Entrevista a Carlos Negro, presidente de ANQUE

Yo creo que el conocer la materia y los cambios que se producen y cómo se transforman unos productos en otros es algo apasionante. La creación de nuevos productos y el desarrollo de nuevos procesos permite a la humanidad disfrutar de un bienestar creciente y el profesional de la química se puede sentir orgulloso de ser protagonista de ello.

El estudiar química te abre un mundo de posibilidades muy amplio en el ámbito laboral. Yo les diría que la formación que se adquiere en la universidad estudiando química es muy buena y que profesionales versátiles, capaces de adaptarse a las demandas y requerimientos de la sociedad en la que la química juega un papel imprescindible para el mantenimiento del bienestar. Si puedes hacer de esta realidad tu profesión creo que es un excelente escenario de trabajo.

De todos modos, por muchos argumentos que demos, será difícil si no somos capaces de disminuir la brecha que existe entre el conocimiento que los ciudadanos tienen y el avance científico que se produce. Por eso, debemos trabajar desde las primeras etapas. Es importante transmitir que Ciencia es cultura y, como tal, no podemos descuidar las vocaciones por ella desde los más pequeños en los colegios, en los institutos, y, en definitiva, en las enseñanzas de la ESO y en el bachillerato. Si este país quiere mantener su posición de liderazgo no puede permitirse perder el tren de la Ciencia. Los ciclos de formación son muy largos y, por tanto, la capacidad de reacción es muy lenta: es tiempo de actuar. Debemos trabajar para que, en palabras de Ramón y Cajal, “en España al carro de la cultura no le falte la rueda de la ciencia”.

La industria química está muy diversificada, bien implantada, produce un alta gama de productos de alta calidad, los niveles de productividad son elevados y, además, tiene una alta concienciación en materia medio ambiental. Por tanto, en términos del sector el estado de salud es bueno. Sin embargo, las condiciones actuales en las que la economía nacional están marcadas por una revisión continúa y a la baja de nuestro PIB, la reducción del consumo y la crisis financiera internacional, indudablemente perjudican gravemente la salud de la industria química.

Como puntos fuertes destacaría la diversificación, la exportación, el I+D+i y los recursos humanos. La industria química es suministradora de prácticamente todos los sectores industriales, por lo tanto, es un sector que en su conjunto está muy diversificado con una gran capacidad de maniobra. El esfuerzo exportador de las empresas del sector que buscan en estos tiempos compensar la debilidad del consumo interno es otro de los puntos fuertes. No en vano, es el segundo mayor exportador en la economía española. La química es el sector industrial que más invierte en I+D+I en nuestro país, lo que supone una clara ventaja competitiva que se traduce en numerosos desarrollos y nuevos productos que ven la luz de los mercados con el fin de satisfacer las demandas de los clientes.

Nuestras empresas también disponen de personas formadas capaces de generar conocimiento, de innovar y de crear riqueza. Ello contribuye de una manera importante a que nuestra industria alcance cotas de productividad satisfactorias en comparación con nuestros vecinos europeos.

Yo señalaría la excesiva regulación a la que se ve sometido el sector, la dependencia energética, la deficiente infraestructura de transporte en nuestro país y la falta de políticas específicas encaminadas a mejorar la competitividad del sector y la mala imagen social.

Yo creo que la respuesta es claramente sí. Es un sector capaz de exportar, que ocupa la primera posición en cuanto a esfuerzo inversor en I+D+i, con tasas de productividad elevadas y capaz de generar riqueza.

El sector químico es líder en esfuerzo inversor en I+D+i, por tanto, a nivel interno la situación es buena. Los problemas vienen cuando se hace una comparación más global. Las importancia que nuestro país concede a la I+D+i ha ido progresivamente aumentando en la última década. Sin embargo, los esfuerzos deben de continuar para poder paliar la situación que no se puede considerar en absoluto satisfactoria. Si analizamos las cifras éstas hablan por sí solas: estamos más de medio punto por debajo de la media de la UE, lo que representa algo menos del 70% de la media europea y lejos de la llamada estrategia de Lisboa que señalaba como objetivo de inversión el 3% del PIB en 2010.

Todos los estudios apuntan a que las empresas que invierten en tecnología e I+D+i crean más empleo que las que no lo hacen, pero además exportan más, están más capacitadas para superar la crisis y tienen tasas de productividad mucho mayores. Si combinamos este hecho con las cifras, está claro que la respuesta a su pregunta es no, no se invierte aún lo suficiente en I+D+i en nuestro país.

