Envases innovadores para lograr una economía circular
El proyecto creó sus envases innovadores poliméricos para su uso en tres sectores concretos: el farmacéutico, el cosmético y el alimentario.
Los polímeros creados se denominan «inteligentes» porque los materiales bioplásticos utilizados presentan características inéditas que los convierten en una pieza activa del proceso de conservación del producto, esto es, aumentan la durabilidad, conservan la calidad e informan al consumidor de las condiciones de conservación de su contenido.
Propuestas para una economía circular
Los materiales utilizados para crear los envases son respetuosos con el medio ambiente y fabricados a partir de fuentes renovables. Son también sostenibles y contribuyen a crear una economía circular, una de las principales ambiciones de Europa tras la propuesta en diciembre de 2015 de un amplio paquete legislativo por parte de la Comisión Europea.
Hoy en día se gastan en Europa una media de doscientas bolsas de plástico por persona y año. La mayoría de estas bolsas son plásticos ligeros; por tanto no se suelen reutilizar y su reciclado es complicado en extremo. Lo mismo ocurre en el caso de miles de botellas y envases de todo tipo fabricados con derivados del petróleo, la mitad de los cuales acaban en la basura y tardarán siglos en degradarse.
El proyecto DIBBIOPACK se propuso reducir en Europa el empleo de este tipo de productos perjudiciales para el medio ambiente y facilitó la transición de empresas y consumidores hacia una economía más eficaz mediante tecnologías que reducen la necesidad de usar envases derivados del petróleo. A largo plazo serán otros sectores adicionales a los tratados en el proyecto, como el del embalado y desechado de residuos, los que también recojan los frutos del proyecto.
Innovaciones en el diseño ecológico
Los responsables del proyecto emplearon en el diseño de sus productos nanofibras que dotan a los envases de propiedades mecánicas y durabilidad similares a las de los plásticos convencionales, si bien estas nanofibras no entran en contacto directo con el producto envasado.
Para separar el contenido se emplean barreras biodegradables. Estas barreras cuentan además con agentes antimicrobianos que se liberan en caso de humedad para evitar la aparición de bacterias.
Los envases diseñados también cuentan con sensores que cambian de color en función de la cantidad de oxígeno presente en el envase. Todo ello conduce a la recabación de información adicional sobre los productos y procesos empleados en la cadena de valor del envasado y que aumenta la seguridad y la calidad de los productos a lo largo de toda la cadena de suministro. En consecuencia se amplía la vida útil de los productos envasados.
La incorporación de estos sensores ofrece la posibilidad de consultar de inmediato todo tipo de información útil sobre el estado de los contenidos sin necesidad de tocarlos gracias al empleo de antenas RFID integradas en teléfonos móviles o tabletas. De este modo se facilita el acceso a información sobre trazabilidad y otro tipo de registros.
Por último, el envase emplea películas biodegradables con propiedades de barrera mejoradas compuestas por un sistema de tres capas en el que se combinan materiales de recubrimiento orgánicos y biodegradables con otros inorgánicos aplicados por plasma.
Próximos pasos
El consorcio de DIBBIOPACK estudia ahora tanto las normas que debe cumplir su producto para comercializar los resultados como la protección de la propiedad intelectual relativa a los procesos ideados.
Fuente: Cordis. Imagen: © Shutterstock