Expertos en calidad del aire analizan su papel ante el COVID-19 y en el futuro próximo en un webinar organizado por Daikin

Estamos en un momento en el que una de las prioridades es acondicionar los edificios para que la vuelta a la “nueva normalidad” sea lo más segura posible. La calidad del aire interior es uno de los aspectos fundamentales a tener en cuenta. Para saber cuál es el futuro de los sistemas de climatización, ventilación y filtración en este nuevo contexto, Daikin ha organizado un webinar en el que han participado cuatro expertos en calidad del aire. Todos han coincidido en que los sistemas de climatización son una solución para romper una posible vía de contagio en edificios donde permanecemos mucho tiempo.

Fue un debate a cuatro bandas: Javier Ara, presidente de la Aedici; Andrés Sepúlveda, vicepresidente de Ashrae Spain Chapter; Arcadio García Lastra, secretario técnico de Atecyr; y Paulino Pastor, presidente de Fedecai, quienes analizaron la situación de la calidad del aire interior en nuestros país; cómo está creciendo el interés por la calidad del aire interior en la sociedad en general; cómo se están acometiendo estas tareas en otros países, o las estrategias que se pueden poner en marcha para conseguir edificios seguros y saludables.

La sociedad está redescubriendo el concepto de la calidad del aire en estos momentos, aunque como apuntó Paulino Pastor, para los profesionales que se dedican a ello no es nuevo.

De hecho, como todos los participantes coincidieron, en España hay una elevada exigencia en la normativa sobre calidad de aire interior a la hora de proyectar un edificio desde la entrada en vigor del RITE en 2007. “Esto significa que tenemos un buen punto de partida a la hora de afrontar nuevas actuaciones en nuestras instalaciones ante la situación actual”, comentó Javier Ara. De hecho, confirmó Andrés Sepúlveda “en España estamos por encima de los objetivos que marca la legislación en países como Estados Unidos”. No obstante, recordó, “esa calidad del aire hay que mantenerla en el tiempo para que ese aire no sea nocivo a corto/medio plazo”.

De forma similar se pronunció Paulino Pastor. “Las normas son buenas pero no siempre se aplican correctamente; además, no se da al mantenimiento los recursos adecuados”.

Arcadio García también reconoce la elevada calidad de aire en nuestros edificios con respecto a otros países, sin embargo, echa en falta “una norma internacional ISO sobre CAI para que los valores fueran iguales en todos los edificios del mundo.”

Durante la sesión se analizaron algunas de las medidas y recomendaciones en las que diferentes asociaciones han trabajado durante la crisis del COVID-19 para mantener la calidad del aire dentro de los espacios interiores.

Como reconoce Javier Ara, hay un desconocimiento sobre la propagación de la enfermedad, por lo que no podemos proponer “soluciones milagro”, sin conocer realmente el virus.

La calidad de aire interior es una estrategia más dentro de la estrategia global de prevención y “sin esta estrategia completa no vamos lograr combatir bien los contagios”, alertó.

El presidente de Aedici recomendó tener en cuenta varios factores para afrontar el problema. En primer lugar, atacar el foco. Pero, posteriormente hay que actuar según en la fase de la enfermedad que estemos, ya que las medidas serán más intensas en fase de expansión que de prevención. Y recordó que, primando ante todo el criterio sanitario, “aplicar soluciones que excedan lo requerido pueden suponer unos costes importantes tanto económicos como energéticos”. Por último, indicó que hay que tener en cuenta el tipo de edificio: si conviven con el riesgo como son hospitales o residencias, o se trata de otro tipo de edificios. En todo caso, afirmó, “se debe imponer el criterio de la razón y el conocimiento técnico”.

El objetivo, como recordó Santiago González, es intentar reducir el riesgo al máximo, y en este sentido, los sistemas de climatización son parte de la solución porque pueden romper esa posible vía de contagio en aquellos espacios interiores en los que pasamos más tiempo”.

Además, como también se comentó en el debate, los sistemas que se implementen deben tener un cierta flexibilidad y capacidad de adaptación por lo que pueda venir.

En este sentido, Arcadio García considera que el diseño de los sistemas “deberían ser flexibles para adaptarse a mayores caudales de aire en situaciones especiales” como puede ser en un entorno de pandemia como el que estamos viviendo actualmente. Y recomendó ventilar al máximo los locales y, por supuesto, no se deben apagar los sistemas de climatización como medida para prevenir el contagio, como se ha oído en alguna ocasión estas últimas semanas. Aunque, eso sí, matizó Sepúlveda, hay que tener el cuenta que “el aire exterior tiene que ser limpio”.

Arcadio García comentó que el diseño de los sistemas deberían ser flexibles para adaptarse a mayores caudales de aire en situaciones especiales.

