Drogas en el trabajo, un riesgo diario
Redacción Protección Laboral08/04/2016
Todos hemos oído alguna vez la fama de ciertos sectores profesionales en cuanto a consumo de drogas. Los que se llevan la peor parte acostumbran a ser los relacionados con el mundo del espectáculo, pues al ser personajes públicos, también lo son sus adicciones. No obstante, no sólo es “entre bambalinas” el entorno laboral donde más estupefacientes se acostumbran a consumir. El año pasado, el gobierno de Estados Unidos sacaba este estudio donde se reflejaba que las profesiones más propensas eran la hostelería en primer lugar (con una tasa del 19%) y arte y entretenimiento en el segundo (con una tasa del 13%). En cuanto a consumo de alcohol, los situados en primer lugar del particular “top ten” son los mineros, seguidos por el sector de la construcción y luego (ya sí) la hostelería y el turismo. En el caso de España, los sectores que el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) considera que tienen más riesgo de desarrollar adicciones son los que implican más tensión (bomberos, protección civil, seguridad privada…) y los que hagan llevar a sus trabajadores una intensa vida social asociada una mayor presión por conseguir resultados (Relaciones Públicas, ventas, publicidad…).
Aunque normalmente los estudios se centren en el consumo de drogas ilegales, es importante tener en cuenta las drogas “legales”. Por definición, se considera droga cualquier “sustancia o preparado medicamentoso de efecto estimulante, deprimente, narcótico o alucinógeno”, con lo que tendremos una lista mucho más larga que la habitual, donde incluiremos todos los medicamentos que tengan un efecto sobre nuestra psique. Los tranquilizantes o relajantes son los que más han aumentado en España los últimos años. Su incremento se ha visto relacionado con hechos como la subida del paro, la precariedad laboral y la obvia situación de ansiedad e inseguridad que han comportado.
El sector más expuesto a las drogas legales es el sanitario. Por ello se estima que presenta mayores probabilidades de padecer adicciones, en comparación con otros sectores. Algunos de vosotros, a lo mejor recordaréis la serie Nurse Jackie, donde una enfermera se las apañaba indecentemente bien para conseguir recetas de aquellos medicamentos que le ayudaban a hacer “más llevadero” su estresante trabajo. En algunas ocasiones, incluso la podían ayudar a ser más eficiente, dado el estado de energía y concentración momentánea que provocan algunos fármacos como los basados en anfetamina. Los farmacéuticos que dispensan los medicamentos psicotrópicos son los que más exposición a tal riesgo tendrán, así como los médicos y enfermeros/as, que son quienes los pueden recetar o prescribir (los enfermeros en el caso de que no necesiten receta médica). Otro caso curioso es el de algunos anestesistas que se han vuelto adictos a las sustancias con las que trabajan.
Es muy importante tomar conciencia de las adicciones de los trabajadores, no solamente por el riesgo al que exponen su salud física y mental a diario -tanto en su vida laboral como en la personal- sino también por las consecuencias en la salud ajena. Algunas negligencias inducidas por estar “colocado” en el lugar de trabajo pueden llegar a ser una cuestión de vida o muerte. Sobre todo en el caso de trabajos como bombero, sanitario, protección civil o conductores profesionales. Otras consecuencias, y la vez indicadores, del consumo de drogas en el trabajo son las repentinas bajadas de productividad, deterioro de la calidad del producto, ausencias injustificadas, torpeza, ira o agresividad con los compañeros e incluso con clientes, en el caso de trabajar cara el público. Peligroso, ¿verdad?
No es de extrañar que algunas instituciones aborden este tema como un riesgo psicosocial más dentro de la prevención laboral. Un buen ejemplo es la FCC, que en el año 2011 puso en marcha un programa transversal de concienciación contra las drogas en el lugar de trabajo, en el que se incluían campañas con mensajes positivos, renovación de protocolos de actuación, formaciones y hasta controles periódicos.
En PL esperamos que más empresas o instituciones sigan su ejemplo y propongan campañas de prevención tan creativas como esta.
¿Y las drogas legales?
Aunque normalmente los estudios se centren en el consumo de drogas ilegales, es importante tener en cuenta las drogas “legales”. Por definición, se considera droga cualquier “sustancia o preparado medicamentoso de efecto estimulante, deprimente, narcótico o alucinógeno”, con lo que tendremos una lista mucho más larga que la habitual, donde incluiremos todos los medicamentos que tengan un efecto sobre nuestra psique. Los tranquilizantes o relajantes son los que más han aumentado en España los últimos años. Su incremento se ha visto relacionado con hechos como la subida del paro, la precariedad laboral y la obvia situación de ansiedad e inseguridad que han comportado.
Los que las manipulan, el sector más expuesto
El sector más expuesto a las drogas legales es el sanitario. Por ello se estima que presenta mayores probabilidades de padecer adicciones, en comparación con otros sectores. Algunos de vosotros, a lo mejor recordaréis la serie Nurse Jackie, donde una enfermera se las apañaba indecentemente bien para conseguir recetas de aquellos medicamentos que le ayudaban a hacer “más llevadero” su estresante trabajo. En algunas ocasiones, incluso la podían ayudar a ser más eficiente, dado el estado de energía y concentración momentánea que provocan algunos fármacos como los basados en anfetamina. Los farmacéuticos que dispensan los medicamentos psicotrópicos son los que más exposición a tal riesgo tendrán, así como los médicos y enfermeros/as, que son quienes los pueden recetar o prescribir (los enfermeros en el caso de que no necesiten receta médica). Otro caso curioso es el de algunos anestesistas que se han vuelto adictos a las sustancias con las que trabajan.
Consecuencias de trabajar “a tope”
Es muy importante tomar conciencia de las adicciones de los trabajadores, no solamente por el riesgo al que exponen su salud física y mental a diario -tanto en su vida laboral como en la personal- sino también por las consecuencias en la salud ajena. Algunas negligencias inducidas por estar “colocado” en el lugar de trabajo pueden llegar a ser una cuestión de vida o muerte. Sobre todo en el caso de trabajos como bombero, sanitario, protección civil o conductores profesionales. Otras consecuencias, y la vez indicadores, del consumo de drogas en el trabajo son las repentinas bajadas de productividad, deterioro de la calidad del producto, ausencias injustificadas, torpeza, ira o agresividad con los compañeros e incluso con clientes, en el caso de trabajar cara el público. Peligroso, ¿verdad?
No es de extrañar que algunas instituciones aborden este tema como un riesgo psicosocial más dentro de la prevención laboral. Un buen ejemplo es la FCC, que en el año 2011 puso en marcha un programa transversal de concienciación contra las drogas en el lugar de trabajo, en el que se incluían campañas con mensajes positivos, renovación de protocolos de actuación, formaciones y hasta controles periódicos.
En PL esperamos que más empresas o instituciones sigan su ejemplo y propongan campañas de prevención tan creativas como esta.
