Latinoamérica: ¿Jornadas excesivas = Productividad insuficiente?
Redacción Protección Laboral07/10/2016
La jornada laboral más extendida en el mundo es la de 8 horas diarias (40 semanales), dejándonos 8 horas para dormir y otras 8 para dedicarnos a nuestras cosas. Latinoamérica también adoptó ese sistema hace tiempo, con la excepción de Chile y Belice, donde sube a 45 horas semanales. Eso sobre papel, claro. La realidad es que, según sondeos de la OIT, las horas dedicadas al trabajo acaban siendo muchas más de las que permiten los convenios.
En Perú, por ejemplo, más de la mitad de su población trabajó más de 48 horas semanales y, en el caso de directivos, la cifra ascendía a 60. Lo mismo que en México y Argentina, donde también se trabaja más de 40 horas por semana.
De hecho, el año 2015 conocíamos, por datos de la OCDE, que el país donde más horas se trabajaron en total anual era México (2228 horas/año), seguido por Costa Rica (2216), Corea del Sur (2163), Grecia (2042) y Chile (1990). Una clasificación que no deja margen de duda que Latinoamérica es una región característica por sus largas jornadas. Como contrapartida, los países que contaban con menos horas eran Alemania, Holanda, Noruega, Dinamarca y Francia.
Estas cifras sitúan la balanza a favor de los defensores del trabajar menos horas para producir mejor, pues el norte y el centro de Europa siempre han podido hacer gala de su alta productividad y de buenas cifras de PIB. En Latinoamérica éste es un debate todavía abierto. Aunque los números la sitúen como una zona donde la filosofía dominante es trabajar más horas para una mayor producción, aumentan los expertos que señalan que jornadas más cortas beneficiarían tanto el bienestar de los trabajadores como la propia economía del país.
En Argentina, por ejemplo, algunos opinadores señalan que la jornada de 8 horas al día está obsoleta y abogan por una de seis. Esta teoría se basa en que menos horas de trabajo por persona consiguen no sólo mejores resultados por parte del mismo trabajador, sino más oportunidades de empleo para otros.
Trabajar demasiadas horas puede verse directamente relacionado con problemas de salud y con el famoso presentismo. En cambio, los que defienden el trabajo compartido (más personas/menos horas) sostienen que los modelos de otros países demuestran los beneficios de acortar las jornadas (con el mismo salario) y conseguir más resultados del individuo gracias a su mayor nivel de motivación. Si además le sumamos generar más trabajo, estamos hablando de invertir en eficiencia para estimular la economía en general.
¿Y vosotros qué pensáis? ¿Veis posible que las jornadas se acorten en Latinoamérica?
En Perú, por ejemplo, más de la mitad de su población trabajó más de 48 horas semanales y, en el caso de directivos, la cifra ascendía a 60. Lo mismo que en México y Argentina, donde también se trabaja más de 40 horas por semana.
De hecho, el año 2015 conocíamos, por datos de la OCDE, que el país donde más horas se trabajaron en total anual era México (2228 horas/año), seguido por Costa Rica (2216), Corea del Sur (2163), Grecia (2042) y Chile (1990). Una clasificación que no deja margen de duda que Latinoamérica es una región característica por sus largas jornadas. Como contrapartida, los países que contaban con menos horas eran Alemania, Holanda, Noruega, Dinamarca y Francia.
Estas cifras sitúan la balanza a favor de los defensores del trabajar menos horas para producir mejor, pues el norte y el centro de Europa siempre han podido hacer gala de su alta productividad y de buenas cifras de PIB. En Latinoamérica éste es un debate todavía abierto. Aunque los números la sitúen como una zona donde la filosofía dominante es trabajar más horas para una mayor producción, aumentan los expertos que señalan que jornadas más cortas beneficiarían tanto el bienestar de los trabajadores como la propia economía del país.
En Argentina, por ejemplo, algunos opinadores señalan que la jornada de 8 horas al día está obsoleta y abogan por una de seis. Esta teoría se basa en que menos horas de trabajo por persona consiguen no sólo mejores resultados por parte del mismo trabajador, sino más oportunidades de empleo para otros.
Trabajar demasiadas horas puede verse directamente relacionado con problemas de salud y con el famoso presentismo. En cambio, los que defienden el trabajo compartido (más personas/menos horas) sostienen que los modelos de otros países demuestran los beneficios de acortar las jornadas (con el mismo salario) y conseguir más resultados del individuo gracias a su mayor nivel de motivación. Si además le sumamos generar más trabajo, estamos hablando de invertir en eficiencia para estimular la economía en general.
¿Y vosotros qué pensáis? ¿Veis posible que las jornadas se acorten en Latinoamérica?