Hacia una economía circular del textil
Alicia García-Franco, directora general de FER, vicepresidenta de EuRIC, miembro del Comité Ejecutivo de Confemetal y UNE
29/11/2022Una de las mejores noticias acontecidas a lo largo de 2022 para la industria del reciclaje es la publicación de la Estrategia de la Unión Europea (UE) para Textiles Circulares y Sostenibles que crea condiciones e incentivos para alcanzar una cadena de valor textil sostenible y circular para 2030.
El punto de partida para poder hacerse una idea de la necesidad acuciante de esta estrategia nos remite a que el consumo total en Europa, en 2020, fue de 6,6 millones de toneladas de productos textiles. Ese año, los europeos compraron una media de 15 kilos de productos textiles –6,1 kilos proceden de la ropa, 2,7 kilos del calzado y 6,1 de productos textiles para el hogar–, según datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA).
Cada año se destinan a vertedero 5,8 millones de toneladas de textiles, unos 11,3 kg por persona. Según la AEMA, si solo se tiene en cuenta el consumo europeo, el sector textil ocupa el cuarto lugar en cuanto al impacto negativo sobre el medio ambiente y el cambio climático. Los alimentos, la vivienda y el transporte ocupan los puestos del uno al tres.
Ante tales cifras, nos es de extrañar que desde FER hayamos definido al textil como el residuo olvidado. Ahora, con la estrategia puesta en marcha por la Comisión Europea (CE) el objetivo es claro: crear un sector más ecológico, competitivo y resistente a las perturbaciones globales. Para ello, se pretende que todos los productos textiles comercializados en la UE sean duraderos, reparables y reciclables, fabricados en gran parte a base de fibras recicladas, libres de sustancias peligrosas y producidos con respeto a los derechos sociales y el medio ambiente; «la moda rápida ya no está de moda»: los consumidores pueden disfrutar más tiempo de textiles asequibles y de alta calidad; estén ampliamente disponibles servicios rentables de reutilización y reparación; el sector textil sea competitivo, resiliente e innovador; los productores asuman la responsabilidad de sus productos a lo largo de la cadena de valor, y se dispongan de capacidades suficientes para el reciclado y un mínimo de incineración y depósito en vertederos.
La industria europea de reutilización y reciclaje de textiles es clave para acelerar la transición hacia una economía circular en los textiles, mediante la preparación para la reutilización o el reciclaje, el sector recuperador da una segunda vida a los textiles y ahorra recursos, emisiones y energía en comparación con el uso de fibras textiles vírgenes.
Además, es una industria local y de mano de obra intensiva que depende de una amplia variedad de profesionales cualificados. Al clasificar los textiles posconsumo es esencial que los artículos se ajusten con precisión para satisfacer las demandas específicas de los mercados de segunda mano y los procesos de reciclaje posteriores. Esto requiere un proceso de clasificación de varias etapas llevado a cabo por clasificadores bien capacitados, liderados por un conocimiento profundo de los mercados de reutilización y reciclaje. Sin embargo, actualmente, la automatización de este proceso es muy limitada.
Pocos casos como el del residuo textil pueden explicar la infrautilización sistemática que ha existido sobre la industria europea de reutilización y reciclaje, pero como dice el refrán 'nunca es tarde, si la dicha es buena', y el sector recuperador se sumará a esta estrategia para brindar apoyo durante este proceso de implementación. Para ello, será fundamental el desarrollo de diversas cuestiones previas.
En relación a los requisitos de ecodiseño, alrededor del 80% del impacto ambiental de los productos se determina en la etapa de diseño. Aún así, la gran mayoría de los productos puestos en el mercado están diseñados sin tener en cuenta su etapa final de vida. Conscientes de que el diseño para la circularidad es de suma importancia para avanzar hacia el nuevo modelo económico, consideramos un gran acierto de la Comisión el énfasis puesto en la introducción de requisitos obligatorios de diseño ecológico para los textiles.
