Regeneración de baterías, una fórmula eficaz de preservar nuestro medio ambiente
Nuestro día a día está marcado por innumerables equipos e instalaciones cuyo funcionamiento depende del empleo de baterías, elementos éstos que por su composición química tienen un alto poder contaminante. Deshacerse de estas baterías supone un enorme reto medioambiental, que no siempre se supera con éxito. Una de las fórmulas más eficaces para hacer frente a este desafío es el proceso de regeneración, del que Grupo Jota Regeneración profundiza en este artículo bajo la perspectiva que le da el haber trabajado con esta metodología durante los últimos cuatro años.
De forma muy sencilla se puede definir la regeneración de baterías como el empleo de la tecnología adecuada para la recuperación de la capacidad de la batería para almacenar energía rompiendo las capas de cristales de sulfato que se han ido acumulando en su interior, consiguiendo así prolongar su vida útil.
Batería antes de pasar por el proceso de regeneración.
Cuando incrementamos la vida útil de una batería lo que conseguimos de manera directa es reducir el impacto medioambiental ya que la fabricación de baterías supone poner en el mercado metales pesados altamente contaminantes. Un alto porcentaje de las baterías desechadas son recogidas por los gestores de residuos que las envían a reciclar y recuperan gran parte de los materiales utilizados en su primera fabricación. Pero en este proceso necesario para el reciclaje se consume una enorme cantidad de energía que podría ser minimizada. La regeneración de las baterías consigue alargar su vida útil reduciendo el número de residuos.
La sociedad no es plenamente consciente del daño que puede hacer al medio ambiente desechando de forma incorrecta una batería usada. Sin duda, haría falta una gran campaña a nivel nacional donde de forma clara y transparente se hablara de los componentes de las baterías y de los serios problemas, tanto de salud como medioambiental, es que supone el desecharlas de manera incorrecta. Eso, de momento, no se está haciendo.
Si miramos las últimas estadísticas, está claro que en los últimos años ha aumentado el número de baterías recogidas y que las campañas de concienciación a nivel local están ayudando en este sentido, pero todavía queda un gran trabajo por hacer.
Y uno de los principales problemas es que la mayoría de la gente, cuando le hablas de baterías, creen que nos referimos sólo a las de moto o a las de coche y no nos damos cuenta que hoy en día las baterías están prácticamente en todo lo que nos rodea, tanto en el uso doméstico como profesional, y todos tenemos nuestra mayor o menor responsabilidad en su correcto uso y gestión.
Elementos contaminantes de las baterías
Dependiendo del uso al que vayan a ser destinadas las baterías éstas están compuestas por diferentes materiales, todos ellos altamente contaminantes: plomo, antimonio, ácido sulfúrico, mercurio, cadmio, potasa, metal hidruro, zinc… y podríamos seguir con una extensa lista.
Debemos tener en cuenta que con la palabra ‘batería’ definimos concretamente un acumulador de energía, que va desde la pila más pequeña de uso doméstico al bloque de elementos que compone cualquier batería industrial de alta capacidad.
Los efectos de las pilas en la salud son diversos. Dependiendo de la cantidad y del tipo de metal que llegue a nuestro cuerpo, pueden generar diferentes tipos de cáncer, anemias, lesiones pulmonares, disturbios hematológicos o disfunciones renales, hepáticas y respiratorias; malformaciones, dermatitis, dolores estomacales, disturbios en el hígado, necrosis de la médula ósea, hígado y riñones, daños a la piel, malformaciones o anomalías en el feto, así como disfunción en el aparato reproductor masculino.
Para que nos hagamos una idea de la importancia de lo que estamos hablando, se estima que una micro pila de mercurio, como las que se usan en los relojes o los audífonos, puede llegar a contaminar unos 600 mil litros de agua; una pila alcalina, unos 167 mil litros; una pila de zinc, unos 12 mil litros; y una de carbón, unos 3 mil litros.
Entonces, podríamos preguntarnos ¿tenemos que dejar de utilizar las pilas? La respuesta es no; o al menos de momento, hasta que tengamos a nuestro alcance alguna otra tecnología que las sustituya y no sea tan contaminante. El problema es que cuando se desechan las pilas con el resto de los residuos, éstas terminan en basurales o rellenos sanitarios, pudiendo quedar expuestas a incendios y a reacciones químicas incontroladas que afectan a las capas de agua, al suelo y al aire.
