Entrevista a Manuel Kindelan, director general de Sigrauto
En esta realidad cada vez más evidente, los vehículos son una referencia por lo que respecta al aprovechamiento de los componentes que incorporan. Tal y como explica el director general de la Asociación Española para el Tratamiento Medioambiental de los Vehículos Fuera de Uso, Sigrauto, Manuel Kindelan, los vehículos fuera de uso “son un verdadero ejemplo de economía circular”, puesto que, entre otros aspectos, presentan “un índice de recogida del 100%” y de ellos “se recupera un 95% en peso de todos sus materiales”.
Sobre la evolución de la gestión de residuos en la última década, Kindelan considera que “la apuesta decidida de la Comisión Europea en su Pacto Verde ha sido crucial en muchos aspectos y entre ellos está el de la gestión de residuos. Dentro del pacto se han desarrollado varias iniciativas y el plan de acción para la Economía Circular ha sido posiblemente el principal motor de toda una serie de nuevas normativas en el ámbito de la gestión de residuos”, remarca Kindelan, quien destaca que la legislación nacional sobre la gestión de los residuos contenidos en los vehículos al final de su vida útil es la más avanzada de la Unión Europea.
¿Cómo ha evolucionado el sector de la gestión de los residuos en los últimos diez años?
La gestión de los residuos está en un proceso de mejora continua desde hace muchas décadas y en esta última se han producido enormes cambios. Cada año el sector crece y se moderniza invirtiendo en mayor digitalización, nuevas tecnologías, maquinaria más eficiente y muchos otros ámbitos con el objetivo de reducir el impacto ambiental de su actividad y contribuir a la economía circular.
Estos avances están siendo impulsados en buena medida por la normativa sobre gestión de residuos pero también por la propia sociedad que cada vez tiene una mayor concienciación en este ámbito y no sólo están dispuestos a hacer esfuerzos para evitar una gestión inadecuada de los residuos, sino que también ayuda con las decisiones de compra que hace y que cada vez más tienen más en cuenta aspectos ligados a la sostenibilidad y reciclabilidad (y todo esto es también, en gran medida, gracias a la normativa).
¿Cuáles son los principales hitos durante esta década en el ámbito legislativo y también desde el punto de vista tecnológico?
En mi opinión, la apuesta decidida de la Comisión Europea en su Pacto Verde ha sido crucial en muchos aspectos y entre ellos está el de la gestión de residuos. Dentro del pacto se han desarrollado varias iniciativas y el plan de acción para la Economía Circular ha sido posiblemente el principal motor de toda una serie de nuevas normativas en el ámbito de la gestión de residuos.
Desde el punto de visto tecnológico, se están produciendo enormes avances en las tecnologías de separación donde se están desarrollando muchísimo los sistemas de separación automatizados por medio de soplado, utilizando o bien sistemas de detección por visión o por otras tecnologías más avanzadas que permiten conocer la composición de los distintos fragmentos. Pero a esto hay que sumar un incremento enorme del grado de digitalización de las empresas del sector que está permitiendo grandes avances en muchos ámbitos que van desde la trazabilidad, la internacionalización e incluso la aplicación de la inteligencia artificial para determinados procesos.
¿Cuáles han sido las principales aportaciones de Sigrauto en la evolución del sector en este periodo?
El automóvil es un verdadero ejemplo de economía circular. Un producto muy complejo en su composición con un índice de recogida del 100% y del que se recupera un 95% en peso de todos sus materiales. Pero además, es un producto que llega al final de su vida útil con 20 años de antigüedad de media, es decir, muy duradero, que está diseñado para ser fácilmente reparable (no hace falta más que ver el número de talleres que existen) y que tiene un valor residual considerable cuando llega al final de su vida útil, ya que de él no sólo se obtienen materiales de alto valor, sino que es posiblemente el producto del que más componentes se preparan para la reutilización, existiendo un mercado muy maduro y pujante de piezas recuperadas de segunda mano.