Por otro lado, con el fin de reducir la huella ecológica de los textiles, éstos deben diseñarse para que sean duraderos y extiendan su vida útil antes de entrar en la fase de residuo y para que sean fáciles de reciclar después. Además, su diseño debe centrarse en el uso de materiales libres de tóxicos y limitar la liberación de microplásticos a lo largo de su vida tanto como sea posible.
Pasaporte digital del producto
Sobre la introducción de un Pasaporte Digital del Producto (PDP) para proporcionar información clara, estructurada y accesible sobre las características de sostenibilidad ambiental de los productos, puede ser beneficiosa para la industria de la reutilización y el reciclaje si se implementa correctamente.
Es importante tener en cuenta que el nivel de información diferirá mucho entre la industria de reutilización de textiles y la de reciclaje de textiles. En todo caso, acogemos con satisfacción la introducción de un PDP para mejorar la trazabilidad y la transparencia en su cadena de valor.
Contenido en material reciclado obligatorio
Actualmente, la gran mayoría de las materias primas utilizadas por la industria de la UE no provienen del reciclaje sino de materiales vírgenes. Si se quiere alcanzar una economía circular para los textiles, es imprescindible que aumente la utilización de fibra textil reciclada en la producción de textiles nuevos. Por tanto, sugerimos que todos los productos textiles nuevos contengan un mínimo del 10 % de contenido textil reciclado a partir de textiles posconsumo para 2025 y un 25% de contenido textil reciclado a partir de textiles posconsumo para 2035.
Exportación
Apoyamos firmemente la iniciativa de establecer criterios específicos en el ámbito de la UE para hacer una distinción entre los residuos textiles y ciertos productos textiles de segunda mano, de forma que se evite que los residuos se exporten como productos de segunda mano y, por lo tanto, escapen a la legislación sobre residuos. Sin embargo, para ello es necesario garantizar que todos los Estados miembros apliquen los mismos criterios para mantener la igualdad de condiciones.
España
En lo que respecta a nuestro país, el último Congreso Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) trató, como no podía ser de otra forma, de forma específica la gestión del residuo textil. En una de las mesas redondas en las que participé hablamos de la importancia de licitar bien el servicio de recogida de residuo textil, punto de origen de la recogida del textil que los ciudadanos depositan en los contenedores de ropa y calzado.
Las conclusiones para avanzar decididamente hacia esa estrategia que ha puesto en marcha la Comisión son claras: es importante que los entes locales conozcan el flujo de residuo que pretenden recoger, porque cada residuo tiene sus características y diferencias. Por ejemplo, con el residuo textil, en primer lugar hay que conocer qué engloba el residuo textil (ropa, calzado, complementos, ropa del hogar y limpieza, etc.), y luego es necesario que se analice adecuadamente la contenerización tanto por tipo como por cantidad y frecuencia. Y así se deben establecer estos parámetros en los pliegos técnicos que publiquen. Debería considerarse la recogida de textiles de forma diferenciada respecto a otros flujos de residuos, de tal forma que se garanticen los principios de libre concurrencia e igualdad, y se establezca claramente el cumplimiento de la jerarquía de residuos, controlando el posterior destino de los mismos.
El impulso de las plataformas
Por último, desde FER somos firmemente defensores de cumplir la jerarquía de residuos. Por tanto, cuando hablamos de residuo textil, la primera opción debe ser siempre la preparación para la reutilización. Las tiendas de ropa de segunda mano, presentes ya desde hace tiempo, y el actual desarrollo de las plataformas de venta de prendas a través de aplicaciones móviles son grandes motores para fomentar esta reutilización.
Además, para acabar con la denominada ‘fast fashion’, que es el fenómeno de producción y consumo masivo que se incrementa a la misma velocidad a la que van cambiando las tendencias y que hace que el tiempo de vida de cada prenda fabricada sea realmente corto, hace urgente la puesta en marcha de campañas de concienciación sobre un consumo responsable.