Como he comentado, la industria química es suministrador de todos los sectores industriales y, por tanto, se ha visto afectada en distinta magnitud en función de cada subsector presentando previsiones muy diferentes. Los subsectores cuyos principales clientes son la industria de automoción y la construcción son sin duda los más perjudicados.

En los principales polos industriales químicos la reducción de la producción está siendo muy drástica. Los resultados son peores que los que en un principio se esperaban para el sector. La caída continúa y generalizada de precios y producción tienen consecuencias graves para el sector, para la economía nacional y para el bienestar de los ciudadanos que es su fin último.

Yo creo que el primer paso es analizar con rigor la situación y trabajar en todas aquellas direcciones que nos permitan salir de la crisis. Hay una situación de partida clara y objetiva, la industria química en España representa el 10% del Producto Industrial Bruto, y genera más de 500.000 puestos de trabajo. Nuestros dirigentes deben darse cuenta de que es un sector estratégico dentro de la economía española y, como tal, necesita políticas industriales específicas dirigidas a fomentar la competitividad y sostenibilidad de las empresas del sector.

Indudablemente la riqueza no la crea la política sino el tejido industrial, pero es fundamental para ello que las administraciones demuestren su eficacia facilitando un clima y un ambiente adecuado para que las empresas puedan generar esa riqueza. Un aspecto importante es el disponer de otro modelo energético en el que tengamos una menor dependencia exterior tan elevada.

Como indiqué anteriormente parece claro que todos los estudios apuntan a que la empresas que invierten en tecnología y I+D+i están más capacitadas para superar la crisis y tienen tasas de productividad mucho mayores. En definitiva, invertir a largo plazo en innovación es una de las recetas.

Para aquellas empresas que identifiquen las tendencias de futuro para definir con la mayor anticipación posible las necesidades para el desarrollo y las oportunidades de mercado de las nuevas aplicaciones de la química, la clave es aportar la solución completa en el momento y lugar adecuados. La fidelización de los clientes es otro aspecto clave y lo será más aún en un futuro. En definitiva, prestar más atención al mercado final del comprador.

Esta pregunta es más difícil de contestar debido a la compleja situación en la que nos encontramos. El tiempo en el cual veremos la luz al final del túnel dependerá de la intensidad con la que queramos verla. Estamos viviendo tiempos en los que es frecuente observar el contraste entre el poco o mucho tiempo que se tarda en ver la sombra de la crisis y lo rápido o lento que se pretende ver la luz de la salida del túnel. A mi juicio, hasta que no mejore la economía de Europa y de Estados Unidos no vamos a salir de la crisis. Los indicadores económicos en su conjunto, no de forma aislada, indican que no hay una salida inminente de la crisis. Yo espero que los mercados internacionales vean la luz a comienzos de 2010 y nosotros quizás un año más tarde. Siempre y cuando no siga habiendo una continua disminución de los precios y de la producción en los próximos meses, cuyas consecuencias podrían ser más graves.

Quizás en el pasado se han cometido errores y efectos colaterales no esperados pero indudablemente éste no es el caso en la actualidad. Yo creo que la comunicación es la clave y parece que a los químicos o no se nos da bien o no lo hacemos al unísono o no le hemos dado la importancia que este aspecto tiene. No lo sé, pero sí es cierto y es una realidad que aquellos sectores de la población que tienen un desconocimiento de la química piensan en los sinónimos que menciona.

¿Cómo nos pueden acusar de poco natural si cuanto más imitamos a la naturaleza mejores resultados obtenemos?, ¿cómo se puede hablar de perjudicial si es la ciencia que más contribuye a nuestro bienestar? y ¿cómo podemos hablar de irrespetuoso con el medio ambiente cuando la sostenibilidad sólo será posible con el empleo, inteligente e intensivo, de la química y de la ingeniería química?.

Sí, esto es fácil de entender cuando se conoce. A la química y sus profesionales les interesa todo aquello que le interesa a la sociedad y que repercuta en su bienestar y calidad de vida, entre lo que se encuentra, por supuesto, la protección del medio ambiente. Tenemos que seguir trabajando en que el interés sea recíproco.

