En los últimos veinticinco años, las transformaciones tecnológicas que se han ido produciendo en el proceso de elaboración de aceite de oliva virgen y que han tenido como objetivos racionalizar las operaciones básicas de la elaboración tradicional, disminuir la alta dependencia de personal no cualificado, mejorar los rendimientos y calidad del aceite y disminuir el impacto medioambiental, han ido modificando notoriamente la producción, composición y aprovechamiento de los subproductos generados durante este proceso.
En la actualidad, de todos los procesos del olivar y del aceite el único residuo que no se aprovecha es la aceituna no recogida. El resto de subproductos (hojín, orujos, alperujo, alpechín y hueso) se reutiliza para algún fin.
En los últimos veinticinco años, las transformaciones tecnológicas que se han ido produciendo en el proceso de elaboración de aceite de oliva virgen han ido modificando la producción y aprovechamiento de los subproductos generados durante este proceso.
El hojín
El hojín, restos de hojas y ramas finas, se genera como resultado de la limpieza de la aceituna antes de su procesado.
Los restos de hojas y ramas finas, material denominado hojín, se generan como resultado de la limpieza de la aceituna antes de su procesado, tanto en las almazaras como en las entamadoras. El hojín se ha utilizado tradicionalmente para alimentación animal, y más recientemente, para producir compost junto con otros residuos orgánicos. Sin embargo, en una buena parte de los casos constituye un residuo del que su productor se tiene que deshacer. Actualmente se está produciendo un aumento de su uso en plantas de generación eléctrica a partir de biomasa, si bien su contenido en humedad, en torno al 40% supone un inconveniente para su uso energético. Su poder calorífico se encuentra en torno a 4.378 kcal/kg de materia seca.
El orujo
La aceituna después de extraído todo su aceite, queda reducida a una pasta formada por el resto de pulpa y el hueso. Este residuo se llama orujo. La mayor parte del orujo generado en las almazaras se utiliza como materia prima en las extractoras para la obtención de aceite de orujo de oliva, por lo que no puede considerarse como un subproducto disponible en gran parte de las almazaras.
No obstante, una parte del orujo generado se utiliza como combustible para la generación de electricidad, previo repasado (extracción física de aceite de orujo de oliva) y secado hasta una humedad en torno al 40%. Otro uso alternativo de este subproducto que está aumentando en la actualidad es su compostaje junto con hojín y otros residuos orgánicos. La aplicación de este compost en los suelos ayuda a mejorar su contenido en nutrientes y materia orgánica.
La aplicación del orujo como compostaje en los suelos ayuda a mejorar su contenido en nutrientes y materia orgánica.
Los orujos obtenidos del proceso de elaboración del aceite de oliva también pueden ser aprovechados como alimentación animal. Los orujos se mezclan por mitad con salvado, después de bien remolidos, para evitar que los huesos dañen la dentadura de los cerdos, que son los que suelen comerla; también sirve para las aves de corral.
El alperujo
El alperujo es el subproducto que se obtiene durante la molturación y centrifugado de la aceituna en el proceso de obtención del aceite de oliva en almazara, bajo la técnica de dos fases. Este subproducto está compuesto por la mezcla de las diferentes partes de la aceituna y restos de aceite, tras la separación de este por centrifugación del resto de componentes de la aceituna.
Presenta una parte sólida, el orujo y otra líquida, el alpechín, las cuales pueden ser separadas para su aprovechamiento o bien se puede aprovechar directamente. En el caso del aprovechamiento del alperujo, este puede ser empleado en alimentación animal, para lo cual se recomienda enmiendas en función del tipo de ganado a alimentar y las carencias nutritivas del alimento al cual complemente el alperujo. En este sentido se están realizando estudios y experiencias piloto con el fin de valorizar este subproducto del olivar. Otra alternativa a la solución del problema que plantea el alperujo es su valorización mediante su aplicación como fertilizante de suelos agrícolas. Estudios recientes han conseguido, con un cierto tipo de microorganismos, convertir el alperujo en compost (abono natural para la tierra) con un proceso rápido, sencillo y óptimo.
Estudios recientes han conseguido, con un cierto tipo de microorganismos, convertir el alperujo en compost (abono natural para la tierra) con un proceso rápido, sencillo y óptimo.
