Residuo Cero: ¿mito o realidad?

Desde Ecocuadrado estamos seguros de que tenemos que empezar a ver el residuo como mercancía y un recurso revalorizable que nos puede beneficiar económicamente, para así incentivarnos a hacer las cosas bien.

En la economía circular el valor de los recursos y productos se optimiza, reduciendo al mínimo la generación de residuos y generando un impacto positivo en la salud de las personas, la economía y el medio ambiente.

Tenemos la filosofía de que otra gestión de residuos es posible, la cual perseguimos con un gran esfuerzo y determinación, aunando valores económicos, medioambientales y sociales. No solo lo creemos, sabemos que es posible.

Miramos hacia el futuro posicionándonos como un referente medioambiental en la gestión de residuos, con el afán de implantar nuestro modelo de Residuo Cero en todos los rincones del planeta.

El objetivo fundamental del Residuo Cero es convertir los residuos en recursos y, en aquellos casos en los que no fuera posible, prepararlos para la reutilización o reciclarlos, evitando en todo momento su depósito en vertedero. Esto no significa que el 100% de los residuos no vayan a parar en el vertedero, sino, que al menos el 90% de ellos sean revalorizados.

Obviamente, implantar en una empresa un proyecto de Residuo Cero no es gratis, pero genera más beneficios que pérdidas en todos los sentidos:

• Al reducirse la gestión de residuos, disminuyen los costes derivados a estos procesos.
• Se generan ingresos por la gestión de los materiales valorizables en vez de ser gestionados como residuo.
• Transforma el residuo en materia prima.
• Ahorro económico en la fiscalidad del vertido.
• Permite adelantarse a las disposiciones legales, por lo tanto, genera un ahorro económico en posibles sanciones administrativas por no realizar el vertido según la normativa.
• Crea más trabajos puesto que se necesita más gente para separar, recolectar y habilitar los residuos de nuevo para el consumo.
• Contribuye con el medio ambiente.

El proyecto de Residuo Cero persigue invertir la pirámide actual de gestión de residuos, maximizando las acciones de prevención y valorización de residuos.

• Dando una segunda vida a aquellos productos que no tienen valor para el productor, pero sí para otras empresas/fundaciones y/o personas.
• Reparando algunos productos que inicialmente no tienen uso para que puedan seguir siendo utilizados por terceras personas o empresas.
• Reorganizando la segregación en origen de los residuos de forma que sea posible su entrega directa a fábrica para su reciclado. Esto implica la formación del personal implicado en el proceso de gestión de residuos.
• Buscando opciones de gestión alternativas al depósito en vertedero para determinadas fracciones de residuos que no pueden reciclarse.

Quizás todo esto suene complicado, pero realmente es muy fácil y beneficioso en todos los ámbitos si cuentas con la colaboración de una buena consultoría ambiental.