Entrevista a Pilar Chiva, directora del Centro Catalán del Reciclaje (Agencia de Residuos de Cataluña)
21 de diciembre de 2009
A finales del pasado mes de noviembre se celebró la primera Semana Europea de la Prevención de Residuos. Bajo su punto de vista, ¿cuál sería el balance de esta primera edición?
Para nosotros, el balance es muy positivo. Esta iniciativa nace de un proyecto impulsado por cinco organizaciones de cuatro países diferentes. Hemos conseguido, en esta primera edición que tiene el apoyo de la Comisión Europea a través del programa 'Life', ampliar la celebración de la Semana Europea de la Prevención de Residuos a 13 países en todo el continente. Países en los que se realizaron más de 2.600 actividades. Respecto a Cataluña, también estamos muy satisfechos con la acogida que tuvo esta iniciativa, en la que participaron un total de 73 entidades. En total, se organizaron más de 129 actividades que representaron más de 300 actuaciones sobre el territorio. Sin embargo, nos proponemos que esta implicación vaya a más, y que este proyecto se consolide más allá de la Comisión Europea y del programa 'Life', cuya duración es de solo tres años.
La aprobación de la Directiva Marco 2008/98/CE regula expresamente la jerarquía en la gestión de residuos. ¿Cómo nos afecta la implantación de esta directiva europea en materia de prevención de residuos?
Por otra parte, la Directiva Marco 2008/98/CE establece la obligación para los estados miembro de efectuar planes de prevención periódicos. Sin embargo, no marca ningún objetivo cuantitativo específico en cuanto a la prevención de residuos. Una lástima, en mi opinión. Ahora se debe trasponer esta directiva al derecho español en un plazo de dos años desde su publicación.
¿Existe algún vacío legal en prevención de residuos?
Muchísimos. Por ejemplo, no hay ninguna normativa que contemple productos sobreenvasados, o respecto a la reutilización de productos. Por ejemplo, hay una directiva para residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, que insta a la reutilización de los mismos pero sin ningún objetivo cuantificado. Por ello, todo permanece como una ‘declaración de buenas intenciones’. Asimismo no se ha creado ninguna medida que regule el exceso de publicidad en papel, ni la prensa gratuita. Tampoco existe ninguna regulación sobre responsabilidad del productor en cuanto a residuos textiles.
En Cataluña, ¿hay más interés en materia de reciclaje y prevención de desechos que en otros puntos del país?
En cuanto a la recogida selectiva y al reciclaje de residuos, otras comunidades trabajan en ello en mayor o menor medida, pero en el campo de la prevención, Cataluña es pionera. La sociedad ya tiene más asimilado el concepto del reciclado, del que ya se habla desde hace varios años. Pero la prevención de residuos todavía es la ‘gran desconocida’, porque implica dar un paso más allá. ‘El mejor residuo es el que no se produce’, lema principal de esta iniciativa. Mucho mejor que depositar el residuo en el contenedor amarillo es no tener que hacerlo porque no exista, ya que ello genera una serie de impactos: se debe recoger, tratar y volver a introducir en el mercado el material depositado. De no generar ese producto, nos ahorramos todos los impactos ambientales y económicos que pueda generar a lo largo de su ciclo de vida. Algo muy importante a la hora de optimizar nuestro funcionamiento como sociedad.
El Programa de Gestión de Residuos Municipales de Cataluña 2007-2012 (Progremic) plantea, en una segunda fase, una reducción de un 10% en la generación por cápita de residuos, hasta llegar a 1,48 kilos por habitante diarios dentro de tres años. ¿Cuáles serían las principales actuaciones para lograr estas cifras?
Las actuaciones al respecto se llevan a cabo en todos los flujos de residuos que tenemos. Por un lado, respecto a la materia orgánica, las actuaciones prioritarias son el fomento del autocompostaje. Es decir, que el ciudadano pueda, en aquellos lugares que se permita y sea posible, gestionar sus propios residuos orgánicos. En este caso, una de nuestras líneas de actuación es la lucha contra el despilfarro alimentario, segmento con un gran potencial. Desde la industria al restaurante, sin olvidar nuestro propio hogar, desperdiciamos una gran cantidad de alimentos: raciones demasiado abundantes en el plato, productos que caducan en la nevera. Es decir, compramos demasiado y después no lo aprovechamos. Un estudio del Reino Unido, que se realizó el año pasado, demostró que una tercera parte de los alimentos comprados se convierten en residuos. Una cifra que yo no sé si aquí sería tan importante, pero sí es cierto que existe un potencial de reducción. También desarrollamos actuaciones para el resto de flujos, como el papel, los envases de vidrio, y la fracción 'otros' que incluye voluminosos, residuos textiles, entre otros.
