1 M de MW/h/año, potencial energético de los residuos hortofrutícolas de los invernaderos almerienses
28 de enero de 2011
La biomasa generada a partir de los residuos del cultivo de ocho hortalizas en los invernaderos de Almería proporcionaría un millón de megavatios hora anuales; es decir, daría energía, durante un año, a 120.000 hogares. Este es el resultado de la investigación de un grupo de ingenieros de la Universidad de Almería que, además, han creado modelos matemáticos de predicción del poder calorífico de este tipo de biomasa. Sus estimaciones son las primeras hechas en el mundo para estas especies en su conjunto y se acaban de publicar en la revista Renewable and Sustainable Energy Reviews, una de las más importantes sobre energías renovables según Journal Citation Reports de ISI Web of Knowledge, con Ángel Jesús Callejón Ferre como investigador principal.
“En este sector hay un recurso, los residuos, que no queremos que se desperdicie. Por eso nos planteamos la pregunta ¿si me llevo una hectárea de residuos de calabacín, por ejemplo, cuánta energía me va a dar? La realidad es que no todos los laboratorios, compañías o centros de investigación en cualquier parte del planeta tienen financiación suficiente para calcular el poder calorífico de su biomasa. Por eso, como complemento de la investigación, decidimos hacer modelos matemáticos de predicción fiables que ayuden a otros investigadores que trabajen con igual biomasa”.
“Digamos que desde la UAL hemos analizado, experimentado y verificado, siguiendo protocolos internacionales, los datos reales de la capacidad calorífica de calabacín, tomate, berenjena, judía, sandía, melón, pimiento y pepino, que representan casi el100% del cultivo en invernaderos de Almería. Así, otros no tendrán que hacerlo, ya que el proceso es muy costoso. Por ejemplo, -señala- en lugares de México o Marruecos donde se cultive lo mismo, se podrían utilizar estos modelos, comprobando su validez si se desea con un solo análisis, para poder predecir el potencial energético de la biomasa de dichas zonas”.
De este modo, y con la ayuda del laboratorio de biocombustibles de la Escuela Superior de Ingenieros de la Universidad de Sevilla, se han construido 20 ecuaciones de predicción comunes a las 8 especies estudiadas. Dichas ecuaciones van de 1 a 6 variables, lo que permitirá hacer aproximaciones más o menos precisas en función de las variables utilizadas en cada ecuación. Con el análisis, concluyen que, de todas las hortalizas analizadas, “la judía es la que más energía produce por kilo, mientras que el tomate (la más cultivada) es la más difícil de utilizar por su alto contenido en cloro. Esto podría solucionarse haciendo mezclas de residuos de distintos cultivos pero eso exige más estudios e investigaciones”.
La base de datos “Phyllis” de biomasa dependiente del ECN Biomass, Coal and Environmental Research de los Países Bajos ya ha solicitado incorporar todos los datos del trabajo de Callejón y sus compañeros.