Gestión del textil usado: De la reutilización al CDR
La industria textil es una de las que mayor influencia sobre el medio ambiente tiene: la complejidad de su ciclo de producción y distribución supone un alto consumo de materias primas y recursos, lo que provoca un gran impacto a nivel medioambiental. Desde el cultivo de las materias primas hasta la llegada del artículo manufacturado al punto de venta, a miles de kilómetros de distancia en la mayor parte de las ocasiones, el consumo de recursos es muy alto.
Se calcula que una persona compra anualmente unos 16 kg de ropa y que un porcentaje significativo se usa muy pocas veces… hasta que finaliza su vida útil en la basura o en un contenedor de residuo textil, en el mejor de los casos. Del total de prendas que los españoles desechan anualmente, tan solo una de cada cinco se deposita en un contenedor de residuo textil o se entrega a una organización especializada en reutilización. Un altísimo porcentaje de la ropa que ya no nos sirve se puede usar de nuevo, reduciendo así el volumen de residuos.
La gestión de la última parte del ciclo del textil comienza con la donación de los ciudadanos que, en lugar de tirar la ropa a la basura, la depositan en el contenedor de un gestor de residuos, bien con una vertiente social añadida como es el caso de Humana, Cáritas o Roba Amiga, por ejemplo, o bien con una vertiente puramente empresarial. La recogida del textil se lleva a cabo en la gran mayoría de las ocasiones mediante contenedores metálicos, situados en la vía pública, en puntos limpios o en suelo privado (centros comerciales, gasolineras, parkings, etc). La sociedad en constante movimiento en la que nos encontramos, demanda además nuevas soluciones para la recogida del textil, que van desde campañas puntuales de recogida, a la recogida a domicilio, o mediante recipientes más pequeños, amigables y susceptibles de ser colocados en espacios más pequeños.
El textil recogido se conduce a las centrales de clasificación, para lograr el máximo aprovechamiento. La clasificación se lleva a cabo de forma manual por un equipo especializado, apoyado en medios técnicos apropiados, buscando la mayor eficiencia y eficacia de todo el proceso. En el caso concreto de Humana, este proceso de valorización permite obtener cuatro grandes grupos de textil para otros tantos destinos: calidad tienda (13% del total); prendas adecuadas para ser distribuidas en África (50%); textil que no se puede reutilizar como tal, pero cuyas fibras permiten la fabricación de otros productos, como mantas o aislantes (30%), y material inservible (7%), que se envía a los centros de tratamiento de residuos (CTR). La optimización de todo este proceso ha permitido que este último porcentaje se reduzca año tras año.
Artículo publicado en: FuturENVIRO Marzo 2015