Doce beneficios que tiene la ganadería extensiva de ovino en el medio rural

Oviaragón analiza doce beneficios clave de la ganadería extensiva, destacando su importancia para la economía rural, la sostenibilidad ecológica y el bienestar animal.

Desde la producción de productos de calidad como el Ternasco de Aragón, hasta la preservación de razas autóctonas y paisajes únicos, la ganadería extensiva se presenta como una solución multifacética para los desafíos contemporáneos del mundo rural.

1. La ganadería extensiva genera productos alimenticios de gran calidad. Los productos de alta calidad son fundamentales para la economía rural, especialmente en áreas no aptas para la agricultura o ganadería intensiva. Estos productos, como el Ternasco de Aragón, derivan su calidad de la ganadería extensiva y su alimentación natural, y son cada vez más demandados socialmente.
2. Permite aprovechar y mantener ecosistemas de enorme valor ecológico y ambiental. Las cinco comunidades autónomas más grandes de España, que también acumulan los mayores censos de ganado extensivo, tienen 282 zonas ZEPA y 627 lugares LIC protegidos en la Red Natura 2000, cubriendo 9.413.356 ha (26,84% de su territorio). Estas comunidades son Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura. El manejo extensivo del ganado favorece la conservación de la cubierta vegetal, disemina semillas y fertiliza el suelo, actuando como corredores biológicos esenciales en el contexto del cambio climático, y promoviendo la biodiversidad y la conservación de hábitats despejados, ricos en flora y fauna.
3. Contribuye de manera eficaz a incrementar la materia orgánica y a conservar la cubierta vegetal de los suelos más pobres. El suelo es un recurso vital y difícil de renovar, requiriendo una gestión cuidadosa. Según el Ministerio de Medio Ambiente, el 46% del territorio español sufre erosión superior a los límites tolerables y un 12% enfrenta erosión muy severa. La explotación racional de los pastos a través del pastoreo extensivo de ganado ayuda a mejorar los suelos mediante: el pisoteo que mejora la estructura y reduce la erosión; el movimiento del ganado que conecta agro-ecosistemas y dispersa semillas; y las deyecciones que aumentan la actividad biológica del suelo.
4. La ganadería extensiva contribuye a amortiguar el cambio climático. Los herbívoros consumen vegetales y enriquecen el suelo con sus deyecciones, aumentando su capacidad para alimentar a las plantas y árboles, lo que a su vez incrementa la asimilación de CO2. Sería útil calcular el crecimiento de masas arbóreas sometidas a pastoreo comparado con aquellas sin carga ganadera. Estudios indican que recuperar los niveles de materia orgánica previos a la agricultura industrial podría capturar entre el 30 y 40% del exceso actual de CO2. La ganadería extensiva incrementa la materia orgánica tanto en terrenos labrados al consumir rastrojeras como en aquellos no labrados.
5. Constituye un arma eficaz para el control de la proliferación arbustiva y la prevención de incendios. Las CC.AA. invierten grandes recursos en la prevención de incendios, y estudios sugieren que destinar el 10% de este presupuesto al fomento de pastores y rebaños reduciría significativamente los incendios. El pastoreo, promovido por el Ministerio de Medio Ambiente, es una herramienta eficaz para gestionar matorrales y reducir combustibles en los montes.
6. La ganadería extensiva contribuye a fijar población rural. En España existen actualmente más de 300.000 cabezas de ganado trashumante, frente a los cinco millones del siglo pasado, y muchas más cabezas se consideran transterminantes. A pesar de su sostenibilidad, las 10.000 familias trashumantes enfrentan dificultades para continuar, aunque la ganadería extensiva es vital para gestionar territorios rurales, mantener actividades económicas y sociales, y prevenir la emigración. Además, estrategias como el uso del pastoreo para controlar incendios forestales pueden ayudar a fijar la población rural.
7. De la actividad ganadera extensiva derivan otros sectores económicos locales. Además de los alimentos, la ganadería extensiva genera beneficios económicos y sociales adicionales mediante el mantenimiento de industrias locales como la fabricación de collares, cencerros, artesanía y cuero, productos con gran valor añadido y presencia en el mercado. La actividad pastoril también favorece la diversificación productiva y es compatible con otros usos de los suelos forestales, como apicultura, caza, recolección de setas y frutos, así como actividades de recreo, ocio y turismo.
8. De su actividad deriva el mantenimiento de numerosos paisajes muy valorados y ecosistemas cuya biodiversidad depende netamente del pastoreo. La actividad agraria tradicional y el pastoreo extensivo son cruciales para la conservación de paisajes humanizados y la biodiversidad, como se evidencia en varios estudios científicos. Esta práctica ayuda a mantener la cubierta vegetal y la diversidad ecológica, y ha sido esencial para la supervivencia de fauna autóctona y aves migratorias en importantes espacios naturales de España. La conservación de pastos y dehesas favorece tanto a especies locales como a migratorias, siendo fundamental para el equilibrio ecológico.
9. Constituyen la única actividad viable y productiva capaz de sostener la importante diversidad de razas de ganado que aún se conservan en el sur de Europa. A pesar de los cambios recientes, la ganadería extensiva sigue siendo esencial en la Península Ibérica, conservando razas autóctonas y promoviendo la diversidad genética del ganado. Estas razas, adaptadas a condiciones locales, son cruciales ante posibles crisis energéticas, dado que dependen del pasto natural. España cuenta con numerosas razas autóctonas de ganado adaptadas a la ganadería extensiva.
10. Es una de las pocas actividades económicas productivas humanas que resulta verdaderamente sostenible. La ganadería extensiva utiliza recursos desaprovechados, reduce la dependencia de importaciones y atrae turismo, demostrando su sostenibilidad a lo largo de siglos. Aprovecha eficientemente superficies pastables y recursos no competitivos con la alimentación humana, permitiendo la autosuficiencia de los rebaños. Esta práctica sigue siendo relevante en áreas peninsulares, con alta calidad de producción y bajo consumo de energía fósil.
11. Es la forma de manejar el ganado más ética La ganadería extensiva, al permitir a los animales vivir en semi-libertad y respetar sus ritmos naturales, es altamente respetuosa con el bienestar animal. Las variedades de ganado, adaptadas durante siglos a sus ecosistemas, tienen una dieta variada y pueden elegir pastos óptimos, lo que mejora su bienestar y producción. Además, los movimientos estacionales les evitan climas extremos, permitiéndoles desarrollarse mejor y disfrutar de pastos frescos todo el año, lo que aumenta su fecundidad y productividad.
12. Posee un enorme valor etnográfico. Las culturas trashumantes en España, con más de 6.000 años de historia, mantienen prácticas tradicionales como el uso de perros pastores, casi desaparecidas en la ganadería intensiva. Además de producir artesanía y alimentos exclusivos, estas culturas poseen valiosos conocimientos sobre el medio natural y la etnobotánica que se perderían con la desaparición de la ganadería extensiva.