Entre las actuaciones que hemos llevado a cabo en nuestra asociación cabría destacar el promover la creación del Foro Permanente Química y Sociedad en la que, con el fin de aunar esfuerzos, estamos representadas las principales instituciones del ámbito químico de nuestro país (industria, profesionales, sindicatos, investigadores y universidades). Esta sinergia entre instituciones nos permite tener un mejor canal de diálogo permanente con la sociedad y sus representantes, además de dar a conocer las aportaciones de la química a la mejora constante de la calidad de vida. Asimismo, cooperamos con los medios de comunicación en la creación de espacios divulgativos dedicados a la difusión de la ciencia y sus aplicaciones. Y, además, es una fuente de referencia informativa, rigurosa y creíble de los medios de comunicación.

El beneficio clave es el bienestar social, porque todos queremos tener una vida mucho más larga, mucho más sana, más alegre y mucho más cómoda. Es difícil seleccionar entre tantas cosas que están en nuestras vidas, en nuestro día a día, y que nos aporta la química. Por poner algún ejemplo, una de nuestras necesidades básicas es beber: el agua potable que todos consumimos sólo es posible gracias a tratamientos de potabilización en los que la química juega un papel crucial. Cuando estos tratamientos están presentes en nuestras vidas pasan desapercibidos pero cuando no lo están producen enfermedades que son la primera causa de mortalidad entre niños menores de cinco años. En la actualidad, mueren más menores en el mundo por enfermedades relacionadas con la falta de saneamiento del agua que por cualquier otra patología. He mencionado el agua y la salud, pero imagínese el campo de aportación de la química en otras áreas de la salud (especialidades farmacéuticas, técnicas de diagnóstico, prevención y tratamiento de enfermedades) o en la higiene y cuidado personal o en la alimentación y las bebidas.

Otra de las cosas que asumimos y es imprescindible en nuestro día a día es el transporte; a nuestros centros de trabajo, a nuestros lugares de ocio, a nuestras casas. El conseguir un transporte más eficaz, más seguro, más confortable y más económico es un área en el que la química realiza constantes innovaciones y contribuciones. Otro producto con el que interaccionamos decenas de veces al día es el papel. En nuestro soporte de transmisión de la cultura, el papel, la química es también clave. Más del 30% de los papeles que hoy empleamos responden a nuevas funcionalidades que hace 10 años no existían. Ello es posible gracias a las aportaciones de la química. En el campo de los materiales he puesto el ejemplo del papel, pero podríamos incluir cualquier otro que se nos pasara por la imaginación de los numerosos con los interactuamos en nuestro día a día (los plásticos, los aceros, los vidrios...).

Yo creo que otro aspecto muy importante es el mundo de los sentidos. En este campo lo que se ha venido en llamar “diseño emocional”, en el que se consideran los patrones emocionales a la hora de producir nuevos productos. La química nos ofrece experiencias sensoriales novedosas en todo tipo de materiales y sustancias. La industria de perfumes, alimentaria, vinícola o textil son sectores en los cuales la química aporta grandes beneficios en nuestra vida cotidiana.

Por último, cabría señalar la aportación de la química en nuestra interacción con otras personas. No en vano el término “existe buena química” tiene su fundamento científico en la cascada de reacciones emocionales en las que están involucradas numerosas reacciones químicas naturales y sustancias que participan en nuestro organismo y en nuestras relaciones.

ANQUE cuenta con 11.000 asociados, lo que le sitúa en “la tercera posición de liderazgo en la UE”. Se trata, según defiende Negro, de “una entidad plural en todos los aspectos”. “Contamos con estudiantes, profesionales y jubilados. Funcionarios, profesionales de la administración pública y trabajadores del sector privado. Directivos y empleados. En definitiva, investigadores, profesores y profesionales en áreas tan diversas como lo son la Ciencia y la Tecnología Químicas”, explica el presidente.

¿Será España la sede de la Olimpiada Internacional de Química en 2016?

Hasta ahora, España nunca ha sido sede de unas olimpiadas internacionales de Química. Negro señala al respecto: “Tenemos grandes esperanzas en que así sea. Es más, tengo el convencimiento de que podremos adelantar un año la fecha. Ya hemos transmitido la solicitud al ministerio y estamos trabajando de forma coordinada para que ello sea posible”. Como dice el eslogan, apunta Negro, “Tengo una corazonada de que España será sede olímpica”.