Si se acumulan en los vertederos, con el paso del tiempo las pilas pierden la carcasa y se vierte su contenido, compuesto principalmente por metales pesados como el mercurio y el cadmio y el zinc. Estos metales, infiltrados desde el vertedero, acabarán contaminando las aguas subterráneas y el suelo y con ello se introducirán en las cadenas alimentarías naturales, de las que se nutre el ser humano. Y si se incineran, las emanaciones resultantes darán lugar a elementos tóxicos volátiles, contaminando el aire.
Por lo tanto, insistimos que lo más importante es desecharlas correctamente en los lugares preparados para su recogida.
Beneficios económicos de la regeneración de baterías
A nivel de un particular; cuando una batería pierde su función se hace necesario su reemplazo, con el coste que en cada momento esa batería tenga en el mercado. Pero si en lugar de una batería nueva, optamos por la regeneración conseguimos reducir ese coste al menos a la tercera parte.
Y a nivel industrial, el beneficio económico es bastante superior porque no sólo tiene la ventaja de reducir el coste del reemplazo, sino que también se suman los beneficios que se obtienen al evitar averías inesperadas y paros en la producción para reparar esas averías.
Además, el correcto mantenimiento de las baterías realizando una regeneración cuando es preciso, logra que éstas permanezcan siempre en su estado más óptimo, evitando tiempos de recarga innecesarios y por consiguiente, reduciendo el consumo eléctrico y ahorrando en la factura de la luz.
La regeneración de baterías conlleva importantes ventajas medioambientales y económicas.
En definitiva, las ventajas económicas para cualquier particular, pero sobre todo para las Administraciones Públicas y para las empresas, son muy grandes.
Por desconocimiento se reemplazan aún baterías que podrían seguir en funcionamiento hasta tres veces su tiempo pre establecido. Cuando un fabricante dice ‘esta batería tiene una vida de 500 ciclos de carga y descarga’, lo que ha calculado es el deterioro que la batería sufre de manera natural por la sulfatación. La regeneración logra evitar que estas placas de sulfato impidan su recarga y prolonga, por tanto, el número de ciclos.
En nuestros talleres logramos regenerar 9 de cada 10 baterías industriales, siempre que el daño sufrido no sea excesivo. En el caso concreto de las baterías de arranque, hoy por hoy tan sólo se logra regenerar 3 de cada 10 precisamente porque cuando nos llegan están tan dañadas que resultan ya irrecuperables.
Sobre la pregunta que se nos ha planteado en alguna ocasión de si es factible derivar la aplicación de una batería a otro tipo de trabajos para poder alargar así su durabilidad, previo paso por un proceso de regeneración, la respuesta es que sí podrían usarse baterías regeneradas sin la suficiente capacidad en su prestación habitual para otros usos siempre y cuando se tengan en cuenta algunos parámetros fundamentales. Por ejemplo, una batería de tracción (transpaleta, elevadora, etc.) podría reutilizarse en una instalación estacionaria (instalación fotovoltaica) pero no al revés.
En muchos casos hemos encontrado baterías de arranque en estas instalaciones, que efectivamente funcionan, pero cuyo rendimiento y duración son muy limitados dado que no están fabricadas para realizar descargas lentas y profundas.
Procedencia de las baterías que pasan por una regeneración
En nuestro taller recibimos baterías procedentes de todos los ámbitos, tanto domésticos como industriales. Sí podemos hablar de repuntes por temporadas. Por ejemplo, a partir de marzo observamos un aumento en la regeneración de baterías solares y de autocaravanas, que se mantiene durante los meses de verano.
En el último año lo que hemos visto ha sido un incremento de las baterías de herramientas que nos llegan para reparar.
Hay que tener en cuenta que lamentablemente aún no existe la tecnología necesaria para la regeneración de algunos materiales, por lo que no todas las baterías pueden pasar por estos procesos.
Hasta hoy nuestros logros se limitan a las baterías de plomo y níquel-cadmio (en este último caso tan solo las industriales). No obstante sí contamos con la solución ideal para las baterías de Ni-Cd y Li-Ion. Desde hace tres años hemos realizado multitud de trabajos en baterías compuestas por células de este tipo (herramientas, mandos grúa, etc.) y en todos los casos con excelentes resultados, aumentando la capacidad de estas baterías.
La regeneración de baterías evita la transmisión de elementos contaminantes a nuestro medio ambiente.
Normativas
Actualmente, no existen normativas en España ni en Europa que favorezcan o regulen concretamente la regeneración de baterías. De hecho, el proceso de regeneración como tal es todavía el gran desconocido en muchos sectores de la Administración.
