciclaje de materiales no orgánicos con 170 kilogramos por habitante al año. No obstante, “aún se encuentra a distancia de países líderes en reciclaje como Austria”.
El reciclaje de materia orgánica en Cataluña alcanza solo la mitad del promedio europeo, aunque es esencial tener en cuenta que no todos los valores son directamente comparables. Pese a los esfuerzos en reciclaje y valorización energética, la comunidad catalana “todavía envía una cantidad considerable de residuos a vertederos. En 2022, Cataluña destinó a vertedero 145 kilos por habitante al año, superando la media europea de 121 kg/hab/año”.
Avanzar en la valorización energética
Aeversu apunta que el impacto ambiental de los vertederos “sigue siendo considerable”, por lo que insiste en “la necesidad de avanzar hacia métodos más sostenibles, como la valorización energética”, que “emerge como una opción viable, con un perfil de emisiones mucho más bajo en comparación con los vertederos”.
La Asociación de Empresas de Valorización Energética de Residuos Urbanos “alienta a las demás comunidades autónomas a seguir el ejemplo de Cataluña”, que cuenta con “un modelo basado en datos concretos que podría guiar a todo el país hacia una gestión de residuos más sostenible”.
Aeversu pone el ejemplo de la planta de Giubiasco (Suiza), que convierte en energía unas 160.000 toneladas de residuos no reciclables al año. La instalación alimenta la red eléctrica nacional y cubre las necesidades de unos 23.000 hogares. Este caso, concluye Aeversu, muestra “que es posible adoptar prácticas sostenibles en la gestión de residuos con decisiones basadas en evidencia técnica y ambiental”.