La alianza por la reciclabilidad de los envases: Una necesidad hecha realidad
Los indicadores ambientales cuantitativos
Aparte de las categorías de impacto ambiental usuales en los análisis de ciclo de vida, como son el cambio climático (medido con la huella de carbono), el uso de agua (medido con la huella hídrica), y otras como la acidificación, la toxicidad, el smog o “niebla contaminante, el uso de suelo, los recursos no renovables, etc., existen indicadores cuantificables que nos dan idea de la eficiencia de nuestros sistemas productivos y procesos.
Entre estos indicadores, para evaluar envases se pueden usar: la cantidad de energía, la cantidad de materia, la cantidad de residuos, el ratio peso/volumen, la vida útil, etc. Además, algunos aportan información de circularidad, como son: el Indicador de Circularidad Material (de la Ellen MacArthur Foundation), el porcentaje de reparabilidad, el número de usos o el porcentaje de reciclabilidad.
En ocasiones, mejorar un indicador puede empeorar otro. Por ejemplo, aumentar la vida útil del producto puede implicar aumentar la cantidad de materia en el envase. Si bien es cierto que, cuando queremos asegurarnos de que un sistema está bien evaluado ambientalmente, es importante obtener varios indicadores y ver si todos ellos marcan la misma tendencia, también es cierto que la sociedad a menudo plantea la necesidad de mensajes sencillos y opta por indicadores únicos. En estos momentos, en el sector de los envases, tal vez los dos indicadores más importantes sean la huella de carbono y la reciclabilidad.
La huella de carbono es un indicador bien fundamentado en el análisis de ciclo de vida, absolutamente consensuada como la mejor metodología de evaluación ambiental y estandarizada desde hace años en la serie ISO 14000. Además, ha sido revisada varias veces y dispone de mecanismos de certificación por tercera parte totalmente consolidados.
En cambio, el indicador de reciclabilidad podemos decir que ha sido pervertido por carecer de estándares con la especificidad y rigor suficientes, sin programas de ecoetiquetado con un manual de procedimientos coherente y sin un mecanismo de certificación externa homologado. En consecuencia, han proliferado las autodeclaraciones de reciclabilidad que siguen mecanismos de evaluación dispares y que a menudo ofrecen porcentajes de reciclabilidad del 100% (cosa que es prácticamente imposible), por lo que son más estrategias de greenwashing que soluciones reales. Es, sin duda, el lado oscuro de la reciclabilidad.
Prof. Dr. Pere Fullana i Palmer Director. Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático ESCI-UPF
Raquel Iglesias Iglesias Directora General. Dríade Soluciones Medioambientales
Victoria Ferrer Maymó Directora General. Gremi de Recuperació de Catalunya
Mireia Andreu Robert Project Manager. Packaging Cluster
Publicado en: FuturENVIRO Nº 70 Mayo-Junio 2020