Parecen medidas muy básicas, casi de sentido común para el usuario…
La mayoría de las medidas de prevención son de sentido común. Muchas veces, tan sólo nos hemos de parar un poco antes de empezar a comprar. Por ejemplo, en lugar de comprar cinco envases pequeños, compro uno grande. O en vez de comprar un producto empaquetado, me llevo uno a granel… todo suma y se trata de incorporar e interiorizar buenas prácticas a todo nivel. También es cierto que no toda la responsabilidad recae sobre el ciudadano, ya que las empresas también tienen la suya. Las administraciones también han de poner su granito de arena: por un lado, deben dar ejemplo y por el otro, regular en la medida que sea posible para que lo demás funcione. Otro flujo importante, que supone un 18% de los residuos es el papel o cartón. Las principales actuaciones se encaminan a la regulación del exceso de publicidad en papel y la prensa gratuita. Y después, fomentar el uso responsable del papel. Aquí hay muy buenas prácticas que se pueden hacer: desde imprimir a dos caras o sólo lo imprescindible, hasta hacer servir las nuevas tecnologías para ahorrar papel.
Los pañales, entre el 3 y el 6% de los residuos municipales, no son reciclables
Los pañales, destinados a bebés y ancianos, son de los pocos residuos que no tienen ninguna posibilidad de reciclaje. Según la directora del Centro Catalán del Reciclaje, Pilar Chiva, representan una cantidad importante que oscila entre el 3 y el 6% de los desechos municipales. Desde la sede de la Agencia de Residuos de Cataluña, Chiva insta a seguir el ejemplo de los pañales reutilizables, propio de otros países europeos. “No se trataría de volver a la situación de hace 50 años de lavar a mano los pañales, sino que se utilizarían medios más sofisticados. Incluso, con servicios de lavandería centralizados en guarderías y residencias para gente mayor. En este caso, y a nivel sanitario, este sistema podría ofrecer una mejor prestación en caso de alergia que los pañales de un solo uso, de usar y tirar”. En este sentido, la portavoz del Centro Catalán del Reciclaje, hace referencia a los resultados ‘satisfactorios’ conseguidos con dos pruebas pilotos realizadas, la primera en varias guarderías del municipio de Sant Cugat y la segunda, en una residencia de ancianos barcelonesa.
Realmente, ¿las bolsas de plástico son uno de los residuos más contaminantes como nos quieren hacer creer?
Cuantitativamente, en Cataluña no son muy importantes, ya que representan el 0,4% de los residuos. No es una gran cantidad, aunque sí lo es el número de bolsas que utilizamos: casi 2.500 millones de bolsas al año, solo en nuestra región. Es decir, 45 millones de bolsas a la semana; prácticamente una bolsa por persona y día. No tenemos nada contra el plástico pero se tiene que hacer un uso racional del mismo. Uno de los objetivos de nuestro programa es la reducción del consumo de bolsas a la mitad, en el año 2012. Por lo tanto, hemos firmado un pacto, de alcance regional y nacional, con todas las asociaciones de la distribución, a fin de convencerles sobre este propósito y aplicar las medidas oportunas. Por otra parte, nuestro país es un 'gran consumidor' de agua embotellada. Esto tiene unas implicaciones importantes en la generación de residuos, debido a la cantidad de botellas y garrafas que se generan. No se trata de ir contra el mercado del agua envasada, sino que fomentamos el consumo del agua del grifo porque cumple con todas las condiciones sanitarias y a nivel ambiental tiene muchas ventajas.
