Codificación y trazabilidad de frutas y hortalizas a granel mediante grabado láser

Nos encontramos en un mercado global donde cada día es más importante conocer la cadena de trazabilidad de lo que consumimos, productos de limpieza, estética, medicamentos y saber de dónde viene lo que comemos.

Las necesidades de trazabilidad o seguimiento han ido aumentando con el paso de los años debido a la gran movilidad que en la actualidad tiene todos los productos fabricados a lo largo y ancho de nuestro mundo. No hace mucho tiempo, todo lo que consumíamos se producía en las cercanías de los lugares de uso; hoy en días, hasta los productos de más bajo precio pueden provenir de la otra cara del globo. Esto hace que la necesidad de conocer de dónde viene un producto sea imprescindible para tener la seguridad de que se cumplen todas las normativas vigentes, principalmente con respecto a las directrices sanitarias, que son las que directamente protegen nuestra salud.

La codificación y marcaje láser no es nueva para la industria alimentaria. Los inicios de la codificación fueron la necesidad de marcar las fechas de caducidad o consumo preferente en los alimentos y medicamentos. Hoy en días, todos estos productos son marcados sistemáticamente con el número de lote, fechas en tiempo real, códigos de barras y cientos de otras de informaciones.

Entre otros tipos de codificación, la tecnología láser se está convirtiendo en predilecta debido a la limpieza de su funcionamiento, no deposición de productos químicos en la superficie a codificar y la imposibilidad de eliminar la marca una vez aplicada sin destruir o dañar signi!cativamente el producto, punto muy importante cuando debemos garantizar la veracidad de la información contenida o proteger la imagen de marca del productor.

En el producto que nos ocupa, las frutas y hortalizas a granel, la tecnología láser se está aplicando a la codi!cación unitaria del producto en sustitución a las tradicionales etiquetas autoadhesivas.

Esta aplicación nos proporciona la variabilidad total de la información que podemos imprimir sobre el producto, ofreciéndonos todas las posibilidades posibles de trazabilidad, momento y lugar de recolección, productor, forma de cultivo, números de identificación, país de origen, tipo y clase de producto, incluso las calorías que tiene una porción.

Todo ello codificado tanto de forma legible por el ser humano como en códigos 1D y 2D procesables de forma automatizada, convirtiendo la piel del producto en una etiqueta identi!cativa que lo envuelve en toda su superficie.

El uso de esta tecnología permite que cada una de las frutas o hortalizas tenga una información diferente en su totalidad, contenido y formato, aun habiéndose procesado de forma secuencial en el mismo equipo de calibrado. Esto quiere decir que de, forma simultánea, podemos estar procesando en el mismo equipo productos que están destinados a diferentes distribuidores y personalizar cada uno de los productos de acuerdo con las necesidades de éstos.

La codificación acorde a las necesidades del punto de distribución proporciona una elevada protección de la marca comercial, al evitar que de forma accidental se puedan desprender las etiquetas que identifican la calidad del producto. Otro punto en que esta codificación unitaria de vegetales y frutas ayuda al distribuidor final es en la identificación del tipo de producto para su cobro: cuando solamente teníamos una o dos variedades de un determinado tipo de fruta en el punto de venta era fácil para los cajeros seleccionar cual debían cobrar; hoy en día, cuando se dispone de múltiples variedades de la misma fruta en un único punto de venta e incluso de diversos tipos dentro de la misma variedad, es un trabajo arduo y dificultoso asegurar que se está cobrando al cliente la cantidad correcta por el producto escogido.

Otra aplicación de este tipo de tecnología es la del marketing, proporcionándonos medios para emitir mensajes promocionales, del producto en cuestión de otro. Imaginémonos un melón que en su superficie recomienda un tipo determinado de jamón para combinarlos, pudiendo llegar los productores, clasificadores o distribuidores a comercializar la superficie del producto como soporte publicitario.

Gracias al empleo de la tecnología láser y a su funcionamiento sin consumibles, se puede lograr una gran variedad y cantidad de información en un mismo producto, sin que ello represente ningún gasto adicional su coste de procesamiento ni en el consumo de los elementos utilizados para ello.

Los equipos láser utilizados para estas aplicaciones son sistemas equipados con tubos de CO₂ de baja potencia que, gracias a las posibilidades de ajuste del haz emitido, se regulan de forma que solamente se codifique la capa exterior de la piel de la fruta o verdura, dejando al descubierto la siguiente capa para producir en contraste deseado, quedando la codificación en la superficie del alimento sin afectar de ninguna forma a su propiedades.

Por otro lado, el funcionamiento del láser en esa aplicación podría compararse a cómo trabaja en cirugía, corta y cauteriza simultáneamente, por lo que la cobertura del producto continua siendo hermética y el marcaje tan permanente como un tatuaje.

Delfín Amat, director comercial de Igorle, cuenta con más de 20 años de experiencia en el diseño y venta de soluciones para problemas de negocio, mayoritariamente basadas en tecnologías de personalización, codificación y trazabilidad, en todo tipo de empresas y sectores en España, Portugal & EMEA.

El uso de esta tecnología y sus posibilidades esta iniciándose en nuestro país, pero dadas las múltiples ventajas visibles y la aceptación por el público que ha tenido esta aplicación, podemos augurar que su crecimiento será bastante rápido, incluso en la codi!cación de otro tipo de productos tales como carnes, huevos, pan, etcétera, en los que ya hay aplicaciones funcionando fuera de nuestras fronteras, aunque, como decíamos al inicio de este artículo, estamos en un mundo global en que la información y

los productos se desplazan muy rápidamente, por lo que seguramente podremos ver estas soluciones implantadas en nuestro país antes de lo que creemos.