La Comisión Europea valora nuevas medidas que gestionen mejor los biorresiduos
24 de mayo de 2010
La Comisión Europea ha llevado a cargo una evaluación acerca de los beneficios económicos y ambientales fruto de una mejor gestión de los biorresiduos en la Unión Europea. En una comunicación, la CE ofrece recomendaciones sobre la manera de aprovechar esos beneficios. Entre los planteamientos más eficaces figuran la prevención de los biorresiduos y el tratamiento biológico con producción de compost y biogás. Los residuos biodegradables de jardín, cocina y alimentos suponen 88 millones de toneladas anuales y a pesar de su impacto medioambiental, también podrían convertirse en fuentes de energía renovables y materiales reciclados.
La principal amenaza ambiental de los biorresiduos es la generación de metano, gas de efecto invernadero 25 veces más potente que el dióxido de carbono. En el caso de maximizar el tratamiento biológico de los residuos, el beneficio más visible sería evitar unas emisiones de gases de efecto invernadero cercanas a los 10 millones de toneladas equivalentes de CO2 en el año 2020. Así, casi una tercera parte del objetivo a alcanzar por la Unión Europea en materia de energía renovable se podría lograr empleando biogás producido a partir de biorresiduos. El 2 % del objetivo global de energías renovables de la UE se podría conseguir si todos los biorresiduos se convirtieran en energía. La plena aplicación de las políticas vigentes, junto con una mejor gestión de los biorresiduos, ejercería unos beneficios ambientales y económicos valorados entre 1500 y 7 000 millones de euros. Ya en el año 2008, la Comisión Europea hizo público un documento de debate sobre la gestión de los biorresiduos en la Unión Europea conocido como Libro Verde.
Entre las medidas prioritarias cabe citar un control riguroso del cumplimiento de los objetivos relativos al desvío de biorresiduos de los vertederos y una aplicación adecuada de la jerarquía de residuos y otras disposiciones de la Directiva Marco de Residuos, dando prioridad al establecimiento de sistemas de recogida selectiva. Las políticas nacionales de gestión de biorresiduos son muy diversas, ya que algunos estados miembros han adoptado políticas ambiciosas al respecto, al contrario de otros. Aun así España, y básicamente la comunidad autónoma catalana, figura entre los países con sistemas eficientes, como Alemania, Austria, Bélgica, Italia (algunas regiones), Luxemburgo y los Países Bajos.