Impacto del coronavirus en la industria española del reciclaje
Ricardo Tolón, vicepresidente de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje, FER
27/05/2020Así, a pesar de que la gestión de residuos fue considerada ya en el primer decreto de Estado de Alarma un servicio esencial, la industria del reciclaje, como un eslabón importante de toda la cadena de valor, vio reducida su actividad hasta un servicio de mínimos, contagiada por la paralización de otros sectores industriales y de servicios que sí sufrieron una interrupción obligatoria de su producción.
Según los últimos datos del sector elaborados por FER, la industria del reciclaje ha incrementado su producción a un ritmo del 15% desde que el Gobierno iniciara el desconfinamiento, lo que se ha denominado fase 1, en gran parte de las comunidades autónomas. Ahora bien, desde la federación hemos incidido en incontables ocasiones en que cada flujo de residuos es diferente, de ahí que la recuperación sea nula en algunos de ellos, mientras que en otros la capacidad productiva se acerca al 75%.
Vayamos por partes. En el caso de los residuos domésticos, la recuperación se acerca a cifras cercanas a la normalidad. Es el único flujo de residuos al que apenas ha afectado la crisis sanitaria. Esta situación choca de lleno con la de los residuos textiles, cuya competencia también es municipal. Las plantas de reciclaje de textiles se encuentran actualmente al 30% de su volumen de trabajo, debido a que se ha constatado una menor implicación de la ciudadanía a la hora de separar estos residuos, en parte debida a que el número de contenedores situados en la vía pública es escaso y a que los puntos municipales, que en diversas zonas se encargan de la recogida, han sido cerrados.
Precisamente, el cierre de los puntos limpios ha provocado que la cifra de residuos eléctricos y electrónicos (RAEE) recogidos descienda notablemente.
El cierre de los puntos limpios ha provocado que la cifra de residuos eléctricos y electrónicos (RAEE) recogidos descienda notablemente.
En lo referente a la chatarra férrica y no férrica, dependiendo de cuál sea su procedencia, se trabaja entre el 30 y el 50% de la capacidad real, aunque es cierto que, en algunos casos muy concretos, las plantas de tratamiento trabajan entre el 60 y el 70%.
Por su parte, las plantas de medios densos se encuentran entre un 40 y un 50% de su capacidad de producción, mientras que las de residuos peligrosos lo hacen al 60%.
Capítulo aparte merece el de los residuos generados por el sector de la automoción y, a su vez, consumidos por esta industria una vez que han sido transformados en materias primas secundarias. Un 70% de los desguaces siguen cerrados, al permanecer sin actividad la producción y la reparación de vehículos. Igual sucede con las empresas dedicadas a la gestión de neumáticos al final de su vida útil (NFU), que se sitúan entre un 20 y un 30% de su capacidad, frenadas por la paralización casi total de la actividad en los talleres.
Si a esta coyuntura se une la paralización de las exportaciones e importaciones de materias primas secundarias en los principales mercados, las consecuencias tanto en la actividad económica de las empresas recuperadoras como en los puestos de trabajo que generan podrían ser nefastas.
Sin embargo, desde FER no hemos dejado de enviar mensajes esperanzadores a las empresas del sector aún en los peores momentos de esta crisis sanitaria. Porque hoy más que nunca estamos convencidos de que precisamente en este trágico momento histórico que nos ha tocado vivir se abre una enorme oportunidad que la federación lleva muchos años reivindicando tanto a las autoridades nacionales como a las europeas.
Un 70% de los desguaces siguen cerrados, al permanecer sin actividad la producción y la reparación de vehículos.
En estos dos meses de confinamiento obligado han sido numerosas las videoconferencias sectoriales mantenidas entre los responsables de FER y diversas asociaciones y federaciones nacionales y europeas para aunar criterios a la hora de reclamar una apuesta decidida por el Pacto Verde Europeo como principal medida para salir de la inevitable crisis económica a la que se verá sometida la Eurozona.
Han sido muchos los expertos e intelectuales alineados con la idea de que solo desde un modelo de economía circular se podrá dar respuesta a crisis sanitarias como la vivida y las venideras. También será la única solución viable a la actual crisis climática porque no hay plan B ni planeta B. Más aún cuando ahora ya sabemos que una cuestión y otra irán de la mano si no se actúa rápida y decididamente.
Desde FER, llevamos también años destacando la labor crucial que realizan los gestores de residuos, pero, desgraciadamente, ha tenido que llegar este coronavirus para mostrarnos bien a las claras cuáles serán las consecuencias de un crecimiento económico como el actual, basado en el agotamiento de los escasos recursos naturales disponibles.
Así pues, hoy ya sabemos que se avecinan duros tiempos para la industria del reciclaje, pero también que la razón está de nuestro lado. A lo largo de los próximos meses veremos que las empresas recuperadoras van incrementando su capacidad de producción –esperemos que sean muy pocas las que se queden en el camino–, al igual que el resto de la industria y los servicios.
Mientras se suceden las fases de la desescalada y regresamos a esa ya denominada “nueva normalidad”, desde la federación esperamos que nuestros gobernantes estén a la altura de este desafío. En sus manos, con sus decisiones, está pasar a la historia como el momento en el que aprovechamos esta crisis sanitaria para crecer o, esperemos que no, el primer paso hacia una crisis peor que la del año 2008. Así de duro y así de claro.
Una cosa es segura: la COVID-19 nos ha demostrado que o trabajamos todos juntos o no nos esperarán tiempos muy duros.