Propulsión de aviones con hidrógeno líquido
Una de las principales preocupaciones de la industria aeronáutica es la contaminación producida por el uso de combustibles fósiles, para la que se intentan diversas soluciones. Aunque 1 kg de keroseno produce 3 kg de CO2, produce también óxidos de nitrógeno y los NOX tienen peores efectos (lluvia ácida). Una de las más prometedoras parece ser el uso de hidrógeno líquido, para lo que el equipo del Dr. J. M. Pintado del Inta está investigando los efectos de las temperaturas criogénicas (por debajo de -175 C) en los materiales complejos con matriz polimérica. La relación resistencia/peso de los composites parece hacerlos los más adecuados para este tipo de aplicaciones y, aunque existe una excelente experiencia del comportamiento del material a temperaturas subcero árticas (-50 C) y en satélites artificales (-160 C) no ha estado sometido simultáneamente a las condiciones de temperatura y presión alternativas que las que exigiría el sistema. Una ventaja adicional es que aunque el volumen de hidrógeno necesario para un recorrido dado es cuatro veces mayor que el de keroseno, su peso es de 1/3 del de este último.