Reciclaje de vehículos fuera de uso
En España, aproximadamente un 5% del parque automovilístico es enviado al desguace o Centro Autorizado de Tratamiento para su reciclaje (CAT). Desde que se puso en funcionamiento el Plan 2000E, se han dado de baja y retirado de la circulación casi 300.000 vehículos de más de 10 años, los más complicados de reciclar. En el 2009, alrededor de un millón de vehículos se enviaron al desguace y se dieron de baja para ser reciclados después. Gracias a estas cifras, se evitó la emisión de aproximadamente 985.000 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.
Los envases, al contenedor amarillo; papel y cartón, al azul; vidrios, al verde; pero… ¿y un coche? El artículo 3, apartado e) del Real Decreto 1383/2002 regula la gestión de los vehículos al final de su vida útil. Según este artículo, el usuario, una vez ha decidido deshacerse de su vehículo, es responsable de entregarlo en un centro autorizado de tratamiento, el equivalente a los coloristas contenedores de residuos en el que dejar nuestro coche.
Para analizar los problemas que afectan al tratamiento de vehículos al final de su vida útil, se crea en 2002 la Asociación Española para el tratamiento medioambiental de los vehículos fuera de uso (Sigrauto). Se forma mediante un acuerdo entre asociaciones que representan a los principales sectores involucrados en la cadena de tratamiento de los vehículos al final de su existencia. Fabricantes e importadores, fragmentadores y desguaces de automóviles, analizan los problemas que afectan al tratamiento de los vehículos y buscan las soluciones más adecuadas para tratar de proporcionar a sus asociados los instrumentos necesarios para que puedan cumplir sus nuevas obligaciones medioambientales relacionadas con dicho tratamiento.
¿Qué se recicla de un coche?
Veamos de dónde sale ese 87% del peso del vehículo recuperado. Por un lado, lo que lo envuelve, es decir la chapa. Aceros y metales como el aluminio, el cobre o el zinc, permiten un 75% de reciclaje para fundiciones, aunque no tienen aprovechamiento energético. Los líquidos como el anticongelante o el líquido de frenos, así como el aceite, tampoco se pueden aprovechar para producir energía, se reciclan en un 1%.
Los neumáticos y otras piezas fabricadas con cauchos, pueden ser recicladas en un 4%. En cuanto a los plásticos, se dividen en dos categorías. Unos son reciclados entre un 3,3 y un 5%, mientras que los otros son utilizados para la producción de energía (de un 7 a un 9%). Mal porcentaje de reciclado presenta también el vidrio (un escaso 3,5%), además de que tampoco puede generar energía. Tapicerías, papeles o cartón son aprovechados energéticamente en poco más de un 1%, siendo arrojado el resto a vertederos. Lo mismo sucede con materiales y piezas como las zapatas de freno o los filtros de aceite.
La conclusión es que, de un vehículo, se aprovecha de un 10 a un 12% para producir energía y de un 88 a un 90% se recicla en otros materiales. El porcentaje de reciclabilidad de los plásticos varía entre los diferentes modelos de vehículos. Cuanto más moderna sea la fecha de fabricación del vehículo, más y mejor se pueden aprovechar sus piezas. Para reciclar un vehículo hay que llevarlo a un centro autorizado, donde tratarán cada material como es debido sin que el reciclado en sí produzca agentes contaminantes. Hay que tener en cuenta que no todas las fábricas de reciclaje disponen de la misma tecnología. Muchos de los vehículos que se dan de baja, al año no han sido descontaminados ni reciclados adecuadamente antes de su despiece o fragmentación.
¿Cómo se recicla?
De manos del propietario pasan a la recepción de una de estas plantas de reciclaje o desguaces. Tras una etapa de descontaminación, en la que se retiran baterías, líquidos, plásticos, textiles y cableado, se valora lo que se puede reciclar de lo que queda del vehículo. Cuando sólo quedan metales, se comprime reduciendo su volumen para ser almacenado o llevado a terminar de reciclar. Los restos del vehículo se prensan para trasladarlos a la planta de fragmentación. Un molino de martillos los tritura en fragmentos de entre 20 y 40 centímetros. Los fragmentos pasan por corrientes magnéticas que separan las partes metálicas (un 75% aproximadamente) del resto de materiales. La chatarra se envía a la industria siderúrgica, donde se recicla. El objetivo marcado por las directivas de la Comunidad Europea es reciclar el 95% en 2015.
La ley actual multa con sanción económica el abandono de vehículos en la vía pública, por lo que darlo de baja es una obligación. Hay muchas empresas que se dedican a dar de baja los vehículos. Lo recogen gratuitamente para llevarlo al desguace y remiten el Certificado de Destrucción, esencial para saber que ha sido dado de baja en la DGT. Gracias a esta ley, que entró en vigor en 2008, en un año los coches retirados de la calle se redujeron de forma drástica.
El Salón de la Recuperación y el Reciclado (SRR)
Organizado por Ifema y promovido por la Federación Española de la Recuperación (FER) y la Asociación Española del Desguace y Reciclaje del Automóvil (Aedra), se consolida en su segunda edición como el punto de encuentro profesional para el sector de la recuperación y el reciclado, el entorno industrial sujeto a exigencias medioambientales, y los proveedores de equipos, tecnologías y servicios en este ámbito.
Este salón, que tendrá lugar en el recinto ferial de Ifema en Madrid entre el 8 y el 11 de junio, contará con la presencia de las empresas líderes en materia de gestión de residuos y reciclaje de automóviles fuera de uso, que mostrarán los principales avances del sector.