Y es que, como reconoció Paulino Pastor, “realmente no necesitamos grandes cambios sobre lo que ya conocemos”. El habló de cuatro estrategias muy claras: de nuevo se refirió a controlar el foco, que en este caso son personas infectadas y que deberán tomar medidas de tipo personal; maximizar la ventilación; retirar todo lo que sea posible la contaminación a través de purificación y filtración; y maximizar la higiene no solo de las superficies con las que estamos en contacto, sino también de los conductos de climatización. “Cumpliendo estas medidas básicas, podemos hacer que la climatización sea un apoyo excelente a la hora de minimizar los contagios”.

Lo que si va a cambiar es la importancia que a partir de ahora se le va a dar al ocupante del edificio. “Esta crisis ha dado al ocupante un puesto primordial, por encima del consumo de energía”, comentó Sepúlveda.

"Esta crisis ha dado al ocupante un puesto primordial, por encima del consumo de energía”, comentó Andrés Sepúlveda.

Como ingeniero consultor, Javier Ara fue el encargado de responder a esta pregunta planteada por el moderador. Tras analizar cómo han ido evolucionando las necesidades del cliente, que ha tenido sus luces y sombras tras la crisis económica, al final, el problema es el mantenimiento y la conducción de los edificios a lo que no se destinan los recursos necesarios para cumplir los requerimientos para los que fueron diseñados.

Ahora, en la fase del COVID, va a haber una evolución de la normativa, en base a la experiencia que generen los diferentes estudios que se realizan sobre esta pandemia, con medidas preventivas a todos los niveles, no solo de climatización. La duda de Ara es si “alguna la vez la humanidad se volverá predictiva y preventiva y la norma vaya por esa línea”. Y apuntó un reto importante: cómo conseguir encajar un edificio post COVID-19 con uno de consumo de energía casi nula. Desde Aedici creen que encontrar una única solución a todos los edificios va a ser muy complicado. “Habrá que buscar soluciones concretas para edificios nuevos que se regulen en la era post COVID-19; otras para edificios anteriores que ya tenían una buena calidad de aire interior; y estudiar la situación del resto de los edificios existentes. Entiendo que esta crisis va a servir para eliminar los edificios enfermos, fomentando su rehabilitación y mejora de sistemas".

“Lo que sí espero, afirmó Ara, es que el mantenimiento de los edificios se vea favorecido y potenciado” y añadió “también la conducción de esos edificios, porque hay que saber para qué se han diseñado las instalaciones”.

Javier Ara espera que tras esta crisis el mantenimiento y la conducción de los edificios se vea favorecido y potenciado.

Las soluciones, por tanto, no son iguales, aunque, como reconoce Andrés Sepúlveda, a la hora de atacar el virus hay bastante unanimidad en todos los países. En este sentido se refirió a unas recomendaciones generales para la reocupación de edificios que ha elaborado Ashrae y a un plan de emergencia que deberían tener todos los edificios sean o no de uso sanitario.

Para Arcadio García lo esencial es dar “toda la información de forma sencilla siempre bajo el lema de la prudencia sobre los riesgos y posibilidades de contacto en nuestros entornos para que la población tome sus propias decisiones sin poner en riesgo la salud.”

Centrándose en recintos cerrados, donde pasamos gran parte de nuestro tiempo, el representante de Atecyr, aportó varias recomendaciones relacionadas con los sistemas de climatización: abrir ventanas, ventilación mecánica con recirculación de aire, filtración, sistemas de purificación y en todo caso, reiteró la necesidad de que los sistemas de climatización tienen que estar encendidos.

Lo que quedó claro a lo largo del debate es que, entre las estrategias que se han estudiado en estos meses y propuestas por las diferentes asociaciones del sector a nivel mundial como son el controlar los focos (medidas de carácter personal), maximizar la ventilación, sacar el máximo partido a la purificación y la filtración. maximizar la higiene en general y en particular en los sistemas de climatización, inspeccionar y medir la calidad del aire interior, uso de tecnologías como la filtración mecánica, ionización, radiación UV, ozono … hay que buscar el punto de equilibrio y, como dijo Paulino Pastor, no son válidas por sí solas ni para todos los casos.

“A través del tratamiento del aire se va a retirar la contaminación del aire, no desinfectar superficies”, advirtió Paulino Pastor.

Por tanto, se refirió a la “complementariedad de distintos sistemas”, aunque hay que estar seguros de que no produzcan otro tipo de subproducto no deseados como ozono o formaldehidos si no de dimensionan adecuadamente. La clave, no obstante, como cualquier equipo, es que tiene que dimensionarse, colocarse y mantenerse correctamente.

Y advirtió, “a través del tratamiento del aire se va a retirar la contaminación del aire, no desinfectar superficies”. Por tanto, reiteró la necesidad de combinar limpieza y desinfección con ventilación y filtración.