Las plantas de reciclaje se convierten en la alternativa para reducir la sobreexplotación de los vertederos
El reciclaje se ha convertido en una de las tareas pendientes de la sociedad y la industria españolas. La Unión Europea ha fijado que en 2020 todos sus países miembros deberán reciclar el 50% de sus desechos. A pesar de que en los últimos años ha aumentado la concienciación medioambiental en las empresas, los datos indican que aún estamos lejos de ser sostenibles, pues España apenas recicla el 33% de sus residuos.
Según los expertos, el principal problema en nuestro país no es la falta de herramientas, sino la ausencia de una cultura del reciclaje. Mª José Balaguer, experta en gestión de residuos de Expense Reduction Analysts, afirma que las administraciones españolas apuestan por los métodos sancionadores mediante tasas y multas a las empresas que no reciclan de forma correcta, pero que “sería más efectivo fomentar políticas que promovieran la valorización de los residuos a través de ayudas fiscales”.
Tal y como pone de relieve un estudio de Expense Reduction Analysts basado en el análisis de más de 50 empresas de España, Alemania, Bélgica, Dinamarca y Francia, el 94% de las empresas que realizan una buena gestión en el tratamiento de los residuos y apuestan por la sostenibilidad medioambiental consigue ahorrar costes y reducir los gastos de gestión. Según datos de la consultoría, el ahorro medio anual se sitúa en torno al 35%. Además, un 6% de ellas logra revertir el coste para convertirlo en un ingreso a través de la valorización.
Las plantas de reciclaje, la alternativa a los vertederos
A pesar de que las compañías han mejorado su política de RSC y la política del residuo cero está más implantada, cada año acaban en el mar 8 millones de toneladas de plástico. La decisión adoptada por China a principios de 2018 de prohibir la importación de residuos extranjeros ha provocado que aumente considerablemente el volumen de desechos en nuestro país, donde se genera más de lo que se puede transformar. Uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan las compañías es la poca disponibilidad de plantas de reciclaje y el alto coste de ciertos procesos de transformación de los residuos. Por ello, en muchas ocasiones el recurso fácil es enviar los desechos a los vertederos, pues resulta más barato tirar y comprar el producto nuevo que valorizarlo. Para fomentar la sostenibilidad medioambiental, Mª José Balaguer considera que “la Administración debería incentivar la creación de plantas de reciclaje, la instalación de equipos para la reutilización y valorización dentro de las empresas y conceder ayudas a los gestores de residuos para que ofrezcan tratamientos a precios más económicos que promuevan la reutilización antes que la compra”. La experta en residuos de ERA asegura que actualmente hay multitud de salidas para dar una segunda vida a los residuos, pues muchos pueden servir como materia prima para diversas industrias, pueden utilizarse como combustible, o en el caso de los residuos orgánicos, pueden utilizarse para producir fertilizantes, para regeneración de suelos o también para generar energía a través de biogás.
La sostenibilidad pasa por la autogestión de los residuos
Con el objetivo de promover la economía circular, muchas empresas están basando su estrategia en la autogestión de sus residuos. Según datos de Eurostat, España se encuentra en la 6ª posición del ranking europeo de reciclaje de envases y Ecoembes asegura que en 2018 se recicló casi el 79% de éstos. Para mejorar esta cifra, Balaguer asegura que debemos desechar la cultura de usar y tirar y volver a la reutilización de los envases mediante lavado, práctica que permite volver a ponerlos en el mercado. Las empresas industriales están haciendo un esfuerzo por generar menos residuos, segregarlos de forma eficiente y buscar alternativas de tratamiento más sostenibles. Además, cada vez son más las organizaciones que apuestan por instalar equipos que permiten tratar los desechos dentro de la compañía para reconvertirlos en materia prima o para generar energía y reutilizarlos en el propio proceso, como es el caso de disolventes o fangos de las depuradoras. Sin embargo, estos equipos suelen ser costosos y las pequeñas empresas habitualmente no pueden asumir su compra. Por ello, la consultora de Expense Reduction Analysts propone una alternativa, que pasa por “crear una red de reciclaje y reutilización en la que los gestores de residuos que realizan esta transformación tuviesen más visibilidad, y fuesen un agente con más protagonismo para reintegrar los productos de nuevo en el proceso productivo de las empresas o venderlos a otras”.