ITENE obtiene refuerzos biodegradables para materiales de envase a partir de residuos de serrín y tomateras
El Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (ITENE) ha desarrollado, en el marco del proyecto SINSOST, materiales de envase basados en papel y cartón con nanorefuerzos biodegradables de celulosa obtenidos a partir de residuos agroindustriales de serrín y restos de plantas de tomate.
En este proyecto, que ha sido financiado por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE) mediante el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), se ha logrado obtener celulosa microfibrilada (MFC) cuya calidad es comparable a la que se comercializa en el mercado en la actualidad.
Con el desarrollo de las nuevas nanofibras de celulosa y la adición de éstas a los procesos productivos de papel se ha logrado además mejorar las propiedades físico-mecánicas y barrera de los papeles resultantes.
En la actualidad, los envases de celulosa son normalmente envases secundarios y no pueden competir con los polímeros derivados del petróleo porque no tienen las propiedades barrera necesarias para conservar alimentos. Ello obliga a combinar la celulosa con materiales no biobasados, lo que disminuye su sostenibilidad y dificulta la reciclabilidad del envase. Sin embargo, la MFC obtenida en el proyecto SINSOST, constituye una alternativa a ello gracias a su alta resistencia y rigidez, su bajo peso y su biodegradabilidad.
Por otro lado, a lo largo del proyecto se han desarrollado refuerzos nanoestructurados biodegradables (copolímeros de bloque) compatibles con diferentes matrices de polímeros biodegradables, lo que supone una alternativa a los polímeros tradicionales provenientes del petróleo (plásticos). Así, se han evaluado dos de estos polímeros biodegradables, los polihidroxialcanoatos (PHAs) y el polibutileno succinato (PBS), ya que son los polímeros biodegradables que pueden presentar mejores prestaciones para aplicaciones de packaging.
Este nuevo material se encuentra en línea de la nueva estrategia europea de plásticos, publicada en enero de 2018 y que implica que en 2030 todos los envases de plástico deberán ser biodegradables, reciclables o reutilizables.
Los siguientes pasos a seguir en esta línea de investigación perseguirán la obtención y validación de los composites biodegradables de PHAs y PBS con sus respectivos copolímeros de bloque o refuerzos nanoestructurados con el fin de obtener materiales compuestos para la industria del envase y embalaje alimentario y cosmético.