Entrevista a José Antonio de Saja, Premio Castilla y León de Investigación Científica y Técnica 2010
3 de marzo de 2011
¿Qué significa para usted y para su carrera la obtención de este premio?
Obtener este galardón ha sido un gran honor y una gran satisfacción personal. Es muy bonito recibir la sonrisa y la felicitación de mi familia y mis amigos y el reconocimiento de mis colegas. Es el cuarto premio que recibo en un periodo de poco más de un año.
Actualmente se habla mucho de aplicaciones nanotecnológicas, así como del uso de plásticos conductores y de películas para la fabricación de, por ejemplo, pantallas OLED. ¿Cómo serán los materiales del futuro?
Es difícil saberlo. El cambio en estos últimos años es apasionante y vertiginoso. Los temas que cita son sólo algunos ejemplos de nuevos materiales y aplicaciones. Lo único que puedo afirmar es que el futuro es lo que denominamos ‘materiales a la carta’ o ‘un traje a medida’, en el idioma inglés. Hasta estos últimos años, y en tema de materiales, la ciencia iba detrás de la tecnología; nos hemos dedicado a entender y tratar de mejorar el comportamiento de los materiales. En el futuro inmediato diseñaremos nuevos materiales a la carta de acuerdo con las prestaciones que nos exijan las necesidades industriales.
¿En qué proyectos trabaja en la actualidad?
En este momento tenemos 18 proyectos con diferentes industrias de ámbito regional, nacional e internacional. Creo que demasiados para las personas que somos: un grupo formado por tres catedráticos, dos técnicos y una veintena de becarios. Me enorgullece decir que mis dos jóvenes colegas comenzaron conmigo esta aventura siendo profesores ayudantes y hoy son catedráticos.
¿En qué se centran?
En diferentes temas, fundamentalmente en el campo de los materiales espumados (plásticos, metales y cerámicas). Movilizamos un importante presupuesto económico que nos sirve para pagar a nuestros becarios y para tener un buen laboratorio, bien equipado para el análisis y medida de propiedades de materiales. En el fondo somos una pequeña empresa de índole universitaria.
Aprovechando que menciona el tema presupuesto, además de investigar, usted ha dedicado gran parte de sus esfuerzos en lograr captar recursos para investigación. ¿Cree suficiente el apoyo económico que recibe la comunidad científica en nuestro país?
La situación es preocupante en términos generales, a pesar de que en los últimos 20 ó 25 años se estaba llevando a cabo una adecuada organización de recursos. En los primeros años de este periodo se invirtió mucho dinero en formar a investigadores en España y fuera de ella. Después vino una generosa política de equipamiento de los grupos de investigación En los últimos años, aunque muy tímidamente, se ha estado fomentando la denominada ‘economía basada en el conocimiento’, potenciando la investigación aplicada (sin menoscabo de la denominada investigación básica), apoyando la creación de empresas de base tecnológica en las que la participación de profesores e investigadores universitarios es fundamental, animando a la realización de patentes.
¿Y tras los recortes económicos de 2010 y 2011?
Pues tendrán duras consecuencias en los resultados de los próximos años. El transcurrir del tiempo nos ha enseñado que hay una diferencia notable entre los países innovadores y los que no lo son, y que esta distancia suele crecer si no se realiza una adecuada planificación. En términos futbolísticos, diría que reducir los presupuestos es pasar a otra división.
¿Cómo se sitúa la universidad española en el panorama internacional? ¿Somos competitivos en el ámbito científico?
Depende de lo que se valore. Tenemos un excelente nivel en ciencia básica con un alto número de publicaciones de impacto internacional. Yo diría que estamos entre los 8-10 mejores países en el mundo. Pero en lo referente a ciencia aplicada no podemos presumir, sino todo lo contrario. La diferencia entre el peso de nuestra ciencia básica, medido a través de publicaciones científicas internacionales, y el correspondiente a la ciencia aplicada/innovación evaluado, por ejemplo, mediante el movimiento de patentes (creadas versus adquiridas a otros países), es abismal.
José Antonio de Saja ha sido responsable científico de tres proyectos europeos sucesivos en colaboración con diferentes empresas europeas y centros de investigación. Ha participado en un cuarto proyecto IP y actualmente colabora en un nuevo proyecto IP del VII Programa Marco. El catedrático, que ha formado parte de cuatro redes europeas de excelencia, recibió el Premio Talgo a la innovación tecnológica en 2006 por trabajos de investigación en el desarrollo de nuevos materiales para el sector ferroviario; el Premio ADHBIO a la excelencia en la trayectoria investigadora en 2009, y el Premio Nacional de la Real Sociedad Española de Física en 2009.
Coautor de siete patentes, cuatro de las cuales han sido licenciadas a empresas, De Saja ha actuado como investigador principal de 35 proyectos con empresas regionales, nacionales y europeas, y es fundador y director del laboratorio de Ensayos Industriales de Castilla y León (Leical). Además, es Doctor Honoris Causa por la Universidad de Galati (Rumanía) y autor de más de 300 artículos en revistas científicas internacionales sobre temas relacionados con polímeros, materiales compuestos, materiales celulares poliméricos y metálicos, películas delgadas y sensores en el campo de la alimentación.
