Desconecta del trabajo, tú que puedes
Redacción Protección Laboral21/07/2016
En estas calurosas fechas, muchos ya estáis de vacaciones y muchos otros a la espera de ellas. Qué bien sienta desconectar del trabajo unas semanas, ¿verdad? Pero ¿desconectamos de verdad? Es innegable que algunos ni en vacaciones consiguen separar su vida profesional de la personal. El pasado 2015, según un estudio de Ranstad, un 15% de los españoles admitía que no conseguía desconectar durante sus vacaciones y que esto les provocaba no volver con las pilas cargadas al trabajo.
Naturalmente, la intoxicación digital a la que estamos sometidos influye directamente en esta incapacidad para desconectar. Sobre todo si tenemos el correo del trabajo en nuestro móvil personal (cosa que en países como Francia está prohibida) o si en nuestro trabajo tienen nuestros números de teléfono o e-mail personales.
A veces no hace falta que la empresa se ponga en contacto con nosotros, sino que los mismos empleados no encontramos la forma de acabar de despegarnos de nuestra vida laboral, aun queriéndolo. Para los que sufran por este tipo de afecciones y se identifiquen con el perfil workaholic, hoy traemos una selección de consejos para desconectar en vacaciones.
Lo primero de todo, y para ahorrarnos posibles sustos, es dejarlo todo bien atado antes de irnos de vacaciones. Si alguien nos sustituye , que esté ya formado sobre las labores que se encontrará. Elaborar un correo de respuesta automática que avise que estamos de vacaciones también es una buena práctica, y más si referenciamos a algún otro compañero a quien dirigirse dado el caso de que no puedan esperar.
Ahora que ya estamos de lleno en un periodo de descanso, toca (NO) tomárselo en serio. Para empezar, tomemos distancia de cualquier dispositivo móvil. Que sólo sirvan para lo social y familiar y emergencias no relacionadas con el trabajo.
Una vez no tenemos obligación de levantarnos temprano para ir trabajar, ni comer a una hora determinada, podemos tomarnos la libertad de desacelerarlo todo. Acabar con las costumbres diarias y hacerlo todo sin prisas. Si vamos a la playa, vamos a la playa y no pensemos en que luego hay que hacer la comida. Comeremos cuando tengamos hambre, no a la hora que toca. Incluso, ¿por qué no? podemos intentar caminar más poco a poco de lo habitual. Al principio puede costar adoptar esta actitud, pero una vez nos acostumbremos, las cosas podrán fluir por sí solas.
Mimémonos: Cada uno tiene su propia manera. Para algunos es la lectura, para otros un masaje o incluso combinar ambas cosas. El caso es que es muy aconsejable ponernos en contacto con actividades lúdicas que nos aporten placer o bienestar. Que nos ayuden a disfrutar el momento. Ahora que tenemos tiempo, podemos recrearnos en nuestros pasatiempos favoritos.
Socialicemos: Sí, aprovechemos para quedar con viejos amigos, hacer actividades en familia, tomar contacto con los nuestros y disfrutar de días enteros con ellos. Las vacaciones son el mejor momento para reforzar vínculos.
No hacer más de una cosa a la vez: Otra costumbre de la que deberíamos deshacernos. Es muy habitual, por ejemplo, hablar con alguien por teléfono mientras se plancha o plegar la ropa mientras vemos una serie en la tele. Nada de eso, ya no nos persigue el tiempo y podemos disfrutar de las actividades de entretenimiento de manera singular. Esto también nos ayudará a conseguir la desaceleración de la que hablábamos antes.
Algunos expertos aconsejan intentar volver a la rutina diaria un poco antes de terminar nuestras vacaciones. Es una manera práctica para que luego el cambio de vida no sea tan abrupto. En todo caso, si seguimos los consejos anteriormente expuestos, lo más probable es que podamos volver a empezar el curso con la energía necesaria.
Naturalmente, la intoxicación digital a la que estamos sometidos influye directamente en esta incapacidad para desconectar. Sobre todo si tenemos el correo del trabajo en nuestro móvil personal (cosa que en países como Francia está prohibida) o si en nuestro trabajo tienen nuestros números de teléfono o e-mail personales.
A veces no hace falta que la empresa se ponga en contacto con nosotros, sino que los mismos empleados no encontramos la forma de acabar de despegarnos de nuestra vida laboral, aun queriéndolo. Para los que sufran por este tipo de afecciones y se identifiquen con el perfil workaholic, hoy traemos una selección de consejos para desconectar en vacaciones.
Antes de las vacaciones
Lo primero de todo, y para ahorrarnos posibles sustos, es dejarlo todo bien atado antes de irnos de vacaciones. Si alguien nos sustituye , que esté ya formado sobre las labores que se encontrará. Elaborar un correo de respuesta automática que avise que estamos de vacaciones también es una buena práctica, y más si referenciamos a algún otro compañero a quien dirigirse dado el caso de que no puedan esperar.
Una vez ya estamos de vacaciones
Ahora que ya estamos de lleno en un periodo de descanso, toca (NO) tomárselo en serio. Para empezar, tomemos distancia de cualquier dispositivo móvil. Que sólo sirvan para lo social y familiar y emergencias no relacionadas con el trabajo.
Una vez no tenemos obligación de levantarnos temprano para ir trabajar, ni comer a una hora determinada, podemos tomarnos la libertad de desacelerarlo todo. Acabar con las costumbres diarias y hacerlo todo sin prisas. Si vamos a la playa, vamos a la playa y no pensemos en que luego hay que hacer la comida. Comeremos cuando tengamos hambre, no a la hora que toca. Incluso, ¿por qué no? podemos intentar caminar más poco a poco de lo habitual. Al principio puede costar adoptar esta actitud, pero una vez nos acostumbremos, las cosas podrán fluir por sí solas.
Mimémonos: Cada uno tiene su propia manera. Para algunos es la lectura, para otros un masaje o incluso combinar ambas cosas. El caso es que es muy aconsejable ponernos en contacto con actividades lúdicas que nos aporten placer o bienestar. Que nos ayuden a disfrutar el momento. Ahora que tenemos tiempo, podemos recrearnos en nuestros pasatiempos favoritos.
Socialicemos: Sí, aprovechemos para quedar con viejos amigos, hacer actividades en familia, tomar contacto con los nuestros y disfrutar de días enteros con ellos. Las vacaciones son el mejor momento para reforzar vínculos.
No hacer más de una cosa a la vez: Otra costumbre de la que deberíamos deshacernos. Es muy habitual, por ejemplo, hablar con alguien por teléfono mientras se plancha o plegar la ropa mientras vemos una serie en la tele. Nada de eso, ya no nos persigue el tiempo y podemos disfrutar de las actividades de entretenimiento de manera singular. Esto también nos ayudará a conseguir la desaceleración de la que hablábamos antes.
La vuelta
Algunos expertos aconsejan intentar volver a la rutina diaria un poco antes de terminar nuestras vacaciones. Es una manera práctica para que luego el cambio de vida no sea tan abrupto. En todo caso, si seguimos los consejos anteriormente expuestos, lo más probable es que podamos volver a empezar el curso con la energía necesaria.