En el caso del vidrio y de los envases en general, estamos estudiando la posibilidad de implantar algún tipo de regulación en cuanto a sistemas de devolución o retorno. Esto puede parecer ‘a priori’ un regreso al pasado, pero en el resto de Europa se funciona así. También promocionamos el eco-diseño, en contra del sobreenvasado de muchos productos. Por un lado, intentamos persuadir a las empresas para que produzcan menos embalaje y, si eso no es suficiente, aplicar alguna normativa de regulación.
En general, ¿los ciudadanos sabemos reciclar?
Reparar y reutilizar, en sintonía con otros países europeos
Desde el Centro Catalán del Reciclaje, Pilar Chiva añade otras líneas de actuación para evitar la producción de residuos en detrimento del consumo excesivo. Por ejemplo, la reparación y reutilización de artículos. “Parece que hoy en día no se pueda arreglar nada: se nos estropea un electrodoméstico y ya pensamos en comprar uno nuevo. Resulta que reparar sale carísimo o los aparatos están diseñados para no ser arreglados”, se queja. Aún así, y a favor del medio ambiente, desde la Agencia de Residuos de Cataluña se impulsa la reparación de aparatos eléctricos y electrónicos, ropa y calzado. Asimismo se apoya la reutilización de artículos. “Aquí no tenemos cultura de artículos ‘de segunda mano’. Pero en el resto de Europa no es así”. “En el Reino Unido y el norte del continente –continúa–, las tiendas de segunda mano son lugares donde gente con poder adquisitivo normal acude para encontrar oportunidades. Nadie se avergüenza de llevar ropa o comprar productos de segunda mano”. Finalmente, también se potencia el consumo responsable: “Por ejemplo, se puede regalar un masaje en lugar de una corbata. O invitar a un niño al cine o al circo, en lugar de regalarle un juguete nuevo. En suma, fomentar el consumo que no crea tanto impacto ambiental”.
El sector industrial generó en Cataluña unos 5,42 millones de toneladas de residuos industriales el año pasado. ¿Cuáles son las acciones concretas que se destinan al sector industrial?
Principalmente, en el sector industrial la manera de disminuir la producción de es la mejora o los cambios de los procesos productivos. Por ejemplo, evitando la fabricación de retales que no se aprovechan. En la industria, cuántos más residuos creas, más pagas. A la población, esto no le pasa; habitualmente siempre abona la misma tasa en concepto de basura, si es que la paga. El segmento industrial experimenta unos gastos, cada vez más importantes, en concepto de gestión de residuos. Por su propio interés, cada vez producirá menos. Desde la Agencia de Residuos de Cataluña tenemos una línea de subvención destinada a las empresas que las ayuda a reducir sus residuos. Algo que deben tener en cuenta durante la fabricación, envasado y lanzamiento del producto al mercado.
¿Hasta qué punto la prevención de residuos contribuye a reducir las emisiones de CO2 (dióxido de carbono)?
Se considera que en Cataluña, las emisiones de CO2 relacionadas con el transporte y la gestión de residuos son de un 4% respecto de las emisiones totales. No es demasiado. Mientras que las emisiones vinculadas a la fabricación, distribución y consumo de productos son más del 50%. Cualquier actuación que realices en prevención de residuos, la mayoría de veces equivale a dejar de crear un nuevo producto; bien porque se haya reutilizado o porque se haya alargado su vida. El impacto que te ahorras no es sólo el de la gestión como residuo, sino también el de todo su ciclo de vida. En la lucha contra el cambio climático, la prevención de residuos desempeña un papel fundamental.
¿Los usuarios estamos preparados para cambiar nuestros hábitos en prevención de residuos?
Yo creo que sí. Este cambio no lo podemos hacer de un día para otro, pero, por citar un ejemplo, el tema de la bolsa de plástico ha demostrado que los ciudadanos muchas veces van un paso por delante de lo que piensan las empresas, incluso la administración. Las cadenas de distribución han sido muy reticentes a realizar cualquier actuación vinculada a las bolsas de plástico, por miedo a que la gente la rechazara. Y ha sido justo al revés. Esto me ha hecho reflexionar: quizás el grado de madurez de la sociedad es mayor de lo que creemos. En general la gente empieza a entender que nuestro planeta cuenta con recursos limitados, y si queremos que nuestros nietos vivan en él, hemos de convivir de otra manera.