El Consejo de Ministros aprueba la ‘Hoja de Ruta del Biogás’
Enfocada en la valorización de residuos (agropecuarios, los generados por industrias agroalimentarias, municipales y de lodos de depuradora), esta hoja de ruta “impulsará el aprovechamiento del biogás por dos grandes vías: la producción de electricidad y calor útil, sobre todo para la industria, y su utilización como biocombustible sostenible en movilidad”. La iniciativa se encuentra en tramitación una orden ministerial con las bases reguladoras para repartir ayudas por 150 millones de euros, informaron fuentes del Gobierno central en una nota de prensa.
Este desarrollo del biogás, “particularmente importante en el actual contexto europeo, permitirá evitar la emisión a la atmósfera de aproximadamente 2,1 millones de toneladas de CO2 equivalente al año. También servirá para reducir la dependencia energética y reforzar la economía circular y fijará población rural gracias al crecimiento de su amplia cadena de valor empresarial”.
El uso de esta energía renovable en el transporte facilitará el cumplimiento del objetivo del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, que pretende alcanzar una cuota de energía renovable del 28% en 2030. También colaborará en los niveles europeos previstos de penetración de biocarburantes avanzados, “que deberán llegar al 3,5% del total ese mismo año”.
La ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez; la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, y la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, comparecen ante los medios de comunicación en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros celebrado el 22 de marzo.
Garantías de origen y objetivos de venta y consumo
Para dinamizar el mercado del biogás, la hoja de ruta contempla 45 medidas concretas en cinco ejes de actuación:
Por lo que respecta a los instrumentos regulatorios, se establece la creación de un sistema de garantías de origen, similar al de la electricidad renovable, para que los consumidores puedan distinguir el biogás del gas fósil convencional, para lo cual se está tramitando un real decreto. También se prevé agilizar y homogeneizar los procedimientos administrativos y la mejora de la normativa sobre residuos “para facilitar la obtención del gas renovable y el uso posterior del digerido resultante tras el proceso anaeróbico, principalmente como fertilizante”.
En cuanto a los instrumentos sectoriales, se prevé la posibilidad de establecer objetivos anuales de penetración en la venta o consumo de biogás, con cuotas de obligado cumplimiento. Además, se aboga por “fomentar su producción en zonas con abundante materia prima donde haya explotaciones ganaderas, industria agroalimentaria o plantas de tratamiento de residuos, junto con medidas para promover el consumo in situ, en flotas de vehículos, en usos térmicos, en la producción de hidrógeno, y la sustitución en general del gas de origen fósil, siempre que sea económicamente viable”.
Además, desde el punto de vista de los instrumentos económicos, se destinarán líneas de ayudas existentes “para financiar la innovación y el desarrollo tecnológico del biogás y se aprovecha el impulso que puede proporcionar al sector el Plan Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), que incluye ayudas al biogás”, agregan desde La Moncloa.
Otros de los instrumentos contemplados en el documento son los “transversales”, aquellos que buscan “priorizar los proyectos de biogás en zonas de transición justa, introducirlo en pliegos de contratos públicos, divulgar sus ventajas, crear comunidades energéticas y grupos de trabajo para facilitar su implantación”.
La ‘Hoja de Ruta del Biogás’ también contempla el impulso de la I+D+i, para lo cual se fomentará “la investigación para reducir las emisiones de gases contaminantes, el impulso a proyectos de demostración de la utilización de biogás en la industria y la promoción de la innovación en tecnologías menos maduras, entre otros”.
“Una prioridad estratégica”
El despliegue del biogás es una de las medidas recogidas en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, PNIEC. Además, se incluye en el PRTR, dotado de los fondos europeos Next Generation, y forma parte del Proyecto Estratégico para la Recuperación y la Transformación Económica de Energías Renovables, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento (Perte ERHA).
En este sentido, dentro de la componente 7 del PRTR para el 'Despliegue e integración de energías renovables', próximamente se lanzarán las primeras ayudas a proyectos singulares de instalaciones de biogás que contribuyan a descarbonizar distintos sectores de la economía. Estas instalaciones podrán ser de digestión anaerobia, para la producción de calor, generación de energía eléctrica, cogeneración, o producción de biometano o instalaciones para tratamiento del digerido, enumeran fuentes gubernamentales. Según las previsiones, se destinarán 150 millones de euros para impulsar el biogás.
Los gases de origen renovable, explican las mismas fuentes, “forman parte de la solución para alcanzar la neutralidad climática en 2050 y contribuyen a la consecución de los objetivos de reducción de emisiones y de penetración de energías renovables propuestos para España en el año 2030. Asimismo, el despliegue del biogás presenta numerosos beneficios medioambientales y permite crear sinergias con las industrias locales mediante su uso en localizaciones cercanas a su producción”.
Este carácter estratégico se ha visto reforzado por la coyuntura internacional, el conflicto en Ucrania y la escalada de precios del gas de origen fósil, tal y como demuestra la reciente Comunicación de la Comisión ‘REPowerEU: Acción conjunta para una energía más asequible, segura y sostenible’, que contempla incrementar la ambición de los objetivos del paquete ‘Fit for 55’ para los gases renovables producidos a partir de fuentes de biomasa sostenibles, en particular los desechos y residuos agrícolas.
Por ello, la hoja de ruta del biogás “contribuye a conseguir objetivos planteados en políticas transversales del Gobierno de España, como el desarrollo de la economía circular, el reto demográfico y la transición energética justa e inclusiva”.