La guerra que las liberó
Paula Llull21/03/2014
Todos los viernes durante este mes de marzo recordaremos a las mujeres. En Protección Laboral creemos que el día de la mujer trabajadora no se debe conmemorar una vez al año, porqué el día de la mujer trabajadora es cada día.
Cada uno de los días en que miles de mujeres intentan conciliar su vida laboral y familiar, cosa que por desgracia aún no es fácil. La revolución feminista fue un gran paso para nuestro género, para reconocer nuestros derechos como personas libres y autónomas. Pero aún queda mucho, muchísimo camino por recorrer.
Las chicas del radio fueron nuestras primeras homenajeadas por su labor y el sufrimiento que padecieron por culpa ajena. Más actual era Mita Diran, que murió trabajando, y a sabiendas de su sufrimiento y sus más de 12 bebidas energéticas, nadie hizo nada.
Ver vídeoAun así, las más implicadas bélicamente hablando son las rusas. Algunos ejemplos de historias concretas sobre mujeres que hipotecaron su vida en la guerra, y a la vez alcanzaron su tan anhelada libertad y autonomía. De hecho, la francotiradora y las pilotos más temidas por los alemanes eran mujeres (estas últimas eran conocidas como las brujas de la noche por sus silenciosas tácticas de bombardeo aéreo cuando caía la noche).
Lyudmila Pavlichenco, Nadia Popova o Lidia Litviak (la Rosa Blanca de Stalingrado), son nombres que resuenan aún en la historia bélica contemporánea por ser el terror de los alemanes en sus misiones de guerra.
Lyudmila Pavlichenco. Imagen de firearmstalk
La guerra fue el pistoletazo (valga la ironía) de salida que permitió a las mujeres percibir su propio salario y salir de casa. Hecho que hizo que muchas no volvieran al terminar la guerra. O volvieran con unas ideas mucho más revolucionarias en cuanto a sus derechos y libertades.
Sin embargo cuando la guerra terminó en 1945 la seguridad económica y la libertad recién lograda por las mujeres se fue difuminando. A medida que los hombres regresaban, también regresaban a los trabajos que habían abandonado. Evidentemente, se esperaba que las mujeres volvieran a desempeñar los papeles tradicionales de esposa y madre. Los años 50 supusieron un retroceso en las libertades femeninas, pero al mismo tiempo sirvieron de estímulo para los movimientos feministas de los sesenta.
Así, la II Guerra Mundial trajo mucha desgracia y mucha pobreza, pero fue la línea de salida de los movimientos feministas contemporáneos que tanto han ayudado a las mujeres a dejar atrás ese rol de sumisión al que la sociedad las llevaba sometiendo.
Cada uno de los días en que miles de mujeres intentan conciliar su vida laboral y familiar, cosa que por desgracia aún no es fácil. La revolución feminista fue un gran paso para nuestro género, para reconocer nuestros derechos como personas libres y autónomas. Pero aún queda mucho, muchísimo camino por recorrer.
Las chicas del radio fueron nuestras primeras homenajeadas por su labor y el sufrimiento que padecieron por culpa ajena. Más actual era Mita Diran, que murió trabajando, y a sabiendas de su sufrimiento y sus más de 12 bebidas energéticas, nadie hizo nada.
Pero, ¿cuándo cambio en nuestra sociedad el paradigma de la mujer “ama de casa” a la mujer trabajadora?
Durante la II Guerra Mundial, rusos, americanos o ingleses abrieron las puertas del ejército a las mujeres. Muchas trabajaron en fábricas de armas, industrias textiles, oficinistas, recepcionistas…e incluso algunas llegaron a participar de manera activa en la guerra. Pilotos soviéticas, espías británicas o enfermeras estadounidenses son ejemplos de ello.Ver vídeoAun así, las más implicadas bélicamente hablando son las rusas. Algunos ejemplos de historias concretas sobre mujeres que hipotecaron su vida en la guerra, y a la vez alcanzaron su tan anhelada libertad y autonomía. De hecho, la francotiradora y las pilotos más temidas por los alemanes eran mujeres (estas últimas eran conocidas como las brujas de la noche por sus silenciosas tácticas de bombardeo aéreo cuando caía la noche).
Lyudmila Pavlichenco, Nadia Popova o Lidia Litviak (la Rosa Blanca de Stalingrado), son nombres que resuenan aún en la historia bélica contemporánea por ser el terror de los alemanes en sus misiones de guerra.
Lyudmila Pavlichenco. Imagen de firearmstalk
La guerra fue el pistoletazo (valga la ironía) de salida que permitió a las mujeres percibir su propio salario y salir de casa. Hecho que hizo que muchas no volvieran al terminar la guerra. O volvieran con unas ideas mucho más revolucionarias en cuanto a sus derechos y libertades.
Sin embargo cuando la guerra terminó en 1945 la seguridad económica y la libertad recién lograda por las mujeres se fue difuminando. A medida que los hombres regresaban, también regresaban a los trabajos que habían abandonado. Evidentemente, se esperaba que las mujeres volvieran a desempeñar los papeles tradicionales de esposa y madre. Los años 50 supusieron un retroceso en las libertades femeninas, pero al mismo tiempo sirvieron de estímulo para los movimientos feministas de los sesenta.
Así, la II Guerra Mundial trajo mucha desgracia y mucha pobreza, pero fue la línea de salida de los movimientos feministas contemporáneos que tanto han ayudado a las mujeres a dejar atrás ese rol de sumisión al que la sociedad las llevaba sometiendo.