Sigrauto ha contribuido en muchos ámbitos al avance del sector en esta última década. Gracias a la colaboración en el seno de Sigrauto de todos los agentes involucrados en la cadena de tratamiento de los vehículos al final de su vida útil —productores (fabricantes e importadores) de automóviles, centros autorizados de tratamiento (CATs/desguaces) y las instalaciones de fragmentación y post-fragmentación— somos capaces de conocer de primera mano los problemas o aspectos que hay que mejorar o resolver y buscar entre todos una solución de consenso.
Las principales aportaciones han sido fundamentalmente en el ámbito normativo, donde se ha logrado que España cuente actualmente con la normativa sobre vehículos al final de su vida útil más avanzada de toda la Unión Europea. Así, una buena parte de las medidas que la Comisión Europea quiere incorporar a la normativa europea para reducir los problemas que se han venido detectando con relación a la Directiva del año 2002, ya están contempladas en la normativa española. Por poner algún ejemplo, en España contamos con posiblemente el mejor sistema de tramitación de bajas que permite garantizar que todos los vehículos (no sólo los contemplados en la Directiva Europea, que son los turismos y comerciales ligeros) van a ser entregados en los CATs y sometidos a un correcto tratamiento medioambiental.
Pero Sigrauto también ha logrado una mayor concienciación y sensibilización de la ciudadanía informando por distintas vías de la realidad del sector, ha permitido contar con estadísticas y cifras fiables en relación al número de vehículos tratados y los niveles de recuperación alcanzados, y ha impulsado la investigación y el desarrollo en el ámbito de la recuperación de las fracciones más complejas del automóvil, involucrándose directamente en proyectos de investigación o premiando los proyectos más innovadores en ese ámbito.
¿Cuáles son los principales cambios que prevé de cara al futuro a corto y medio plazo?
Sin duda, los principales cambios van a producirse con la aplicación de los dos nuevos Reglamentos sobre pilas y baterías y sus residuos que está a punto de entrar en vigor y el relativo a los vehículos al final de su vida útil del que estamos a punto de conocer la propuesta inicial de la Comisión.
El primero ya incluye toda una serie de importantes medidas enfocadas a las baterías de tracción (normalmente de ion litio) tanto de los vehículos híbridos, híbridos enchufables o eléctricos como las de todos aquellos medios de transporte ligeros, como patinetes y bicicletas que han surgido en los últimos años.
En cuanto al que regulará la gestión de los vehículos al final de su vida útil, persigue fundamentalmente que se evite la existencia de vehículos en paradero desconocido, las exportaciones de vehículos como si fuesen usados cuando en realidad son residuos, la ampliación a todos los tipos de vehículos (especialmente vehículos industriales y motocicletas) y lograr una mejor separación de determinados elementos para permitir más cantidad, pero especialmente calidad, de determinados materiales reciclados. Como ya se ha señalado anteriormente, la normativa española ya contempla medidas para resolver los tres primeros objetivos gracias al sistema de tramitación de bajas, a la exigencia de que los vehículos exportados tengan que tener una ITV en vigor y a que todos los vehículos deben ser entregados en un CAT. Otro de los aspectos que se va a impulsar es el ecodiseño exigiendo entre otras cosas la incorporación de materiales reciclados en la producción de los vehículos nuevos.
¿Están preparadas las empresas españolas para cumplir los requisitos legislativos fijados por la Unión Europea? ¿Y las administraciones públicas?
Tanto las empresas como las administraciones están muy preparadas ya que, tal y como hemos comentado, España cuenta con una normativa muy avanzada que incluye la mayor parte de las medidas que se prevé que incorpore el futuro Reglamento Europeo. Aunque todo cambio legislativo puede requerir ciertas adaptaciones, la experiencia demuestra que se trata de un sector con una gran capacidad de adaptación a las novedades.