Inversiones en saneamiento deben enfocarse en las zonas rurales
Para disminuir la brecha de agua y saneamiento en Latinoamérica es necesario que los Estados se centren en atender a las poblaciones más vulnerables, especialmente a los habitantes de zonas rurales, de ciudades pequeñas y de zonas marginales de las grandes ciudades.
Este es uno de los principales acuerdos concretados en la Declaración de Lima, suscrita en la IV Conferencia Latinoamericana de Saneamiento, en la que gran parte de los países de la región de reafirmó su compromiso para alcanzar las metas planteadas en materia de agua y saneamiento, dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Durante el evento se enfatizaron cuatro aspectos clave que los países de Latinoamérica deben tener en cuenta para lograr una cobertura más amplia y de mejor calidad de estos servicios:
- Política e Institucionalidad: es primordial identificar los desafíos que enfrenta la ejecución de políticas públicas en América Latina y El Caribe para reducir las brechas e inequidades en la prestación de los servicios de agua y saneamiento.
- Modelos de gestión y financiamiento: los lineamientos que se adopten para la implementación de estos patrones deben permitir a los países de la región alcanzar la universalización de los servicios con calidad y sostenibilidad. Para esto, es necesario el análisis de las grandes tendencias mundiales respecto a la urbanización, el cambio climático, el manejo integral de recursos hídricos y la seguridad hídrica.
- Uso de la tecnología: en los últimos años se han producido importantes avances científicos que pueden brindar a los países herramientas innovadoras para mejorar la prestación de los servicios. Para incorporar estas tecnologías en futuros proyectos de inversión es necesario primero identificar las distintas estrategias para zonas urbanas y rurales.
- Cultura del agua y de la salud pública: se deben estudiar las estrategias más eficientes para promover el desarrollo de comportamientos responsables en el cuidado y preservación de los recursos hídricos, resaltando especialmente la repercusión del saneamiento en la salud de la población (con argumentos fundamentados en principios como equidad, derechos humanos, etnicidad y territorialidad).
Estas propuestas apuntan a una mejora en las estrategias inversión para avanzar hacia una gestión integrada de los recursos hídricos, así como a un aumento en la productividad del agua en sus distintos usos, lo cual resulta fundamental para garantizar la sostenibilidad de los servicios de agua y saneamiento.