Mitos y leyendas. Por qué la valorización energética no triunfa en España frente a la proliferación de vertederos
La Valorización Energética (VE) es una práctica normalizada tanto en la sociedad como en la clase política del norte de Europa. Mientras tanto, en España seguimos dando crédito a los numerosos mitos que desde hace décadas circulan en torno a la Valorización Energética y sus supuestos peligros, nuestros vecinos europeos han desterrado viejas creencias y han eliminado los vertederos convencionales de sus geografías.
Tanto es así, que daneses y suecos, entre otros, conviven con las plantas de valorización energética en el propio centro de las urbes. Estar presente en el núcleo de las ciudades les permite disfrutar de los beneficios principales que ofrece emplear la energía procedente de los residuos.
En las instalaciones de Copenhague, por ejemplo, se puede esquiar sobre la superficie de su planta, la cual además proporciona calor a 150,000 hogares y electricidad baja en carbono para 550,000 personas. En Bruselas también disfrutan de las bondades de la valorización energética, con un centro comercial alimentado por energía renovable y que reduce drásticamente su impacto ambiental al no producir CO2.
Pese a lo numerosos beneficios de la valorización energética frente a los vertederos, en España las administraciones aún rechazan este tipo de técnicas y dan prioridad al vertido, debido en gran parte al rechazo popular y a la errónea vinculación de las plantas de VE con la contaminación del medioambiente y la afección a la salud pública.
“El reciente apoyo que la sección ambiental de la ONU ha otorgado a las plantas de valorización energética es un factor determinante para Aeversu, no obstante en nuestro país, este tema aún no suscita el interés que debería, sobre todo, en los regidores municipales y en la clase política en general”, explica Rafael Guinea, presidente de Aeversu.
Vertederos, grandes enemigos del medioambiente y la salud pública
La valorización energética es la alternativa a los vertederos convencionales por su mayor sostenibilidad y beneficios sociales. Según un estudio del Ministerio de Medioambiente Alemán, la VE emite 19 veces menos CO2 que los vertederos, por lo que el uso de la primera técnica constaría como infinitamente preferible a la segunda.
Por otro lado, Aeversu no compite con el reciclaje y la reutilización. De hecho, existe una gran correlación entre los países que más reciclan y aquellos que más valorizan energéticamente sus residuos. Gracias al empleo de las dos técnicas, Dinamarca, Suecia, Países Bajos o Suecia han conseguido implantar una cota de “residuo cero” y eliminar de sus sistemas los vertederos convencionales con una cota de vertido de residuos anual menor al 1%.
Aunque más del 47% de los residuos municipales en la UE se reciclan o se compostan, todavía son muchos los países que continúan vertiendo grandes cantidades de residuos municipales. En el caso de España, todavía enviamos un 54% de los residuos a vertederos.
Esta desigualdad de sistemas, que contribuye al deterioro del planeta y hace que nos quedemos atrás en Europa y que, además, cumplir con los objetivos establecidos en la Agenda 2030 sea una tarea complicada.
La valorización energética no perjudica a la salud
Las plantas de valorización energética son extremadamente seguras, y no perjudican a la salud de los vecinos, ya que pasan por los controles más exigentes en cuanto a emisiones industriales. Como indica El Paquete de Economía Circular, aprobado por la Comisión Europea, “cuando los residuos no se puedan reutilizar ni reciclar, resulta preferible, recuperar su contenido energético en lugar de eliminarlos en vertedero”.
Además, las innovadoras técnicas que emplean las plantas de VE cuentan con procesos de filtrado muy eficaces con exhaustivos controles medioambientales, mediante los que se garantiza unos niveles de emisión controlados y exigentes. Estos sistemas de control hacen que las plantas de VE sean infinitamente más respetuosas con el medioambiente que los vertederos, y por consiguiente con la salud pública. Prueba de ello son los estudios recientes e independientes publicados por la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) y por Madrid Salud.