Entrevista a Alicia García-Franco, directora general de la Federación Española de Reciclaje (FER)
22 de diciembre de 2009
Como directora general de la Federación Española de Reciclaje, ¿cuáles son los primeros pasos que quiere dar desde este nuevo puesto?
En esta nueva etapa, mi principal reto es avanzar en la profesionalización del sector para superar la creencia generalizada de que el gestor de residuos, el chatarrero como se conoce coloquialmente, es un hombre asociado a prácticas marginales. La realidad es que la industria del reciclaje está perfectamente profesionalizada, por lo que seguiremos trabajando para luchar contra el intrusismo y la competencia desleal que tanto afecta a nuestro sector.
Por supuesto, mis esfuerzos se centrarán también en aumentar la competitividad de las empresas dedicadas al reciclaje, trabajando por rebajar las cargas administrativas que tienen que cumplir para desarrollar su trabajo, con el fin de equipararlas a Europa.
¿Qué representa la FER? ¿Qué grado de asentamiento tiene en la actualidad en el sector?
La Federación la integramos cerca de 300 empresas que representamos el 90% de los recicladores de metales, el 70 % del sector de reciclaje de neumáticos y el 100% de la industria fragmentadora de vehículos fuera de uso.
Nuestro papel es servir como interlocutor ante las administraciones públicas, los sindicatos y asociaciones empresariales y sectoriales –ya sean autonómicas, nacionales o internacionales– para defender los intereses y los derechos del sector del reciclaje.
En el ámbito nacional, negociamos como representante patronal ante UGT y CC OO el convenio colectivo del sector de la recuperación de residuos y materias primas secundarias. En el marco internacional, representamos a España ente la asociación mundial de recuperadores –el Bureau of Internacional Recycling (BIR)– y las agrupaciones europeas de recicladores de metales unificadas en la European Ferrous Recovery and Recyling Federation (EFR) y la European Metal Trade and Recyling Federation (Eurometrec).
¿La población española recicla? ¿Y sus industrias?
No hay duda de que cada vez hay más concienciación en este sentido, pero hay que seguir trabajando en este campo hasta que nos demos cuenta de que los consumidores somos el principal eslabón de la cadena de reciclaje y los que damos sentido al proceso porque somos los principales proveedores de esta industria.
Si el ciudadano se para un momento a pensar qué hacer con su televisor viejo o con la bicicleta que el niño ya no usa y canaliza bien sus residuos, estará contribuyendo a proteger el entorno y a aprovechar materiales que, como los metales, pueden reciclarse de manera ilimitada. Si nos fijamos en las empresas la tendencia también gira en esta línea, la concienciación cada vez es mayor. Es muy importante que las empresas vean el reciclaje de sus residuos como una parte de su proceso de producción. No deben verlo como algo separado. Además, una correcta clasificación y gestión de los residuos puede suponer importantes ahorros y financiación “extra”.
Una pregunta que no por manida deja de ser relevante: ¿Cuánto cuesta reciclar? Y sobre todo, ¿quién paga ese reciclaje?
Es relevante, pero es más importante plantearla de forma más ajustada. Como ejemplo, una persona no va al traumatólogo para que le cure una dermatitis. Lo que quiero decir es que no se pude contestar de manera genérica. En este caso, generalizar sería penalizar unos materiales frente a otros. Es muy diferente reciclar unos tipos de materiales u otros. Tampoco es lo mismo reciclar la basura de los hogares que la industrial. Hay residuos que tienen un valor positivo que permite su reciclado sin coste alguno para el usuario o consumidor.
Las industrias y empresas pagan el reciclaje de los residuos que generan que tienen un valor negativo.
En el caso de la federación a la que represento también hay diferencias. En el caso de los metales férricos y no férricos, reciclar cuesta mucho dinero, pero el material tiene también un valor. Existe un mercado maduro y establecido que en algunos casos permite su supervivencia sin trasladar coste alguno al usuario, es más, en alguna ocasión le genera al consumidor algún ingreso.