El científico ha publicado 11 libros, tanto docentes como científicos especializados, y ha dirigido y codirigido 24 tesis doctorales, que han obtenido la máxima calificación.
¿Qué podemos hacer para mejorar esta situación?
Desde luego todo menos improvisar, algo muy frecuente en nuestro país. Creo que gobernar es muy difícil, pero hay medidas lógicas e inmediatas que podrían mejorar lo que ahora tenemos. La sociedad del conocimiento necesita que se aumenten los presupuestos destinados a investigación y a formación de investigadores, no que se reduzcan. Además, se debe valorar adecuadamente las actividades de transferencia de tecnología.
Y en este contexto que dibuja, ¿sabe aprovechar nuestro país los talentos que despuntan en nuestras universidades?
Radicalmente no: ni los talentos personales ni los medios materiales existentes. Y éste es otro de los temas de planificación pendientes. Todas la personas que constituimos las plantillas universitarias hemos sido seleccionados a través de un proceso muy exigente, de modo que tenemos muy buenos investigadores. Además, las correspondientes Administraciones financian prácticamente nuestros sueldos, los edificios y su mantenimiento, los seguros sociales, la energía y un largo etcétera.
El sueño de cualquier empresario...
Exacto. Sin embargo los resultados medidos, por ejemplo, a través de la opinión de los propios egresados o de los empleadores no son para enorgullecerse. Sólo el 50% de los estudiantes piensa que la formación recibida es la adecuada. En relación con el desarrollo de competencias de nuestros licenciados e ingenieros, únicamente el 44% de las empresas consultadas están satisfechas con la formación que les proporcionamos.
¿Cree adecuada y suficiente la colaboración universidad-empresa en nuestro país?
Hay empresarios que conocen y se aprovechan de las ventajas de nuestras universidades y centros tecnológicos, así como de la financiación que en estos casos ofrecen todas las Administraciones. También hay profesores-investigadores que colaboran perfectamente con la industria y saben sacar partido de las grandes ventajas de esta colaboración. El problema en nuestro país es que, en ambos lados, hay muy pocas personas implicadas.
Tradicionalmente, la química no goza de buena imagen entre la opinión pública, que la relaciona con una ciencia ‘poco natural’ e, incluso, perjudicial para el medio ambiente. ¿A qué cree que se debe? ¿Qué puede hacer el sector por mejorar esa percepción y transmitir lo decisiva que es la química en nuestras vidas, lo presente que está en nuestro día a día?
Sí, no lo acabo de entender. La vida es física y química... hasta en los más pequeños detalles: desde las más sencillas situaciones cotidianas hasta las últimas sensaciones humanas. No hay duda de que ambas ciencias han mejorado nuestra vida de forma radical, basta pensar en nuevos fármacos, tejidos o tratamientos para obtener alimentos más seguros. El problema es que cuando algún nuevo compuesto tiene una aplicación beneficiosa, deja de llamarse producto químico para denominarse ‘fármaco’, ‘material’ o “detergente’. Seguramente los profesores de estas áreas no sabemos ‘vender’ bien nuestro producto. Lo que sí puedo decirle es que un país con ciudadanos poco informados en los temas científicos cotidianos (energía, medio ambiente, recursos naturales…) es un país de fácil manipulación política.
Reconociendo la excelencia desde 1984
El Premio Castilla y León de Investigación Científica y Técnica nació en 1984 con el fin de galardonar la labor de aquellas personas, equipos e instituciones que hayan contribuido a la exaltación de los valores de la comunidad castellana y leonesa o que, realizada por castellanos y leoneses —dentro o fuera del ámbito territorial de la comunidad— supusiera una aportación destacada al saber universal, la investigación científica y técnica.
Los galardonados hasta la fecha han sido:
1984 Joaquín de Pascual Teresa
1985 Julio Rodríguez Villanueva
1986 Ernesto Sánchez y Sánchez Villares
1987 Desierto
1988 Pedro Gómez Bosque
1989 Miguel Cordero del Campillo
1990 Antonio Cabezas y Fernández del Campo
1991 José del Castillo Nicolau
1992 Pedro Amat Muñoz
1993 Juan Francisco Martín Martín
1994 Amable Liñán Martínez
1995 Eugenio Santos de Dios
1996 Antonio Rodríguez Torres
1997 Jesús María Sanz Serna
1998 Antonio López Borrasca
1999 Alberto Gómez Alonso
2000 Benito Herreros Fernández
2001 Luis Carrasco Llamas
2002 Tomás Girbés Juan
2003 Carlos Martínez Alonso
2004 Pablo Espinet Rubio
2005 José Miguel López Novoa
2006 Francisco Fernández-Avilés
2007 Jesús San Miguel Izquierdo
2008 José Luis Alonso Hernández
2009 José Ramón Perán González
2010 José Antonio de Saja