Además, a diferencia de otros residuos (lodos de depuradora, residuos sólidos urbanos), los procedentes del sector oleícola están exentos de metales pesados y organismos patógenos que pueden comprometer la salud pública. Este hecho los convierte en idóneos para ser utilizados como enmienda orgánica o acondicionador del suelo. Sin embargo el aumento de la salinidad del suelo, disminución del valor de pH, ó la abundancia de polifenoles son aspectos a considerar con su uso. El alperujo también se pude utilizar como materia prima, con el fin de obtener productos con fin comercial como el manitol y productos derivados, así como expolisacaridos, Pollulan y Xanthan, de interés comercial en la industria farmacéutica y cosmética.
Otro aprovechamiento interesante del alperujo es la producción de bioplásticos. El PHB (polihidroxibutiratos), un miembro de la familia de los poliésteres, se crea directamente a partir de microorganismos en unas condiciones favorables, y es totalmente biodegradable. La producción de estos bioplásticos se lleva a cabo cuando determinados microorganismos entran en contacto con grandes concentraciones de carbono (azúcares), en estas condiciones se carece de nutrientes esenciales como el nitrógeno, formándose gránulos que ejercen de almacén energético para la célula. El alperujo también puede ser empleado en la obtención de pectina, colorantes y antioxidantes y compuestos fungicidas debido a la presencia de sustancias fenólicas. Existen pues diversos potenciales aprovechamientos del alperujo, los cuales presentan diferente grado de valor añadido y capacidad de generar empleo.
El orujillo
El orujillo es el subproducto que se produce en las extractoras como resultado del proceso de secado y extracción de aceite del orujo graso. Su fracción seca está compuesta por piel (15- 30%), hueso (30-45%) y sólidos finos de pulpa (30-50%). Posee un porcentaje de humedad que varía entre el 9% y el 12%, y un poder calorífico en torno a 4.100 kcal/kg en base seca, lo que le confiere un elevado valor como combustible. Parte del orujillo generado en las extractoras se autoconsume en la propia instalación para el secado del orujo. El resto se utiliza principalmente para la generación de electricidad en plantas de biomasa, generalmente en centrales con tecnología de turbina de vapor ubicadas en el mismo complejo agroindustrial de la extractora.
El alpechín
El alpechín se caracteriza por ser un líquido acuoso, maloliente, poco biodegradable, y muy contaminante, tanto por su elevada carga orgánica como por el contenido en grasas. Está compuesto por el agua de constitución de la aceituna, el agua de adición y de lavado y un porcentaje variable de sólido. Actualmente se continúan realizando estudios que permitan dar salida a las cada vez mayores cantidades de esta sustancia que se obtienen en el proceso de obtención del aceite. Las distintas tecnologías disponibles a día de hoy, permiten depurar el alpechín en plantas depuradoras, sin obtenerse beneficio alguno del proceso, utilizarlo como fuente de energía o usarlo como fertilizante (uso muy poco extendido) o como agua de riego para plantas que no sean atacadas por la sustancia. También pude utilizarse para obtener levaduras y como componente en la elaboración de biocombustibles.
El hueso
El hueso generado en los procesos de obtención de aceite de oliva es un hueso triturado en una cantidad de unos 190 kg de hueso por cada 1.000 kg de aceituna. Se trata de un combustible muy adecuado para usos térmicos debido a su reducida humedad (13%) y elevado poder calorífico, en torno a 4.440 kcal/kg en base seca. Su combustión es muy eficiente en términos de energía, coste e impacto ambiental debido a su bajo contenido en cenizas y tipo de combustión Actualmente este tipo de combustión solo es posible en una planta de generación eléctrica con biomasa que funciona con una caldera de lecho fluido, tecnología que posibilita el uso de combustibles con un elevado contenido en humedad.
El hueso generado en los procesos de obtención de aceite de oliva es un combustible muy adecuado para usos térmicos debido a su reducida humedad y elevado poder calorífico.
La extracción del hueso de aceituna se realiza en gran parte de las almazaras, con el fin de utilizarlo como biocombustible para producir el calor necesario de la fase de batido, así como en algunas extractoras para producir el calor de proceso de la fase de secado del orujo, previamente al secado y extracción de aceite de orujo. En ambos casos, el excedente que no se utiliza en el proceso es vendido, principalmente a industrias, invernaderos, hogares y establecimientos del sector servicios.
El hueso como subproducto del proceso de elaboración del aceite de oliva también puede destinarse a usos cosméticos, al poder ser empleado en la elaboración de productos exfoliantes destinados a la regeneración celular en la piel por eliminación de las capas superficiales de células muertas.
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“En la campaña anterior parecía que no llegaríamos a 250.000 toneladas, pero lo logramos gracias a que Puglia superó en un 60% sus expectativas de producción”