Reciclaje de neveras: el tratamiento conjunto produce beneficios ambientales
Cuando se tratan para su reciclaje los aparatos de refrigeración al final de su vida útil, algunos de los residuos que se envían para su reciclaje contienen clorofluorocarbonos (CFCs), mientras que otros no contienen CFC. En cuanto a la minimización del impacto ambiental, la recogida conjunta y el tratamiento conjunto de estos aparatos sigue siendo el método preferido para el medio ambiente. Aunque ahora aproximadamente la mitad de los aparatos que llegan para su tratamiento ya no contienen CFCs, que son climáticamente perjudiciales (conteniendo en su lugar hidrocarburos como refrigerante y pentano como agente espumante), aún es necesario el tratamiento conjunto de estos aparatos con el fin de garantizar una alta calidad y el reciclado ambientalmente racional de los residuos de equipos de refrigeración.
El incumplimiento de los resultados del procesamiento conjunto resulta en la liberación a la atmósfera de 4.800 kg de CFC cada año y crea un potencial de calentamiento global adicional de hasta 54.000 t equivalentes de CO2 al año. Estas son las conclusiones extraídas de un estudio de evaluación del ciclo de vida comparativo de cuatro diferentes opciones de tratamiento que llevado a cabo por Oeko-Institut, en representación de la RAL Quality Assurance Association for the Demanufacture of Refrigeration Equipment.
El procesamiento conjunto de las neveras al final de su vida sigue siendo el método elegido
Hoy en día, los estados miembros de la UE deben garantizar que los residuos de aparatos frigoríficos son tratados en plantas de reciclaje especializados en neveras. No importa si la los agentes espumantes y los refrigerantes contienen CFC o no, el tratamiento más compatible con el medio ambiente implica el procesamiento simultáneo de aparatos que contienen CFC y los que contienen hidrocarburos en una sola planta – conocido como procesamiento conjunto.
Este requisito de la Directiva de la UE sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEEs) también fue adoptada en la norma europea EN 50574, que contiene reglas claras referentes al reciclaje de residuos de equipos de refrigeración. Los aparatos que entran no se ordenan antes del tratamiento ya que el proceso de clasificación es propenso a errores. Los CFC y los hidrocarburos (HC) se reciclan de forma segura en la planta de reciclaje y no escapan de forma incontrolada al medio ambiente – como es el caso de otros métodos de tratamiento. Las fracciones recuperadas de metales, plásticos y vidrio se someten a un reciclaje mecánico posterior.
En comparación con otras opciones de tratamiento, el tratamiento conjunto de los aparatos frigoríficos usados ahorra actualmente hasta 54.000 t de gases de efecto invernadero al año. Esto corresponde a emisiones anuales de carbono equivalentes a las de 19.000 coches en Alemania, basado en el promedio de emisiones de automóviles de 205 g equivalentes de CO2 por kilómetro y suponiendo que, de promedio, un coche conduce 14.000 km/año. Incluso en 2020, cuando el 90 % de los aparatos enviados para su tratamiento al final de su vida útil contengan HC, el estudio muestra que el tratamiento conjunto aún producirá importantes resultados ambientales, con un ahorro de alrededor de 37.000 t de equivalentes de CO2 al año.