Todos conocemos nuestra obligación de pasar la ITV de un vehículo, o bien la obligatoriedad de cambiar la goma de la botella de butano periódicamente; o la misma obligación de revisar las calderas, etc. Pero todavía no somos lo suficientemente conscientes de la peligrosidad de estar sentado sobre una batería de 80 V en lo que llamamos un ‘toro’ (carretilla elevadora) y de la imperiosa necesidad de asegurarnos que esté en perfecto estado.
Lo que sí existe es la llamada regla de las RRR (Reducir-Reciclar-Reutilizar) del Medio Ambiente para actuar de manera responsable en cada caso. Desde las administraciones locales se han puesto en marcha interesantes iniciativas para concienciar sobre la importancia del reciclaje, pero se ha obviado el primer punto que es la ‘Reducción’ donde pequeñas pymes con proyectos eco innovadores tenemos mucho que aportar.
En Grupo Jota Regeneración S.L. nos hemos preocupado desde el primer día de informar a las Administraciones Públicas, hemos tomado algunas iniciativas y hemos obtenido respuestas interesadas en la regeneración, de forma que actualmente estamos participando en algunas líneas de trabajo que nos lleven a lograr nuestros objetivos de llegar al público con nuestra información.
Procesos de regeneración
En el mercado existen algunos sistemas de regeneración de baterías que no proporcionan la estructura eléctrica necesaria, o proporcionan algoritmos sin control que no resultan eficaces para desulfatar.
También existen otros sistemas que se basan en la utilización de aditivos químicos, los cuales, dejando a un lado su alto precio, generalmente su cometido es mejorar temporalmente la conductividad de la batería mientras no esté agotada, pero no producen una ruptura de los cristales, con lo que no se ofrece una solución al problema real que es la sulfatación.
En el caso de Grupo Jota Regeneración S.L., utilizamos un sistema eficaz basado en la aplicación de energía eléctrica (high frequency) con una estructura determinada y acorde a múltiples factores que el software lee de la batería. Creemos estar en lo cierto al afirmar que la tecnología aplicada en nuestro centro es la más puntera del mercado internacional en sistemas de regeneración y la mejor desarrollada. Todos nuestros trabajos van acompañados de un informe técnico detallado de todo el proceso realizado a cada batería, explicando de manera clara y comprensible los logros obtenidos en cada caso y algunas orientaciones para optimizar su rendimiento. Y todos están garantizados, lo que da mucha seguridad a nuestros clientes a la hora de confiar en una alternativa novedosa.
Al no existir normativas no existen certificados pero, desde el primer día, llevados por nuestro interés en el medio ambiente, hemos tomado todas las medidas necesarias para evitar al máximo los riesgos. Nuestros talleres tienen las puertas abiertas para todo aquel que desee ver ‘in situ’ las medidas de protección que tomamos en nuestros inicios, que van mucho más allá de las exigidas, ya que en algunos casos ni la propia Administración sabía dónde encuadrarnos.
La andadura de Grupo Jota Regeneración comenzó hace cuatro años, y como cualquier proyecto en sus inicios, surgió con una idea que luego se fue madurando y concretando. Se hizo un estudio de mercado, se valoró la tecnología que en materia de regeneración existía en ese momento y finalmente optamos por crear esta empresa para dar respuesta y servicio a los diferentes sectores industriales, ofreciendo calidad, garantía y un importante ahorro.
Nuestra trayectoria es trabajo, trabajo y trabajo, ofreciendo resultados de calidad que nuestros propios clientes publicitan cuando nos conocen.
Actualmente disponemos de dos equipos completos que realizan la labor de desulfatación y regeneración para las baterías industriales. Además contamos con tres equipos que nos permiten la recuperación de las baterías de herramientas y otro para las de vehículos convencionales. No obstante, nuestras instalaciones están diseñadas y preparadas desde el primer día con la previsión de ampliar nuestro número de equipos hasta cuatro teniendo únicamente que conectarlos.
Como resumen, animaría desde aquí a todas aquellas personas que tienen previsto tirar o sustituir una batería, a probar antes un proceso de regeneración. Obtendrán un importante ahorro en el coste de reemplazo de sus baterías de arranque o en su instalación fotovoltaica.
Y en el caso de las empresas, las motivaciones son aún mayores:
- Cumplir con las Normativas de Seguridad e Higiene en el trabajo.
- Evitar paros en la producción por averías inesperadas.
- Ahorro en la factura por consumos innecesarios.
- Ahorro de hasta el 70% por el reemplazo de sus baterías.
En definitiva, y principalmente tanto en un caso como en otro, porque es fundamental que nos demos cuenta de que sólo nuestra concienciación con el medio ambiente puede llevarnos a actuar de una manera ética y responsable.