En el caso de los neumáticos fuera de uso, por ejemplo, el coste es elevado y superior al precio de salida del material reciclado, por lo que en este caso el consumidor está pagando el reciclado.
¿Qué campos del reciclaje son los que actualmente están mejor asentados y cuáles necesitan un empujón para acabar de desarrollarse definitivamente?
La pregunta se responde al hilo de la anterior. Más que campos del reciclaje, deberíamos decir materiales, esto es, hay materiales que llevan décadas reciclándose sin problemas (como es el caso de los metales) y otros materiales que necesitan un mayor desarrollo de I+D para su reciclado y por ende, si su valor no es positivo, necesitan ser financiados para poder desarrollarse.
Comparativamente con otros países desarrollados de nuestro entorno, ¿la industria del reciclaje en España va por el buen camino?
Lo cierto es que la industria española de reciclaje ocupa un lugar destacado en Europa. Contamos con casi una treintena de plantas fragmentadoras de metales, lo que nos sitúa en el quinto lugar de Europa, por detrás de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. Representamos aproximadamente el 15% de la estructura europea de reciclaje de metales.
¿La directiva que actualmente rige el reciclaje en España es la correcta, o se debería dar un paso más a la hora de restringir según que prácticas?
En mi opinión, vamos por buen camino. La legislación actual obliga en muchos casos a reciclar materiales de escaso valor, pero muy contaminantes, evitando que terminen en los vertederos generando contaminación y dañando el entorno. Lo que sí creo que debemos mejorar a corto y medio plazo –aunque insisto que el cambio en estos últimos años ha sido muy grande– es el trabajo de concienciación de los ciudadanos en general, ya que sin su colaboración las posibilidades de llegar a los niveles de reciclado exigidos por la ley serán prácticamente imposibles de alcanzar.
¿Desde las administraciones se da el suficiente apoyo, tanto económico como en concepto de formación, para que el empresario sea cada día más consciente de la importancia del reciclaje de los residuos que genera?
Es cierto que haría falta más ayuda por parte de la administración. No sólo es necesaria la concienciación del ciudadano o del empresario, sino también el apoyo de las distintas administraciones para facilitar la práctica del reciclaje. La Administración, las empresas y los consumidores deben darse cuenta de que los recicladores no somos el problema, sino la solución. Además, también hace falta en apoyo de la Administración para fomentar el uso de materiales reciclados. En ocasiones, interfieren los intereses comerciales y se limita de manera injustificada el uso materias primas recicladas, perjudicando a nuestro sector.
¿Cuáles son los próximos retos en la gestión de residuos en nuestro país?
Encontrar el equilibrio y no perderse en sinrazones. Es decir, en muchas ocasiones se puede lograr una gestión de residuos eficaz con total respeto al medio ambiente, sin necesidad de ahogarse en un mar de burocracia, papeles, y sobre todo, proteccionismo. Otro reto importante es la coherencia y armonización en las políticas de residuos en todos los niveles, desde la Unión Europea, España y sus Comunidades Autónomas. No se deben crear desajustes hacia la empresa por diferencias de gestión cuando el medio ambiente es de todos y para todos.
Hace unas semanas se celebró en toda Europa la ‘Semana de la Prevención de Residuos’. ¿Es quizás esa la mejor forma de reciclar? ¿Muchos de los residuos que generamos como usuarios o las propias industrias serían perfectamente evitables?
En mi opinión, es cierto que la primera medida debe ser la prevención de residuos, pero lo verdaderamente importante es ser conscientes de que a esos materiales que a nosotros ya no nos sirven, se les puede seguir sacando partido, de ahí la importancia de gestionarlos de manera correcta. Esta es la mejor forma de reciclar. Además, nuestro sector contribuye a conservar recursos que están sobreexplotados, como es el caso del aluminio, el acero o el cobre. Curiosamente, el 80% del acero que se produce en España procede de material reciclado, lo mismo sucede con el 65% del aluminio y el 50% del cobre.